•”Se les acabó el carnaval”
•18 años narcos en el poder

PASAMANOS: A orilla de carreteras, a orilla de calles y avenidas, hay un anuncio espectacular del candidato priista a mini/gobernador.
Dice:
“Delincuentes se les acabó el carnaval”.
El lector entendería que el Yunes rojo se refiere a los carteles y cartelitos, barones de la droga y ladrones de Frutsis, secuestradores y asaltantes de casas y comercios, que en Veracruz han sembrado el terror y el horror en el tiempo duartista, pero, además, se han adueñado de las calles y poblados y ciudades.
Incluso, tal sería la razón para que haya trascendido que el Yunes rojo abrió la puerta a su búnker a Wilfrido Robledo, el represor de Atenco en mayo del año 2006, aquel de la madriza a los vecinos del estado de México en tiempo de Vicente Fox presidente y Enrique Peña Nieto gobernador y que se opusieron a la construcción del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México.
Pero además, todo indica, la incorporación a su búnker de Ignacio Rey Morales Lechuga, hace años, muchísimos años que fue procurador de Justicia del Distrito Federal y de la nación, tiempo aquel cuando enfrentara, pistola en mano, a José Antonio Zorrilla Martínez, el asesino intelectual de Manuel Buendía, y le dijera que “en nombre de la nación” se entregara.
Tiempo aquel, un poquito más atrás, subsecretario General de Gobierno de Agustín Acosta Lagunes, en que refundiera en las mazmorras de Seguridad Pública de Xalapa al maestro José Luis Lobato Campos como medida represora para vender sus acciones en un periódico, Imagen, que estaba por publicarse en la capital.
Tiempo aquel cuando, además, los caciques y sicarios florecieran en Veracruz.
Luis Rivera Mendoza en la sierra de Huayacocotla. Los hermanos Justo y Roberto Cabrera en la sierra de Chicontepec. Toribio “El toro” Gargallo en Córdoba. Felipe “El indio” Lagunes Castillo, en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río. Cirilo Vázquez Lagunes, en el sur.
Y cuando, oh paradoja, y por añadidura, todos eran intocables.
BALAUSTRADAS: “Delincuentes… se les acabó el carnaval”.
¡Ah!
Habría, entonces, de preguntarse si la frase del Yunes rojo tiene posibilidades, pues, y por ejemplo, habría de recordar que los malandros iniciaron en Veracruz en el sexenio de Miguel Alemán Velasco, cuando Héctor Yunes Landa fue subsecretario General de Gobierno.
Entonces, José Albino Quintero Meraz era el jefe máximo de los carteles, a tal grado que hasta se convirtió en vecino de Alemán en el fraccionamiento Costa del Oro, en Boca del Río.
El auge de los carteles brincó y en tierra fértil al fidelato, donde el Yunes rojo era subsecretario de Gobierno, y en donde alcanzaron “la plenitud del pinche poder”.
Y del fidelato pasaron al duartismo, de tal forma que según la DEA, agencia antinarcóticos de Estados Unidos, y la PGR, Procuraduría General de la República, ahora son tres los carteles operando en Veracruz, a saber, los Zetas, Jalisco Nueva Generación y Del Golfo.
17 años después, casi 18, de usufructuar un paraíso en la tierra jarocha necesitaría preguntarse si, en efecto, los carteles serían expulsados con el Yunes rojo en la silla embrujada de palacio.
Claro, claro, claro, habría de recordarse que si en 40 días Fernando Gutiérrez Barrios pacificó Veracruz, encarcelando a tres caciques, en tanto otros “ponían sus barbas a remojar” huyendo de la tierra jarocha, entonces, los optimistas dirían que el Yunes rojo también puede reproducir tal historia.
Pero está por verse.
Y por verse, porque el Yunes fue subsecretario de Gobierno con Miguel Alemán y Fidel Herrera, cuando los carteles ya operaban y nunca, jamás, se desmarcó de tales sexenios. Por el contrario, siguió trepado en la cresta del poder político, que también es poder social y poder económico.
ESCALERAS: Durante casi 18 años, los carteles han hecho y deshecho en Veracruz, a tal grado que según el reporte oficial unos 457 policías fueron despedidos, muchos de ellos, la mayor parte parece, acusados de desaparición forzada, es decir, de secuestrar a personas y entregarlas a los malandros.
Y, caray, con casi tres sexenios, la filtración de los poderes públicos resulta inimaginable, pues todo indica los carteles han corrompido, además de las corporaciones policiacas, también a políticos.
Por ejemplo, en el fidelato, el politólogo Zeferino Tejeda Uscanga, a la sazón, secretario particular de Flavino Ríos Alvarado, fue nombrado director de Prevención y Readaptación Social.
En el segundo día en la oficina los carteles le hablaron al teléfono rojo para preguntarle el número de cuenta bancaria y aplicar el depósito mensual que hacían al director anterior.
Tejeda Uscanga colgó el auricular y las llamadas y la insistencia se repitieron, de tal manera que prefirió renunciar, en tanto la sucesora asumió el cargo y permaneció ahí mucho tiempo.
Por eso, resulta irrisoria la leyenda en un anuncio espectacular del Yunes rojo anunciando, ni más ni menos a los malandros, que “se les acabó el carnaval”.
Por el contrario, los carteles estarán diciéndose a sí mismos que el carnaval apenas iniciará con el nuevo gobierno, pues cada vez que en alguna entidad federativa del país hay cambio de mandato constitucional los ponen a prueba.
Y Veracruz será un caso más, con todo y Wilfredo Robledo y con todo y Morales Lechuga y con todo y la amenaza del Yunes rojo de que “aplastaré al crimen” porque “a mí no se me escapan los malos”.
Camino a las urnas, decir disparates está, incluso, permitido. Pero ya veremos. En Guerrero, los carteles provocaron la renuncia de Ángel Aguirre Rivero y en Michoacán de Fausto Vallejo y en Tamaulipas hay un Egidio Torre Cantú reducido a nada porque los carteles mandan.
Publicado en: http://www.blog.expediente.mx/nota/18998/portales-de-noticias-de-veracruz/desafia-yunes-rojo-a-carteles
