* EL ENOJO SOCIAL PODRÍA
HACER PERDER AL PRI

Ni la menor duda. El enojo social puede ser un excelente condimento para provocar la alternancia, con base en la derrota electoral del PRI que ya se anuncia en la calle, el café y en todos los espacios, donde se tiene que debatir sobre la realidad que experimenta la entidad y su gobierno estatal.
Héctor Yunes Landa asegura que está listo para limpiar la casa, pero es una promesa que se puede diluir con el paso de los diez meses que restan a la administración de turno.
El estado de Veracruz tiene que solventar un riesgoso daño patrimonial de 35 mil millones de pesos, conforme a la Auditoría Superior de la Federación.
La jornada electoral apenas está en sus primicias, de hecho sigue sin arrancar campañas aunque los pasos previos al próximo evento sexenal se darán en forma durante los meses de abril y mayo.
La crisis engulle rápidamente a las buenas intenciones que se difunden en el discurso y los boletines de prensa, pero el problema es cómo conseguir que la ciudadanía recobre la confianza y la fe. Más aun cuando acaba de venir el Papa Francisco y pedir a los actores políticos hablar de cara a la sociedad y sin tapujos.
Héctor Yunes se habría adelantado señalando los castigos a que se harán merecedores los responsables de la crisis financiera, la violencia, la inseguridad y el desencanto generalizado que se vive y respira sobre suelo veracruzano.
Caldo de cultivo para ser aprovechado por una oposición –no se puede negar– que representa la alianza PAN-PRD y por supuesto el partido de estreno Morena. La demás chiquillería partidaria irá en alianza con el Revolucionario Institucional, pero tiene que advertirse que la componen las agencias de colocaciones menos socorridas por la aceptación social.
Aunque también hace sus esfuerzos por ganar su posicionamiento el partido Movimiento Ciudadano, cuyo candidato gubernamental, Armando Méndez de la Luz, acaba de dictar la sentencia en el sentido de que sin calidad moral no se puede gobernar.
En tanto la Sefiplan, donde se aprecia un puñado de esforzados, pero desesperados funcionarios y colaboradores de don Antonio Gómez Pelegrín, tratando de tapar baches financieros con alguna angustia, pues a la vez se abren otros enormes boquetes que allí están como bombitas de tiempo a punto de estallar, lo que, en honor a la verdad, a estas alturas sería de consecuencias inenarrables.
Y es que sumado al descrédito financiero, el descontento colectivo llevará irremediablemente a ver por la alternancia, como según viene apreciándose del papel que juegan en el momento los actores políticos y los más comprometidos con el relevo sexenal que ya se avista en el porvenir no tan tardío.
* ZIKA, DENGUE Y
CHIKUNGUNYA
Ya cayó el doctor Fernando Benítez Obeso en la cuenta de que la tercia de enfermedades provocadas por un mosquito llegó para quedarse.
Cuando todo era una terrible expectativa de que arribaran a tierras veracruzanas, se insistió mucho por parte del sector salud que el estado se encontraba bajo un celoso blindaje, a efecto de evitar que el dengue primeramente causara mayores estragos de los anunciados en otras latitudes del continente latinoamericano.
Luego ocurrió lo mismo con el chikungunya y, finalmente, del zika se habría advertido repetitivamente que no afectaría mayor cosa la salud de los mexicanos. El caso, es que la enfermedad afecta ya a varios centenares de pacientes y lo preocupante es que no existan los medicamentos suficientes para abatirlas, tanto en los hospitales como en las clínicas dependientes de las instituciones públicas.
La situación es preocupante, porque la proliferación del mosquito generador de dichas enfermedades se anida precisamente en los espacios donde la humedad y el calor se conjugan ejemplarmente para favorecer su reproducción.
Inclusive se sabe ya de los primeros contagios en Agua Dulce, pero se ignora en dónde se encuentran dichos enfermos.
