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estac* FRANCA REBELDÍA DE
ESTACIONAMIENTOS

Por Raúl González Rivera
Por Raul González Rivera, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana
Por Raul González Rivera, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana

Gerentes y directivos de los estacionamientos de las plazas comerciales se pasaron por el arco del triunfo el ordenamiento jurídico y legal consistente en no cobrar más el aparcamiento vehicular de sus clientes y consumidores, porque siguen imponiendo sus tarifas y no hay para cuándo se dé cumplimiento al acuerdo del Congreso y homologado por las autoridades municipales.

La burla, mofa o simplemente importa-nada es de las plazas comerciales a las instituciones legislativa y edilicia de la ciudad y el resto de la entidad, ya que dicho acuerdo deberá aplicar en todas las plazas comerciales del interior del estado de Veracruz.
Algunos legisladores han querido endosar a los usuarios de esos estacionamientos vehiculares la responsabilidad de enderezar las quejas o denuncias porque, a decir suyo, ya no deben pagar ninguna cuota por el aparcamiento.
La iniciativa que puso punto final al cobro en estacionamientos de plazas comerciales fue llevada a la legislatura estatal, sus diputados estudiaron la petición y coincidieron en que efectivamente dicho cobro de tarifas debía ser cancelado, sobre todo porque se trata de establecimientos comerciales cuya clientela, con automóvil, tiene derecho a ingresar en sus aparcamientos sin tener que pagar ninguna tarifa.
Sin embargo, la autoridad que usted quiera, se ha replegado y no procede a imponer las multas de rigor, tras de haber hecho el exhorto de abrir gratuitamente sus estacionamientos a los consumidores.
Sobre todo con cobros excesivos, como viene ocurriendo en la Plaza Museo y Plaza Crystal, donde hay tarifas de hasta 60 pesos o más.
El ayuntamiento municipal de Xalapa hizo el anuncio de tarifas y multas, que aplicará para el caso de que se desoiga la reglamentación que prohíbe desde hace cuando menos dos semanas aplicar dichos cobros en estacionamientos de las plazas comerciales.
Empero, los empresarios de dichos establecimientos prestan oídos sordos, amén de amenazar con solicitar el amparo de la justicia federal, para que les permitan seguir explotando como lo hacen, sus estacionamientos vehiculares.
En tanto, los automovilistas experimentan un verdadero calvario, virtud a que el estacionamiento público en Xalapa es mucho más caro que en plazas y locales dedicados a prestar ese servicio en las ciudades de Minatitlán y Coatzacoalcos, por ejemplo.
Dicho atraco representa carretadas de pesos que perciben estos establecimientos, cuando es una obligación de los mismos prestar las facilidades y accesos justamente necesarios sobre todo a sus clientelas y consumidores. En Xalapa, el estacionamiento público cobra altas tarifas, es malo, no se compromete a reparar daños y perjuicios y es muy escaso. La mayoría son solares, sin ofrecer ninguna seguridad para los vehículos de automovilistas.

* OTRA VEZ PROTESTAS
Y EL CAOS VIAL

De nueva cuenta aparecen las protestas sociales y el caos vial en el corazón de la ciudad.
Alguien ha hecho el señalamiento en que los secretarios y demás jefes burocráticos poco ayudan al jefe del poder ejecutivo a salvar el barco estatal del encono bajo el cual el grueso de la población mantiene a las instituciones públicas, debido a incumplimientos que nunca antes habían ocurrido.
Maestros y trabajadores administrativos, de diferentes áreas de la Secretaría de Educación, tomaron oficinas públicas en protesta porque siguen sin pagarles parte de sus nóminas de trabajo a empleados y auxiliares.
En las calles céntricas viene sucediendo lo mismo. Manifestaciones, bloqueos y reclamos que parecieran ser estériles, pero que al grueso de la sociedad cabe la certidumbre de que se trata de sucesos que debieran haber quedado resueltos y superados.
Nomás la SEV adeuda a ex trabajadores la friolera de cincuenta millones de pesos, correspondientes a laudos laborales pendientes de cubrirse desde hace tres y cuatro años.
Alrededor de trescientos demandantes de pagos relacionados con laudos laborales, esperan que les cubran sus finiquitos e indemnizaciones, tras de haber sometido a los tribunales del trabajo a las autoridades educativas. Un 20 por ciento de demandas en la materia fueron desechadas en el curso del pasado año de 2015, en virtud de haber sido integradas de manera bastante irregular y ausentes de principios fundamentales del derecho.
Nadie entiende a ciencia cierta por qué las dependencias de gobierno dejaron de cumplir con el pago de salarios y demás prestaciones laborales.
Este fenómeno que jamás había ocurrido, siguen sin aclararlo instancias como es la propia secretaría de finanzas y planeación, y órganos a saber como el Orfis y la contraloría del estado, anunció hace varios meses atrás que había alrededor de trece ex funcionarios pillines, los cuales cometieron daño al patrimonio del estado, pero es la hora en que se ignora quién o quiénes han devuelto recursos monetarios o qué compromiso han asumido con el estado para poder salvar escollos jurídicos y legales.
Empero, lo que nadie pone en tela de duda es que el año nuevo trae consigo nuevas demostraciones de reclamo a instancias del poder público, cuyos titulares, sin las armas del diálogo y la negociación, están más que impedidos para contener nuevas manifestaciones que, analizadas desde otro punto de vista o ángulo, coadyuvan a enturbiar el escenario donde se desarrolla cotidianamente la vida de ciudadanos insatisfechos, además irritados y afectados en su emoción y la confianza en el sentido de que habitan supuestamente en una entidad democrática y plural.

