Espacio Abierto: Fardos


 

raveloenfacicopor Manolo Victorio Valle

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por Manolo Victorio Valle, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana

Ricardo Ravelo Galo presentó en la Facultad de Comunicación su libro más reciente: ‘Los expedientes, ejecuciones de periodistas’.
Y lo hizo en nuestra querida Facico de donde es egresado, ante decenas de estudiantes de Comunicación que bebieron su respectiva dosis de morbo.
La apertura a toda corriente de pensamiento es divisa obligada para la Facico y quienes la dirigen.
En esta unidad entreverada en la maraña de la diversidad, la tolerancia debe ser moneda de cambio cotidiana en nuestra Universidad.
Sin tolerancia la Facico se caería a pedazos. Es cierto.
Aprovecho una fisura de esta tolerancia para escribir unas líneas como periodista pero también como catedrático de mi querida facultad.
El libro ofrece sólo una cara de una cruda realidad que arrebató la vida a 17 periodistas, unos empíricos, otros estudiados, pero todos asesinados por una espiral de violencia que no deja de crecer.
En la otra cara -aun no publicitada- subyace el drama de las familias, seres queridos, amigos y compañeros de las víctimas asesinadas. Son, hasta hoy, voces silentes, ocultas, marginadas, incómodas.
La numeralia es imborrable. Diecisiete periodistas muertos.
Para los compañeros idos no existió nunca la presunción de inocencia.
Se les arrojó en la fosa común de la ignominia, se les depositó en el matorral de la criminalización.
Se les aventó a los buitres del desprestigio.
Se les entoriló en el estercolero de la desinformación.
Se les trituró en el molino de la carne de cañón.
Se les olvidó en el epitafio colectivo del ‘plata o plomo’.
Se les aventó a la barranca del anonimato, cual fardos desechables de una sociedad cercenada por la delincuencia.
Ahora me pregunto: ¿Es este el mensaje semiológico para nuestros estudiantes en la Facico?
¿Desalentarlos para que desistan dedicarse a una vilipendiada rama del periodismo?
¿Dejarles entrever que ser periodista no sirve de nada, que no valdrá nada en lo profesional y terminarán con una bolsa en la cabeza y un tiro en la frente?
¿Insinuarles que cualquiera podrá arrebatarles el bien máximo de la vida y que no pasará nada el día después?
¿Deslizarles el hecho de que el periodismo como materia formativa, como experiencia educativa se vaya al carajo?
Languidece en las aulas aquella pretensión romántica de abrazar al periodismo como un trabajo profesional. Ya casi nadie del alumnado quiere ser periodista.
En esta contradicción, algunos docentes nadan a contracorriente, imbuyendo una pasión que nadie quiere abrazar, como un amante abandonado por el objeto de su deseo.
Así está el Periodismo con las alumnas y alumnos.
El periodista ya no cabe en ningún lugar, ni siquiera en su alma mater.
@manolovictorio
mvictorio33@hotmail.com

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