por Gonzalo C. López
El gobernador Javier Duarte está tragando sapos, nauyacas y alacranes porque tiene que hacer triunfar a un Yunes para que sea gobernador aunque sea por dos años y así quedar bien con Peña Nieto. Pero este Yunes no es químicamente puro porque su apellido está manchado con el estiércol del de Nopaltepec y la savia bruta del duartismo.
Héctor Yunes Landa, precandidato del PRI a gobernador tuvo que purificarse en el altar de la ignominia, la humillación y la bajeza como nunca ha sufrido un ser humano que le gusta la política. Para romper la promesa del nefasto de Nopaltepec quien aseguró en la ‘plenitud del pinche poder’ de que mientras el viviera ningún Yunes llegaría a ser gobernador sufrió el calvario sin decoro alguno a que fue sometido.
Lo logró Héctor y ahora como candidato ha aceptado todos los acuerdos a que fue sometido; por eso de rodillas ante Javier Duarte, echador ayer y servil hoy, ya olvidó que el gobernador de Veracruz es insensato, caprichoso, que impuso un gobierno de dos años para “enmascarar la reelección de una facción” política, sectario, autoritario y factor de desunión entre los priístas.
Antes lo tildaba así en el clímax de sus frecuentes iras, del odio que lo domina, la vesania y el rencor, en los días de la sucesión adelantada, herido el senador con licencia porque Javier Duarte, el inexperto títere de Fidel Herrera, le había roto el sueño y frustrado la ambición de gobernar Veracruz por seis años.
Hoy es otro Héctor, le limpia los zapatos a Javier Duarte. Lo elogia y exalta. Cuida sus palabras, su intención para quien le abre la puerta para sucederlo.
“Quiero significar la presencia del señor gobernador del Estado, del doctor Javier Duarte de Ochoa, y de su muy distinguida esposa la doctora Karime Macías de Duarte (…) Sepa usted señor Gobernador que en los temas de Veracruz, puede seguir contando conmigo, a veces con mi crítica, también reconociendo aciertos, pero siempre, siempre enfatizando mi propuesta”, dijo en su tercer informe de actividades como senador.
Meloso y soflamero, cambiaba los adjetivos de otros tiempos. Ahora es el doctor Javier duarte. Antes fue el insensato, sectario, caprichoso autoritario y punto de discordia entre los militantes del PRI.
Héctor defiende a todos y defiende a nadie. Habla por los priístas y olvida a los priístas. Habla por los cañeros y lo repudian los cañeros. Hablaba pésimo de Javier Duarte y terminó en su regazo.
Su fama es oscura. Su actuación pública, controvertida. Hay en Héctor Yunes algo peor que su falta de palabra: su carácter volado.
Cuenta la anécdota, resumida en decenas y decenas de cuartillas, que al periodista Jorge Ricárdez Manrique fue citado en la Subsecretaría de Gobierno, en los días del fidelismo. Acudió el autor de la columna Del Otro Lado del Cristal. Sería un encuentro más.
Pronto conoció la ira del hoy precandidato a gobernador por el PRI.
Machete en mano lo correteó por la oficina, golpeado a planazos mientras reclamaba saber el nombre de quien surtía de información al periodista, si era el secretario de Gobierno, Reynaldo Escobar.
Consta el hecho en una carta abierta publicada en un periódico. Manrique dice que no es su firma. A muchos les dijo que el episodio fue un infundio. A otros ni les dijo que sí, ni les dijo que no. Lo que pasó es que Jorge Ricárdez fue contratado como empleado del propio Yunes Landa en la Subsecretaría para callar bocas. Pero el expediente de la denuncia está en los juzgados, archivado, claro.
De ser así, Héctor Yunes tiene en sus adentros alma de policía acreditado y judicial, violencia en mano, arrebatado como no debiera ser un candidato, mucho menos un gobernador. Con el que tenemos, basta.
