Apenas que en Orizaba se registraron diez asesinatos tan sólo en una semana, pero no obstó para conseguir el honroso título de pueblo mágico.
Ya hay una docena de municipalidades premiadas por la secretaría de turismo federal con esa distinción, lo que les permite a sus alcaldes hacerse de una jugosa bolsa de varios cientos de miles de pesos que lamentablemente algunos se la roban y olvidan que su cometido principal es mantener las condiciones de imagen y urbanidad de la ciudad.
Los «chayoteros» de Pluviosilla están felices. Como en su oportunidad lo consiguieron Xico, Coatepec y también ahora Coscomatepec de Bravo. La designación de rigor responde a una respuesta que genialmente los municipios le brindan a los ojos del resto del país. Limpieza, aire fresco, calles pavimentadas y asfaltadas rubrican la serie de requisitos que debe cubrir una municipalidad para ostentar la honrosa mención.
Naolinco de Victoria, con todo y la fama que le heredó a sus paisanos el popular restaurantero Marce, no ha podido conseguir el título en cuestión. Y es que en principio, su carretera yendo de Banderilla a dicha municipalidad, está desastrosa.
A Roberto Pérez lo perdió la oportunidad de ser un alcalde distinto y ahora no sólo expuso con su administración el prestigio de pueblo mágico que tiene Coatepec, sino que el ex edil además anda a salto de mata, para no ser aprehendido por los sabuesos de la policía, en cumplimiento a una orden de aprehensión que le libró un juzgado, acusado de cometer tremendo desfalco con los recursos públicos de la tierra que vio nacer a la poetisa María Enriqueta.
A Xico, los malvados querían desaparecer como pueblo mágico, tras de que el alcalde Alberto Pozos Guzmán consiguiera que no se instalara ninguna tienda de la firma trasnacional Walmart, porque precisamente echaría por tierra el honor de ser una auténtica ciudad regional, con sus costumbres y tradiciones bien cimentadas e identificadas en el argot del turismo nacional y el que viene del extranjero. Una tienda semejante, alentaría de manera terrible al consumismo de una población que lo sigue ignorando con conocimiento de causa.
Orizaba, todo lo contrario. La edificación a base de latón que haría transportar hasta esas tierras el entonces presidente Porfirio Díaz y que sirviera como palacio de gobierno municipal durante largo tiempo, ahora forma parte del legado que explotan los restauranteros del lugar, lo que le permitió a la ciudad un aire diferente, aunque no deja de ser provinciana, alegre, optimista y con rasgos que la historia y la arquitectura, sobre todo, han recogido de manera ejemplar.

