El investigador independiente


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¡Feliz primer día del bombardeo a Veracruz en 1847! También debemos saber que un PUENTE DE ARCO es una estructura bastante compleja desde la ingeniería hidraúlica pero muy sencilla en la naturaleza. La forma del arco mismo es todo lo necesario para disipar con eficacia el peso del centro de la cubierta hacia los estribos. La curva natural del arco disipa la fuerza hacia afuera, reduciendo la tensión en la superficie inferior. Así, a mayor longitud de la calzada, se precisan más arcos y cada puente termina siendo único con soluciones estructurales propias que no son idénticas en otros, adecuándose además al terreno, a la fuerza de los arroyos y ríos

Por Mario Jesús Gaspar Cobarrubias

 

Una producción de Mario Jesús Gaspar Cobarrubias, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana
por Mario Jesús Gaspar Cobarrubias, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana

Un investigador(a) es alguien que lleva a cabo o que participa en una investigación, o sea, que lleva adelante un proyecto orientado a la búsqueda de conocimiento y al esclarecimiento de hechos y de relaciones. Los investigadores pueden trabajar en el ámbito académico-docente, industrial, o gubernamental, o también en instituciones privadas (con o sin fines de lucro) e inclusive por su propia cuenta, y en lo básico se dedican de lleno a la investigación científica.

Es difícil identificar o delimitar con claridad la profesión de investigador o su perfil, ya que las áreas de investigación son diversas e implican diferencias significativas en la práctica de la actividad. En un principio, la investigación no se consideraba una verdadera profesión u ocupación, sino que era un simple calificativo o mero adjetivo, cuando alguien realizaba esta actividad además de dedicar tiempo a su propia profesión principal.

Investigar significa realizar actividades intelectuales y experimentales de modo sistemático con el propósito de aumentar los conocimientos sobre una determinada materia. Investigador es, naturalmente, la persona que investiga. Y siendo eso cierto, está claro que es una definición demasiado ingenua e inútil para propósitos concretos. En efecto y en tiempos actuales, existe el investigador como carrera profesional, como forma de vida y de dedicación al estudio y a la generación de conocimiento. Los investigadores desarrollan su trabajo en los centros públicos, y privados, de investigación y en las universidades.

Son personas que ejecutan acciones sistemáticas orientadas a la creación y generación de nuevo conocimiento. Debe tener un título académico universitario que le respalde – al menos de bachiller -. Como característica adicional se incluye la de que este profesional publica los resultados de sus investigaciones. En aquellos casos cuyos resultados no sean publicables, estos se reflejan en el número de invenciones e innovaciones generadas.

Sin embargo, limitar el valor de los resultados o creer que solo valen los logrados por investigadores académicos de carrera, sería reducir la ciencia a un humillante elitismo desvirtuando la capacidad humana de crear conocimiento aun en los países más pobres o en las administraciones más avaras o corruptas con el manejo del dinero.

Cuando uno escucha la palabra investigador dependiendo de su procedencia cultural puede imaginarse 3 cosas diferentes: La primera es un detective que resuelve crímenes complejos con ayuda de una lupa, la segunda es un espía vestido de gabardina y sombrero que roba documentos ultrasecretos y la tercera (aunque la menos popular) es la de un señor calvo y de barba que usa lentes, viste bata blanca y hace cosas de ciencia que nadie entiende.

Sin embargo, a o largo de toda la historia de la ciencia humana, siempre ha existido un cuarto tipo de personaje muy relacionado que en los tiempos actuales parece haberse vuelto mas fuerte con la llegada de las nuevas tecnologías de comunicación a distancia. Es el llamado Investigador Independiente.

Es cualquier persona que sin tener una preparación académica especializada ni mucho menos seguir órdenes de ninguna universidad o institución de gobierno se dedica a recopilar, procesar y hacer pública información sobre el tema de su preferencia. Por ello, bajo el enfoque inter y multidisciplinar, no es raro ver físicos investigando en arquitectura, sicólogos incursionando en antropología, arquitectos profundizando en historia, comunicadores trabajando en temas militares, médicos haciendo lo mismo en construcciones antiguas, etc.

Estos personajes no son lo que se dice bien vistos y el público dotado de una mentalidad convencional o enemiga del muy moderno concepto de emprendedores, suele aplicarles un amplio abanico de epítetos ofensivos que van desde simples locos con mucho tiempo libre hasta desestabilizadores sociales dependiendo del tema que hagan sus investigaciones independientes.