Los cañeros de Cardel no olvidan
“CARDEL, MUNICIPIO DE LA ANTIGUA, Ver. Dos compadres del gobernador Fidel Herrera Beltrán -el abogado Jorge Reyes Peralta y Arnulfo Hernández Carrillo ‘La Plaga’-, asociados a una red de complicidades de funcionarios y dependencias del Gobierno del Estado, impiden saber cuál fue el destino de más de 500 millones de pesos que los líderes de la Unión Local de Productores de Caña de la CNC robaron a más de 1000 personas que depositaron cantidades diversas en la Caja de Ahorros del Ingenio El Modelo. La acusación está sustentada en documentos, testimonios, declaraciones y registros de prensa, a los cuales se tuvo acceso para la producción de un video-documental.
Al despojo de sus depósitos y patrimonio familiar –reunidos con sacrificios durante décadas- se suma la muerte de 15 personas defraudadas, debido a accidentes, depresión e infartos, 18 meses después de que Arnulfo Hernández Carrillo aceptara que la Caja de Ahorro de la CNC no podía devolverles sus inversiones, debido a que “el dinero se prestó para las campañas del PRI en 2004, 2006 y 2007”…
…”Por eso se insiste en que es verídica la versión, difundida por Luis Heredia Trigueros, Arnulfo Hernández Carrillo y Armando Carrillo Casas, actual líder de la unión, de que al menos 150 millones de pesos de la Caja de Ahorros se “prestaron” para apoyar la campaña de Fidel Herrera Beltrán en 2004, la de Roberto Madrazo Pintado en 2006 y la de Héctor Yunes Landa a diputado local por el distrito de La Antigua, en 2007”…
“Que me lo comprueben, que yo tomé dinero de la caja de horros de los cañeros…”
“Estoy limpio y puro, no tengo yate, ni mansiones y mis manos están limpias”, es uno de los slogans de su precampaña política.
Su patrimonio
El patrimonio familiar de Héctor, está compuesto de ocho propiedades, y cinco vehículos, que suman un total de 15 millones 387 mil 265 pesos.
Las propiedades, a nombre de él y de su esposa Verónica de la Medina de Yunes, se ubican en cuatro municipios: Xalapa, Úrsulo Galván, el Lencero, municipio de Emiliano Zapata y Boca del Río.
La declaración patrimonial destaca que de los ocho bienes inmuebles, seis están a nombre de su esposa: tres terrenos en Xalapa por un monto de 2 millones 624 mil 720 pesos; dos lotes en Chachalacas (donde se edificó una vivienda) y 1 terreno en el Lencero por 2 millones 820 mil pesos.
Además, en la declaración de Héctor Yunes, a Verónica de la Medina se le atribuye una casa en copropiedad en la calle Xalapeños Ilustres, con valor catastral de 1 millón 490 mil 255 pesos, como parte de una herencia familiar.
Son propiedad del senador con licencia el condominio de 5 millones 209 mil pesos en el fraccionamiento Costa de Oro en Boca del Río, y la casa donde reside, en Xalapa, cuyo valor actual es de 2 millones 296 mil 290 pesos.
La familia posee cinco vehículos: una Jeep modelo 1997 con valor de mercado por 25 mil pesos; un Seat Alhambra modelo 2004 por 54 mil pesos; una Range Rover modelo 2007 cuyo valor alcanza los 245 mil pesos.
Después de todo esto, “mi no entender” a Héctor, diría algún gringo despistado…
Una Suburban modelo 2009 por un monto de 215 mil pesos y una Odissey modelo 2014 por un valor de mercado de 408 mil pesos.
Tiene siete cuentas de ahorro e inversiones, así como ocho tarjetas de crédito bancarias y departamentales.
Héctor Yunes recibió 1 millón 804 mil 324 pesos, en el 2015, por su desempeño como senador.
Es socio de tres despachos: Corporativo Jurídico y de Proyectos Especiales S.C.; Yunes y Asociados S.C. (sin actividad actualmente); así como de Corporación de Estudios y Proyectos Jurídicos S.C. (en suspensión de actividades desde 2007)
Su yerno Abraham Omedo Broca es Notario Público número 14 en Córdoba y su hermano César Yunes Landa se dedica a los bienes raíces. Aclara que él no tiene injerencia en sus negocios.
“Mi no entender” a Héctor, diría por ahí algún gringo despistado, a quien se le ocurrió enterarse de la política veracruzana.
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EfACICO 