* TARIFAS, PERO SIN AFECTAR
A PASAJEROS DEL TAXI

En los últimos 50 años, ninguna autoridad política, vial o de tránsito ha querido asumir la aplicación de tarifas en el servicio público que prestan los taxistas.
Seguramente hay razones de peso y muchos pesos, que esconden las verdaderas razones para que la anarquía prevalezca con el paso de los años en el taxi.
Sin duda es uno de los servicios públicos que más sirven o afectan a la población. Las mayorías aplastantes lo tienen como el medio de transporte idóneo, no obstante que en la prestación de su servicio hay una absoluta ignorancia, desatención, mugre, pestilencia y grosería de parte de una mayoría de los taxistas libres. Los otros cubren rutas bajo el marco de ser «tolerados», es decir, que cubren las rutas del pasaje, en aras de un llamado telefónico a una central, que igualmente es atendida por voces de féminas sobre todo de manera comedida y cordial.
Sin embargo, a últimas fechas se ha venido diciendo que por fin las autoridades, empezando por el papanteco Edmundo Martínez Zaleta, están presumiendo que por vez primera podrían aplicar tarifas los taxistas y para ello han dividido las ciudades del estado veracruzano en diversas categorías o zonas. Lo cierto es que los taxistas cobran lo que quieren, se comporta una mayoría como vil gañán y lejos están de prestar un servicio eficiente y limpio. Hoy, con la competencia que tienen entre miles de taxistas, son peores como lo hace constar el hecho de que se produzcan tantos siniestros y accidentes viales cotidianamente, con los saldos de muertos, heridos y daños materiales con costos en muchos miles de pesos.
El común de usuarios está harto de estas demostraciones de fuerza que ejerce un servicio, el cual, además, está viciado por las bandas delincuenciales y por supuesto los capitanes del poder público, que no dejan de satisfacer sus bolsillos, que les reditúan las multas, las infracciones sin dejar huella, que los taxistas también aceptan que deben pagar como cuotas para poder seguir operando como lo vienen haciendo, sin respetar señalamientos viales, pasándose la luz roja de los semáforos y haciendo caso omiso del uno por uno.
Taxistas y autobuseros parecieran ser los enemigos comunes del resto de automovilistas en nuestras congestionadas, angostas y llenas de baches, calles de la ciudad.
Lo otro, y que viene calando mentalidades y gustos de los especialistas, dedicados sobre el escritorio a ver por la problemática urbana de Xalapa, es el estorboso servicio de pasajeros en el camión urbano, un obstáculo para que la población sobreviva bajo condiciones del confort y comodidad, que sólo es de pico y dicho en el discurso oficial, porque la cauda de ruidos, tóxicos y la contaminación que no reduce sus saldos, se apodera de nuestros poblados de manera indiscriminada y con los tintes de estar orquestada precisamente por los grandes pulpos del supuesto servicio de los camiones de pasajeros, apapachados obviamente por el poder de los jefes y auditores del transporte público, pero que no cambia para bien, sino todo lo contrario.

* EL PAPA FRANCISCO CONTRA
SACERDOTES PEDERASTAS

El Papa Francisco dejó una estaca clavada en todos los sacerdotes pederastas que no será fácil de sacarse, tanto los que siguen ocultos bajo la sotana que los protege de las maldiciones de los humanos y por supuesto de las autoridades judiciales que los siguen ignorando y permitiendo que flagelen la parte más sensible de la humanidad que son los niños y niñas.
Y es que el Papa Francisco, a su regreso a Roma, hubo que recordar que sí hizo un pronunciamiento semejante en su recorrido por países latinoamericanos y después en los Estados Unidos de Norteamérica.
No dejó títere con cabeza en ese contexto. Aquí en la gran provincia mexicana los señores sacerdotes que gustan de mancillar a jovencitos, niñas y niños, sumieron aun más sus cuerpos para tratar de pasar desapercibidos, pero la iglesia lo sabe, los conoce y ha pedido, por voz de su más alto dignatario, que se les detenga y castigue con cárcel.
Los padres de la iglesia lo saben, hay colegas suyos pederastas, que han abusado de los menores y sus osadas conductas nunca han sido castigadas. Lo sabe el arzobispo Reyes Larios. Las preferencias sexuales de cada cual seguramente deben ser, son muy respetables, pero lo que no puede quedar fuera de la condena no sólo de los hombres, sino de la justicia, son los pederastas. El escándalo, igual, rodea el trabajo de los sacerdotes en numerosas partes el mundo.
Hay quienes andan huyendo, como también existen los que han podido sortear las fauces de la justicia, pero contra ellos pidió actuar el Papa Francisco, calificando de un horrendo crimen que no debe quedar sin castigo. En Roma, durante la homilía que celebró el Papa para dar gracias por el resultado de esta gira por Latinoamérica y Estados Unidos, recordó que ninguno de los prelados que haya cometido este crimen, debe quedar en la impunidad.
Es decir, que el Papa no perdonará a ninguno de los sacerdotes católicos, como tampoco abogará por ellos, si se involucran en actos de violencia sexual contra menores de edad, sobre todo, cuyos casos son ampliamente conocidos y que en el ejemplo específico de Xalapa y el estado de Veracruz, quedan constancias vivas de sacerdotes pederastas que todavía andan huyendo como también de quienes siguen sin ser juzgados y la clerecía católica identifica perfectamente.
Sonados casos de pederastia se han dado en el seno de la iglesia católica en nuestra provincia veracruzana, ni duda. Y los padres de las víctimas continúan a la espera de que la aplicación de la ley les haga la justicia.