Sin embargo, la existencia de estos personajes es necesaria para muchos sectores de la sociedad, porque ellos cubren aquellos temas con los que los investigadores académicos no quieren involucrarse y aunque la mayoría de ellos no pasan de ser simples aficionados, algunos alcanzan fama internacional con su trabajo.

Hacer ciencia real es verse siempre con presupuestos limitados y quienes los administran con muy celosos con ese dinero. Por lo tanto cuando hay un tema que considera poco científico se hace a un lado y le deja la vía libre a los investigadores independientes, quienes pueden desde autofinanciarse hasta conseguir patrocinio en formas muy variadas. Un ejemplo de estos temas poco científicos pero muy populares en los círculos independientes son lo que se conoce como Fenómenos Paranormales como el ir a lugares antiguos a buscar fantasmas, apuntar los telescopios al cielo para encontrar extraterrestres y los que mas hacen enojar a algunos, los que buscan en documentos muy antiguos evidencia que compruebe o refute lo que cuentan los libros de historia oficial.

La vida de estos personajes suele ser muy emocionante al menos en los primeros años. Y cuando les llega la edad de ganarse la vida trabajando honradamente muchos siguen haciendo estas cosas como un simple pasatiempo. Y aunque la sola mención de los fantasmas y los extraterrestres puede ser suficiente para considerarlos locos sin nada mejor que hacer la verdad es que estos investigadores independientes están mas cerca de la ciencia de lo que muchos creen, aunque no estén sujetos al cada vez más decadente academicismo de la vieja guardia.

Pues quien intenta descubrir el por qué cierta población cree que un determinado monstruo se oculta cerca de su aldea debe de saber lo suficiente de zoología para saber que es exactamente lo que está buscando, por no mencionar que aprende mucho sobre como sobrevivir en la naturaleza. Quien recopila datos sobre las apariciones fantasmagóricas debe de saber mucho de historia, antropología y cosas de la conducta para apoyarse en su búsqueda y quien mira al cielo en busca de OVNIS debe de saber mucho sobre astronomía para no confundir a los esquivos alienigenas con un planeta (como sucede casi siempre con Venus) y de física avanzada para entender como el viaje espacial se relaciona con el espacio-tiempo o lo que sucede a medida que uno se acerca a la velocidad de la luz.

Así como los mercenarios no son soldados reconocidos por los gobiernos pero saben manejar armas reales con la misma o mayor eficacia que los soldados regulares; Los investigadores independientes no están afiliados con las universidades pero recurren a las mismas ciencias que los llamados científicos de verdad o acreditados tan solo por trabajar en una institución (lo que no es garantía de trabajo y ética de calidad). Puede que no tengan el nombramiento de investigadores acreditados pero sus descubrimientos tienen la misma validez que aquellos obtenidos en los mas costosos centros de investigación y esa validez se demuestra con el mismo rigor académico con el que puede ser apoyado o refutado cualquier otro trabajo. Pues si algo es o no verdad depende de la evidencia presentada y no de la persona que lo dice. De lo contrario se cae en lo que en lógica denominan la “falacia de autoridad”

La falacia de Autoridad o de Falsa Autoridad consiste en apelar a una autoridad (experto, institución, libro o título) que carece de valor por no ser concreta, competente, imparcial, o estar tergiversada. Es como decir «estos cereales son mejores, porque los anuncia la tele» o «debe ser bueno votar a Bush, porque lo apoya Julio Iglesias.»

Aunque en las universidades hay mucho trabajo relacionado con las computadoras hay muchas áreas en la que las universidades con afán elitista de seriedad no se quieren meter. Ya sea por simple falta de recursos o porque sus criterios consideran que tales temas son una mera estupidez.

El perfecto ejemplo de esto es la programación de videojuegos. Quienes quieren dedicarse a hacer videojuegos entran a carreras relacionadas con ingeniería en computación solo para llevarse la desagradable sorpresa de que no van a enseñarles todo lo que quieren. Aunque saben que si buscan bien aquí y allá van a obtener el conocimiento que están buscando. Y como si eso no fuera lo suficientemente malo, aparte se encuentran en un medio hostil donde los maestros no son lo suficientemente buenos o directamente no les interesa enseñar y donde si se confían van a acabar no solo por no aprender a programar sino que encima van a hacer un desastre frustrante su carrera.

