
Si uno revisa acuciosamente la reacción a la visita del presidente Enrique Peña Nieto a Veracruz, el pasado miércoles seis de enero, en la medida de los ataques generalizados con un mismo mensaje, y por ende surgidos de una misma fuente, contra el presidente Enrique Peña Nieto, en la prensa veracruzana, se evidencia el pesar del grupo en el poder de Veracruz contra su hermetismo en la visita al puerto,
La línea de golpeteo fue señalar que el presidente vino a Veracruz solo a darse un baño de pueblo, dizque porque la imagen presidencial está por los suelos, después de un artículo perdido en páginas interiores del New York Times, donde se señalan viejas críticas contra el actual estilo de gobernar del mandataroio mexiquene. Es un resuello por la herida causada ante la descalificación presidencial contra los actuales aspirantes abiertos a la gubernatura del estado.. Al unísono, la agenda periodística veracruzana le lanzó la pedrada contra Peña Nieto, fraguada desde oficinas del centro de Xalapa, para corroborar ahora sí, que a los jarochos unidos en el pacto Todos Unidos Contra Peña Nieto ya se les cuecen las habas porque se escoja un candidato a gobernador afín a los intereses fidelistas, de entre cinco opciones, todas maquinadas por el político de Nopaltepec: Héctor Yunes Landa, José Yunes Zorrilla, Alberto Silva Ramos, Adolfo Mota y Erick Lagos.
De los cinco, el político peroteño ya confió a allegados que él no será el elegido y deja correr el rumor de que el mismo presidente ya se lo dijo. No es así, el presidente no tiene esas confidencias con José Yunes Zorrilla, pero si con Luis Videgaray. Ahí se dió la indicación. Solo quedan pues dos precandidatos reales con fuerza en la propuesta fidelista: Héctor Yunes Landa, con los arreglos a trasmano con Manlio Fabio Beltrones, y Adolfo Mota, una carta sostenida por Emilio Gamboa Patrón. De los otros, Alberto Silva y Erick Lagos, no hay posibilidad alguna de ser aceptados por el alto mando priista, salvo en el caso de querer dejar que la nave del priismo se estrelle contra los arrecifes, hundiendo la tradición de gobernadores priistas de toda la historia jarocha.
Pero el grupo Todos Unidos Contra Peña Nieto, guiado por la mano negra, insiste en esa confabulación empezada desde hace medio año, de cerrar el número de candidaturas a solo las propuestas que surgieron de esa cofradía fidelista. Es una comida de cinco tiempos, o de cinco sopas, la que se maquinó desde un principio, para ir llenando la agenda pública desde hace meses sobre los únicos aspirantes a la candidatura al gobierno veracruzano, por parte del PRI, que son cortados por la misma tijera de casi once años de hegemonía de un solo grupo político en la entidad que delimitó Antonio López de Santa Ana.
Fue un gran avance que pocos meses de finalizar el año, desde Bucareli se hubiera logrado un pacto para dar pauta a la idea de que solo dos aspirantes tenían las posibilidades reales de ser candidatos: Héctor Yunes y José Yunes, quedando al gobernador Duarte sin la opción de hacer su propuesta. Pero la falta de discreción, el manejo periodístico ostentoso posterior -dirigido incluso contra el gobernador actual- provocó una reacción de la actual casta política fidelista contra esa propuesta, contratacando a Héctor, cuya actitud distó de ser prudente y parsimoniosa, tras tener casi los dados a su favor, para dar muestras de una inmadurez extraordinaria en todas y cada una de las declaraciones hechas a la prensa en el último tramo del año.
Otra táctica desplegada desde el segundo semestre del año fue el de fomentar la proliferación de candidaturas independientes a la gubernatura de Veracruz, una de ellas la de Gerardo Buganza Salmerón, quien desde su despedida de la Secretaría de Gobierno, ha estado acompañado de políticos avezados de los equipos priistas del actual grupo político en el poder. La estrategia es dividir el voto para mermar a la oposición en el mayor número posible, confiando en el voto duro del PRI. Otro acción es tratar de romper la alianza PAN PRD, a través de perredistas extraidos de las nóminas del gobierno actual para defender la postura de que «el agua no se debe juntar con el aceite». En todo ese maremágnum de protagonismos de ese tipo, llama la atención el surgimiento de una candidatura independiente que, todo parece indicar, no es manejada desde la mano negra del fidelismo. Se trata de Juan Bueno Torio, más ligado a Fox y a Manuel Espino, que a la actual casta política en Veracruz. Ahi puede haber una mano más negra y más grande que pretende también influir en el caso de las elecciones veracruzanas. Una mano fuera de los límites veracruzanos.
A estas alturas, es evidente que la contienda entres aspirantes es del todo mediática. Cada uno de los que pretenden ser los que mayor peso político tienen, lo son en la medida que financian una amplia campaña de filtraciones a través de los principales medios veracruzanos, que está viviendo una significativa bonanza económica por ese fenómeno político. Basta revisar columnas y notas para darse cuenta con quienes cuenta Héctor Yunes de su lado y Alberto Silva del suyo. Así como los manejados por Javier Duarte. Entre ellos se filtran todo tipo de rumores, primicias, avances, acuerdos, fechas, planes, pronósticos a favor de uno u otro, según sea el caso de influencia de las correspondientes jefaturas de comunicación. A como se están dando las cosas en Veracruz, se avizora una contienda electoral áspera, ruda, tramposa y violenta, si queda alguno de los precandidatos alentados por la fuerza fidelista. Serán capaces de michoacanizar Veracruz con tal de que Miguel Angel Yunes Linares no gane las elecciones. Es un momento crítico para el priismo veracruzano y si, solo hay de dos sopas, o el candidato surgido del fidelismo, con sus correspondientes consecuencias en lo que viene, o el candidato que elija el presidente, considerando su grado de lealtad institucional, cumplimiento de su deber en áreas de seguridad nacional, su conocimiento en disciplinas administrativas pero sobre todo su madurez política e intelectual, para sacar del hoyo a un estado hundido en el caos casi total en seguridad, administración y valores ciudadanos y políticos fundamentales.

