
Aunque la mentira es reprobada por todas las religiones y reconocida como un antivalor que no debe practicarse y que incluso su uso es castigado por la Constitución de algunos países, la realidad es que se trata de un instrumento fundamental de los gobiernos para llevar adelante sus planes y programas.
La historia nos muestra diversos ejemplos de mentiras que han llevado a pueblos enteros hacia el precipicio y sí hubo un régimen que se regodeó con esta estrategia fue precisamente el gobierno nacional socialista de Adolfo Hitler.
Joseph Goebbels, su ministro de Propaganda, diseñó toda una estructura que tenía como esencia central el diseño y difusión de la mentira con el propósito de llevar las masas hacia un determinado objetivo.
Llegó al grado de decir que una mentira repetida mil veces llega a convertirse en una verdad. Desde la noche de los cristales rotos, logró cuajar toda una estrategia que logró que millones de alemanes creyesen las promesas del Reich, mismo que sucumbió en un período de 12 años.
“A Martin Jay, ilustre historiador de la intelectualidad, le pidieron en 1998 que reseñara el libro de Christopher Hirchens sobre Bill Clinton No one left lo lie to para el London Review of BookClinton, El escándalo Lewinsky y la bochornosa confesión de Clinton, así como la falsedad de las armas de destrucción masiva que supuestamente tenía Saddam Hussein y que impulsaron a George Bush a invadir a Irak, llevaron a este teórico a estudiar la mentira en la política, para intentar comprender la funcionalidad de la misma en las jugarretas del poder”.
“Comprendí la frecuencia de la deshonestidad como un tema en política, tanto como una realidad como objeto de críticas, en el sentido de que era un aspecto constante en la vida política, que debía analizarse en profundidad en lugar de simplemente denunciarse de una perspectiva moralista”, explica el profesor Jay.
El mismo intelectual norteamericano agrega sobre el asunto: “Sabemos que en temas en que difieren al menos públicamente, los políticos de una misma coalición, enmascaran sus diferencias con llamados a la unidad. Solo basta recordar cómo enconados rivales en una primaria repentinamente respaldan al candidato de su partido como si siempre lo hubieran apoyado. En este caso la sinceridad absoluta deberá esperar a sus memorias, cuando la batalla por el poder haya acabado”.
Las mentiras se constituyen en el basamento de las actividades públicas y políticas y sin ellas difícilmente podrían encontrar una respuesta positiva de parte del público o electorado. Existe una especie de cinismo del receptor, el que también espera una propuesta que llene sus sentidos, pero que racionalmente no lo aceptaría.
LAS REFORMAS
En la presente administración las reformas han sido la punta de lanza y en el discurso se emplean expresiones de felicidad, que una vez que se aprobasen, los resultados para el ciudadano serían extraordinarios.
Se trata de una falacia más que a la hora de la práctica llega a lo que en realidad pasaría: que tales promesas no tienen sustento y han sido únicamente estrategias para obtener votos o la complacencia de los integrantes del Congreso.
LOS TRES AÑOS
El gobierno de Enrique Peña Nieto ha llegado a la mitad de la jornada. La aprobación por los suelos y con una opinión pública adversa. Todos los planes realizados se han ido a la borda. Sólo se logró el éxito inicial al aglutinar a todos los partidos políticos y votar a favor de una serie de reformas que se han convertido en una decepción.
A pesar de ello, sigue el plan obstinado de su aprobación como es el caso de la Educativa, a la que no han podido endilgar. Hay un desgaste extraordinario y la estrategia más bien ha sido en función de seguridad pública, no de educación.
La revista Newsweek habló sobre la muerte de la esperanza y hace una descripción de las fallas que ha caracterizado a la presente administración. Sí siguen bajo la misma ruta, los resultados no serán alentadores.
Tendrían que cambiar la estrategia gubernamental y modificar el programa de gobierno. Necesitan respaldar a Pemex y olvidarse de la inversión extranjera, cuya única aportación será hundir más al país. La historia así lo ha consignado y así lo hemos vivido desde principios del siglo XX.
Y hasta la próxima.
