
Este 19 de octubre se cumplieron 45 años de la muerte del Gral. Lázaro Cárdenas del Río, considerado tal vez el mejor presidente que ha tenido México en el siglo XX y en lo que vamos del siglo XXI. Su legado es enorme y sus grandes logros y conquistas contrastan en gran medida en lo que vive actualmente nuestra pobre república.
Originario de Jiquilpan, Michoacán, Lázaro Cárdenas tuvo una importante participación en la revolución mexicana y para 1925 ya era General. En diciembre de 1934 asumió la presidencia de la república y la dejó el 30 de noviembre de 1940.
Tal vez su principal aportación fue la expropiación petrolera de 1938, al quitarles a empresa trasnacionales petroleras el control que tenían sobre el hidrocarburo y la riqueza de la nación.
Lázaro Cárdenas leyó el 18 de marzo de 1938 ante el pueblo mexicano el documento en que se anunciaba la recuperación de tan importante recurso natural en beneficio de los mexicanos.
Este hecho no fue aislado. El contexto de la llegada de Cárdenas al poder estaba marcado por el maximato, pues el expresidente Plutarco Elías Calles ejercía un férreo control y los presidentes que le habían sucedido luego de su período presidencial, como Pascual Ortiz Rubio y Abelardo Rodríguez, estaban sujetos a sus órdenes y disposiciones.
Con la llegada de Lázaro Cárdenas ocurrió exactamente lo contrario. Lo exilió del país y su voz ya no fue el referente.
Lázaro Cárdenas no se puede considerar únicamente un presidente, sino que fue un estadista, al obtener grandes logros para el país. Fue el fundador del Instituto Politécnico Nacional, una de las grandes instituciones de educación superior; fundador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH); puso en marcha la Reforma Agraria, con la que repartió la tierra a campesinos y creó los ejidos.
En el plano internacional acogió a refugiados españoles que huían de la guerra civil de España. Fueron intelectuales que aportaron su conocimiento al país y, paralelamente, recibió a cerca de 500 niños españoles que les brindó refugio en la ciudad de Morelia, Michoacán.
El nombre de Lázaro Cárdenas es reconocido a nivel mundial. En España tiene monumentos y calles en su honor en Zaragoza, Cataluña, Córdoba, entre otras poblaciones. Un parque de Praga, en la república Checa, lleva su nombre, en ocasión de la firme amistad que cultivó con el presidente Mazaryk, cuyo nombre también lleva una calle en Polanco.
A Cárdenas, según historiadores, se le reconoce también su gran capacidad para escuchar el sentimiento de los obreros y campesinos, pues durante horas los escuchaba con paciencia y conocía sus demandas. En Michoacán le llamaban Tata, como una referencia al papá amoroso y que tiene que ver con la vinculación histórica con Vasco de Quiroga, el fraile caritativo y a quien los naturales de Michoacán le decían Tata Vasco.
Lázaro Cárdenas es una referencia histórica de gran magnitud. Sus grandes obras que marcan el curso y desarrollo de la historia de México están ligadas con el apoyo a las inmensas mayorías y con acciones que han marcado para siempre la faz del país.
No podría concebirse el progreso y desarrollo de México, sin evocar la importante e influyente obra y legado de Lázaro Cárdenas del Río. Su aportación debe ser estudiada en forma acuciosa y retomar sus principios y valores.
En contraste, México vive tiempos críticos y caóticos. Hay contrarreformas que hacen peligrar el futuro del país. Bajo el escudo de la falacia, se pretende convencer, inútilmente, los beneficios que tendrán los mexicanos al abrir las puertas de par en par a codiciosos y ambiciosos que lo único que pretenden es despojar a México de sus grandes riquezas. Pero lo más grave del asunto es la abyecta actitud de los colaboracionistas.
Y hasta la próxima.