Y ahí es donde nace el investigador independiente. De hecho cualquier estudiante que tome mas o menos en serio su carrera puede considerarse un Investigador semi-independiente. Y lo de semi es porque son sus clases las que les imponen el tema sobre el que deben de investigar. En el futuro, cualquiera que tenga el suficiente interés por un tema como para dedicarse a vivir de eso puede convertirse en un investigador independiente.

La vida del investigador independiente es un tanto como la de esos justicieros enmascarados del mundo del comic. Pues aunque son capaces de hacer grandes cosas por lo general pasan muchos años antes de que puedan dejar su empleo de oficina y dedicarse a lo que han investigado. Y aún cuando lo logren realmente no estarían viviendo de investigar.

Lo bueno es que serán totalmente libres de hacer con sus descubrimientos lo que ellos quieran, ya que no están sujetos a los mezquinos intereses universitarios, a los celos profesionales, ni a complacer a un público académico y no académico caracterizado por su mediocridad, exigencia de títulos pero no de verdadera calidad y esfuerzo, ni a la dictadura de quienes quieran o no patrocinar sus trabajos.

Como cualquier actividad altamente individual, los investigadores independientes desarrollan una gama de conductas que a largo plazo los distinguen. Existen quienes no son verdaderos investigadores, pues su actividad se limita a difundir al público el trabajo realizado por otros, sin aportar o cuestionar los conocimientos establecidos que propaga.

Existen los que ya han dejado la investigación al volverse «clásicos» en el gusto del público o estar en una zona de confort laboral, pero insisten en que lo suyo es investigación, cuando en realidad se ha reducido a la repetición y lectura, a crear círculos de nunca acabar con información siempre circulante pero que termina desfasada a largo plazo.

También están los arribistas, especialmente jóvenes, que tratan de volverse súbitamente famosos en las redes sociales plagiando los trabajos de quienes sí realmente investigan y cobrando por ello sustanciales ganancias por trabajos mediocres, ahora que la historia, la economía y otras ciencias se utilizan para la propaganda política partidista o para la gran estafa de bajar recursos gubernamentales con ideas, proyectos y publicaciones ajenas.

Los investigadores independientes no suelen formar grandes comunidades o agrupaciones, pero sí grupos pequeños de intereses comunes. En ellos es posible ver a quienes son generosos al compartir sus conocimientos con otros de igual ideología, a quienes tienden a pedir información pero carecen de la virtud de devolver el bien recibido, tienen mala memoria para recordar lo que prometen o son celosos excesivos de lo que han logrado, olvidando cuanto le deben a las aportaciones de los demás, a quienes en algún momento han solicitado ayuda.

Están también los que destacan en una actividad por leer mucho pero sin analizar y comprender a cabalidad los conocimientos que perciben. Estos no son investigadores sino grandes lectores y repetidores. También los que escriben reseñas, crónicas, notas informativas y documentales que agrupan el trabajo de otros -menos el suyo propio en investigar- y quieren hacerlas pasar por grandes investigaciones, cuyo trasfondo es la vanidad personal y oportunismo, lejos de aportar a la corriente de conocimientos humanos de su época.

Hay investigadores que son excelentes y combativos en la actividad teórica, pero cobardes en la práctica o investigación de campo. Otros son magníficos para investigar pero pésimos para difundir su trabajo, otros -los que reunen habilidades diversas en una sola persona- son tanto investigadores como difusores.

El investigador independiente más exitoso y perdurable, es aquel que desarrolla esta actividad tras asegurar su porvenir económico o tiene una fuente de ingresos segura regular, que no depende de los caprichos gubernamentales o universitarios. De esta forma, domina la gama de procesos a su propio ritmo y puede fijar sus propios tiempos y metas.

El viejo y anquilosado modelo de la vieja guardia está derrumbándose a gran prisa, pues las instituciones no quieren -especialmente en América Latina- financiar la investigación sino la difusión, contribuyendo así a fomentar la creación y existencia de generaciones enteras de investigadores fracasados -dependientes del presupuesto oficial-, reprimidos o hasta difamados por sus propios mentores que acaparan los temas como cotos de caza particulares -la historia es uno de esos campos- y principalmente, sin iniciativa para realizar las investigaciones por su propia cuenta y valor personal (son los que ven con pesimismo todo el panorama y al hacerlo, buscan fallos en todo y todos, para al final, no lograr nada concreto ni perdurable).

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