* LO QUE IMPORTA ES COBRAR,
LA CONTAMINACIÓN NO CESA

Todo pareciera indicar que lo importante es cobrar, porque la contaminación del ambiente ha hecho de nuestra ciudad la tercera o cuarta en el país que más aire envenenado respira cotidianamente.
La Sedema, que encabeza el señor Víctor Alvarado, está más empeñada en desplumar a los automovilistas, yendo a los negocios no muy claros de los verificentros, que en resolver una problemática que se sabe bien quiénes la generan.
Pasan a la báscula –se diría coloquialmente–, a los conductores de automóviles particulares, quizá a alguno que otro taxista, pero cabría preguntar en dónde verifican los autobuses urbanos, las pipas de Petróleos Mexicanos y los carro-tanques que distribuyen el gas para usos domésticos.
Es decir, que no todos son coludos ni rabones. Hay sus privilegiados, que no tocan baranda en lo que hace a una revisión de sus máquinas y tubos de escape, en una mayoría convertidas en verdaderas chimeneas. Xalapa, al lado de Guadalajara, Toluca y el DF, es una de las ciudades que más emanan ruidos, tóxicos, humos y cuanta porquería deriva en la formación de masas de aire altamente contaminado.
Hay otros generadores de la contaminación ambiental, que no tienen que ver con los automovilistas.
Alguien ha preguntado en dónde inspeccionan a los camiones recolectores de basura, nadie seguramente.
Y como son las unidades automotrices, también se cuentan los expendios de pollos rostizados, los que elaboran tacos al carbón y otros comestibles y que repletan el ambiente de agentes que enturbian necesariamente el aire limpio que fuera un ejemplo, todavía en un pasado reciente en esta capital y el resto de la entidad.
Otra, a las refinerías quien mide los decibeles y los humos que emanan en cantidades industriales. No hay una política que se ejerza de manera equitativa, imparcial y justa. Está claro que los culpables, si hay que encontrarlos, no son exclusivamente los automovilistas particulares, pero la Sedema se reserva información, lo que hace más oscura y opaca la administración de las políticas que supuestamente van a mantener un escenario ad-hoc con las exigencias de los veracruzanos ansiosos de convivir en un ambiente sano y aireado. Por favor.
* LA SOCIEDAD, EN
PLENA DEBACLE
La banda de Los Porkys, todos hijos de poderosos empresarios y políticos, nos revelan que el México de estos días se parte en dos o varios más; uno, en donde el imperio de la ley se regatea y, el otro, en el que se aplica con todo el rigor, porque los presuntos delincuentes carecen de papis influyentes, dinero y tráfico de influencias.
Hasta allí pareciera que es lo que ilustran los dos sucesos de violencia sexual ocurridos en el vecino puerto de Veracruz, con ligas estrechas al poder del dinero y las relaciones, que no han permitido que se cumpla con un contenido de la legislación en vigor, que sustenta que basta el señalamiento que haga la presunta víctima para que sus victimarios sean detenidos, consignados y sometidos a un juicio que en esos casos se alarga por muchos años.
Es decir, que el desmoronamiento de la sociedad nadie lo detiene, menos los papis de los involucrados en sucesos que ya dieron la vuelta al mundo, pero sobre todo en los cuales las instancias del poder están sopesando si aplican la ley y que se defiendan como puedan sus responsables o autores materiales e intelectuales de las cuitas que hoy mantienen en un hilo los tentáculos de la ley y la justicia.
Empero, a todo esto cabría preguntar con un grito que la sociedad a todas luces desesperada se hace, en el sentido de saber: ¿no acaso la desintegración de la sociedad como tal, se debe a los papis que les patrocinan poder, dinero y apoyos políticos a sus hijitos? O en dónde estaban cuando los pillines atacaban a las jovencitas, que ahora se sabe fueron sometidas en uno y otro ejemplo.
Porque no es como dijo uno de los progenitores poderosos de un felón muchachito violador, que es cuestión de muchachos. Una jugada que se les puso enfrente y nomás la tomaron, pero no hay por qué castigarlo. Es decir, un potencial criminal ya está en plena formación, pues por su edad apenas está saliendo de la adolescencia, pero ya golpea, secuestra, tortura sicológicamente y viola sexualmente. O como en el caso del hijo de poderoso funcionario de la Sedarpa, su hijito inclusive ordenó que lo filmaran y subieran a las redes sociales su osadía.
Definitivamente algo anda mal, que no parte precisamente de los menores, sino de sus papis solapadores. Ya hay quienes acusan que la escuela donde estudian no los supo meter al redil. Por favor, si no lo hacen sus papis, el profesor y el plantel escolar salen sobrando. Hasta el más iletrado o invidente lo entiende y ve.
Los valores se desploman con singular rapidez, porque quienes debieran ostentarlos y defenderlos son los primeros en darles la espalda. Y con la conducta de sus hijitos, las instituciones públicas y las dedicadas a ver por la familia y las buenas costumbres, pueden estar seguras de que en este propósito han fallado radicalmente.
* EXPERTOS EN MOVILIDAD URBANA,
VUELVEN A FALLAR CON FOTOMULTAS
Va de nuevo. Los diputados, a instancias de un colega suyo, José Ramón Gutiérrez, ex alcalde panista de Veracruz puerto, debieron haber acordado ayer la suspensión del cobro de fotomultas.
Este servicio resultó una grosería a la inteligencia humana y, por otro lado, un potencial fraude a través de la imposición de sanciones, las cuales necesariamente, si le van a llegar a su hogar un mes después de haber incurrido en la posible sanción, sería menos que ilegal cobrarlas el estado.
Xalapa, ciertamente, no es una ciudad para ser corrida por los automovilistas, sin respetar el uno por uno, la semaforización deficiente donde la hay o los avisos y demás letreros alertando sobre las velocidades máximas que pueden permitirse en las calles y avenidas de la mal llamada ciudad de las flores.
Los yerros cometidos con la invención del sistema de las fotomultas, cuestan dinero del erario público. Es decir, quien paga los vicios y deficiencias de un aparato semejante son los contribuyentes de impuestos, porque definitivamente para nada es el dinero que los funcionarios públicos se llevan a sus bolsillos.
Palo dado, ni Dios lo quita, reza el dicho de numerosos católicos, cada que alguien mete los hombros hasta los codos en la porquería. El fracaso de las fotomultas se veía venir, porque para nadie pasa inadvertido que se trata de un novedoso sistema para imponer el cobro de sanciones que, a la postre, por sus imperfecciones tenía que caer en el depósito de los desechos generados por la mano del servidor público que no tuvo la agudeza suficiente para suponer que debía prestar un verdadero servicio público.
Lamentablemente, en el terreno del servicio público no hay certificaciones ni exámenes de confiabilidad, ni aprobados ni reprobados, como ocurre con el magisterio y los médicos, porque de lo contrario el aparato burocrático vería rodar tantas cabezas, que quedaría acéfalo. Otra alternativa deberán estudiar y proponer los especialistas que fueron contratados para ventilar los problemas de movilidad urbana en Xalapa.
Las fotomultas, sin duda, son parte del problema irresuelto, como es la frustrada cancelación de tarifas en los estacionamientos de las plazas comerciales y, por supuesto, las ampliaciones en calles y avenidas, dizque para facilitar al peatón su caminata, las cuales siguen sin uso alguno y sí, en cambio, han comenzado a aparecer más vendedores ambulantes en dichos espacios, los cuales han hecho suyos y para su personal explotación, y si no, nomás eche usted un vistazo en la calle de Dr. Lucio y Enríquez.