* SEPARACIÓN DE BASURAS,
SUEÑO IMPOSIBLE EN XALAPA

Una de las primeras ocasiones en que la comuna de Xalapa abordó el tema de la separación de basuras, se dio bajo la administración del profesor Carlos Rodríguez Velasco.
En esa ocasión, el ayuntamiento comenzaba a percibir que el problema de la basura amagaba con afectar los cinco sentidos de sus habitantes. Entonces había un botadero a cielo abierto sobre la carretera antigua a Coatepec, hasta donde llegaban los camiones recolectores para dejar su pestilente carga en dicho lugar, como lo hacían otras comunas municipales localizadas en los alrededores de la capital veracruzana.
Sin embargo, alguien en la administración del profesor Carlos Rodríguez Velasco optaba por la separación de basuras en orgánicas e inorgánicas.
Obviamente, la ciudad sin ninguna concientización previa, supo del proyecto pero nunca lo inició siquiera.
Eran días en que la basura se recogía por trabajadores de la limpia pública, y si acaso ellos mismos difundían que la basura se recogería tres veces por semana, es decir, cuando la ciudad comenzó a ser poblada por corrientes migratorias de otras partes de la república hacia Xalapa.
Todavía los viejos xalapeños recuerdan que la basura era recogida por el ayuntamiento casa por casa.
A nadie se le imponía ninguna cuota, pues en el pago del impuesto predial se incluía la correspondiente atención a la recolección. Pero el problema empezaba a agudizarse y la inconsciencia ciudadana igual estaba latente. A toda promoción o invitación oficial para coadyuvar a mantener limpia la ciudad, la respuesta social nunca llegó. Todo lo contrario.
Hoy, el subdirector de Medio Ambiente del ayuntamiento, Sergio Angón Rodríguez, sugiere que es de importancia capital separar los residuos sólidos desde el hogar. Sueño guajiro, porque la familia xalapeña dirá que no tiene tiempo para hacerlo.
Dice el funcionario que para seguir con la cultura de separar la basura –¿cuál cultura?– consistente en la separación de basuras en inorgánicas y orgánicas, podría permitir un mejor uso y destino del relleno sanitario de la ciudad.
Es evidente que una problemática bastante grave es precisamente la ausencia de un sistema de tratamiento de la basura, menos aun de su separación y que su confinamiento sea precisamente en los lugares idóneos exprofeso, para tratar de mantener la imagen de la ciudad en óptimas condiciones.
Lo cierto es que a la ciudadanía falta información y el exhorto para que en principio separe sus basuras desde el hogar y saque sus depósitos y bolsas de la misma en los horarios establecidos por la limpia pública o bien hagan acopio de las recomendaciones que en este sentido libran las autoridades del ramo, consistentes en sacar la basura a la calle cuando el campanero de los camiones recolectores haga acto de presencia.
Lo que ahora ocurre es la debacle. No hay un orden ni seguimiento en el acopio y depósito de la basura en las esquinas y puntos estratégicos para hacerlo y, por otro lado, cabe a las mayorías la presunción de que no hay sanciones, así que hacen caso omiso de las recomendaciones en esta materia, propiciando la fea imagen que refleja una ciudad repleta de bolsas y depósitos de porquerías formando montañas o esparcidas a los cuatro costados de la capital a toda hora del día.

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