Se habla de los esfuerzos que en forma coordinada realizan comunas municipales y la secretaría de salud, con el objetivo de contener el avance de la enfermedad causada por los mosquitos, pero especialistas en la materia confirman que no serán suficientes, porque el zika sobre todo está presente y conforme llegue la temporada de los calores y las lluvias, se van a multiplicar sus ataques.
Pacientes de todas las enfermedades, que se encuentran inscritos en el padrón dependiente de instituciones hospitalarias, refieren que no hay medicamentos de patente y los médicos y enfermeras, en muchos casos, realizan esfuerzos sobrehumanos para tratar de detener la ola que amaga con numerosos padecimientos a la población.
Empero, la alarma se ha adueñado en general, debido al anuncio más reciente en el sentido de que el zika, el dengue y chikungunya se habrán de estacionar de manera permanente sobre territorio mexicano, de lo cual habrían advertido originalmente las autoridades del sector salud que no ocurriría en el corto tiempo. Sin embargo, ése llegó y el doctor Fernando Benítez Obeso, de cara a una triste realidad, salió al paso para hacer su confirmación ante los ojos y oídos de los veracruzanos.
* YA SE FUE EL PAPA,
AHORA QUÉ SIGUE
Fueron seis días de gira papal en México, en los que sin perder un minuto de ellos, el jerarca de la iglesia católica conjugó que los problemas de México se destacan por su alto grado de corrupción, explotación de los trabajadores, el enriquecimiento de los privilegiados y de los perseguidos que tratan de huir de este país por hambre y desempleo.
A los curas les pidió que sean honestos, claros y salgan a la calle para profesar la religión que abrazan.
El primer Papa de extracción jesuita pegó duro y a la cabeza en cada mensaje y en los sitios a donde arribó para oficiar misa, enviar su discurso o charlar simplemente.
Carismático, sencillo, se vio el jefe del estado del Vaticano, personaje sin duda, que hizo olvidar a los mexicanos que el gran presidente don Benito Juárez había separado precisamente al estado como institución pública de la iglesia. Hecho histórico que se olvidó con la reanudación de las relaciones diplomáticas con el Estado del Vaticano, que signó el ex presidente Carlos Salinas de Gortari, de no muy grata memoria para el grueso del pueblo azteca.
Con una derrama calculada conservadoramente en dos mil millones de pesos, que dejó la visita del Papa Francisco entre los mexicanos prestadores de servicios hoteleros, restauranteros y de líneas camioneras de pasajeros y aeronaves, la fiesta de los creyentes católicos contagió a numerosos grupos del resto de las familias mexicanas, que como cada que arriba un personaje con tal investidura, la algarabía popular se agolpa en torno suyo, confiada en que la esperanza se renueva, sobre todo en días como los que atraviesa en estos momentos.
Enhorabuena, por esta grata experiencia que colectivamente cundió en el pueblo mexicano.
Sin embargo, cabría preguntar qué sigue. Porque supuestamente el discurso del Papa caló hondo, hizo añicos muchas de las corazas que imponen clérigos, familias mexicanas y los funcionarios públicos, pero la pregunta que necesariamente surge, es saber cuánto de lo que expresó el sumo pontífice están dispuestos los actores de la vida social azteca a cumplir en la vida real, cotidiana y material, del porvenir que viene que es inclusive mucho del presente.
Al presidente de la república Enrique Peña Nieto, le causó impacto, cuando el Papa dice que hay que querer a los que nos quieren, pero también a los que no nos quieren ni queremos.
Empero, tal vez lo que faltó al Papa Francisco es que hablara personalmente con los padres de los 43 estudiantes de la escuela normal Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, pues igual queda en el tintero la duda sobre si el Papa se sometió a los lineamientos del poder real que manda, para que se cerrara toda expectativa de que tuvieran una audiencia privada con el líder espiritual de cuando menos dos mil 500 millones de creyentes católicos. Allí queda.
