
Adriana Zavaleta pasará a la historia y no precisamente como reina del carnaval de Veracruz, sino por ser la única aspirante a la corona que decidió enfrentar de manera frontal y contundente al Comité Organizador del Carnaval 2016.
Hoy, Zavaleta renunció al princesado de la corte Real del Carnaval de Veracruz debido a la estela de corrupción en que se llevó a cabo la elección, así lo manifestó en una video que ya circula en redes.
Y se va por las mismas razones por las que se retiró de la contienda el periodista Paco Morales, a quien el poder político le impuso a Tomás el «Gusano Roja» con intenciones políticas que pronto podría revelarse.
La joven Adriana fue precisa al afirma en el video:
«¿A quién quieren engañar las autoridades? Nadie recolecta un millón de pesos en un boeto».
Lo interesante aquí esque ella emprendió acciones legales en contra de una institución (ayuntamiento), por la falta de claridad y transparencia en el concurso; hecho, hasta donde sé, es inédito en la historia de la fiesta. Pues ella pasó de la inconformidad pública a la jurídica.
Y ya era hora, la mano política mece hasta la elección de la corte real en una fiesta que se supone es del pueblo y de la alegría, y que termina en toda una cloaca de corrupción e inteciones elctorales.
El que sea un reinado de fantasía no implica que la legalidad, la honestidad y la democracia sean tomadas como chiste; son valores que definen y rigen a los hombres y a las instituciones, y deben complirse a cabalidad.
Hay quienes dicen: «que se aguante, ya perdió», o exclaman » ya sabía, para qué se mete». Esas son expresiones de una sociedad conformistas y desinteresada por la legalidad de la funcion pública en todos sus niveles.
No hay que olvidar que el Carnaval de Veracruz pasó del pueblo al gobierno municipal en 1925; a ser organizada por una institución y con recursos públicos, y cuando se trata de un contexto como como éste, la claridad y la honestidad es obligatoria, no una dádiva.
