
Quién gobernara en los próximos dos años. La esperanza partidista, para la elección del Estado en junio 5, son las 30 diputaciones.
Tales curules serán para ganar el Congreso; convirtiéndose en el contrapeso para quien llegue a la silla gubernamental, he ahí el porqué de los rumores de la presencia del exgobernador Fidel Herrara Beltrán con sus múltiples bondades para hacer navegar los barcos de los aspirantes del tricolor.
La lucha encarnizada que se tienen Héctor Yunes Landa– el bueno- y Miguel Ángel Yunes Linares- el malo-no abona el terreno a ninguno de los dos, por el contrario, parecería que el beneficiado es el candidato de Morena, ingeniero Cuitláhuac García Jiménez, porque del resto de candidatos apuntalados por los partidos, incluyendo el independiente, no provocan interés en la ciudadanía.
Ambos candidatos se restan votos todos los días; en su guerra declarativa de sus fortunas, malos manejos, historias no limpias de acciones en sus carreras políticas, parientes incómodos, encuestas pagadas favoreciéndose, etc., dejando un mal sabor de boca a los veracruzanos, que en el fondo dicen basta, explíquenos lo que harán y si es viable para salir del marasmo en que se encuentra el territorio veracruzano.
Para los analistas políticos como Liébano Sáenz, ya señaló con anterioridad, que la disputa por la gubernatura se dará considerando la presencia de otros aspirantes, dejando a los dos partidos mayoritarios- PAN y PRI- débiles, por ende, existen factores que en otras contiendas no se habían presentado.
La frescura del candidato de Morena es lo que ha atraído a los veracruzanos y por ello los periódicos naciones le pronostican crecimiento, cabe la duda de que sí habrá de consolidarse en lo que resta de la campaña.
Es el panorama de los posibles ganadores a ocupar la silla de Javier Duarte.
Consecuentemente para el 3 de mayo cuando arranquen las campañas a diputaciones, serán intensas y atractivas. Pues serán sus acompañantes para hacer efectivas sus promesas de campaña.
A este respecto es necesario recordar otro dato: la participación de la ciudadanía. Fueron 91 los que inicialmente se declararon interesados en las 30 curules.
De ellos, 53 entregaron sus firmas de su distrito que consistían en el 3 por ciento. De ahí se depuró la lista y sólo 17 fueron confirmados por el OPLE. Sin embargo, casi todos tienen antecedentes de haber incursionado en los partidos, o sea, son ex priistas o ex panista, escasos ciudadanos.
Platicando con un ciudadano que se inscribió como “independiente” se lamentaba por todas las trabas que se le ponían, lo que no acontecía con los que un partido los respaldaba. También se quejaba del escaso financiamiento se le daba – 160 mil pesos- por lo que tuvo que hacer una “vaquita” entre los familiares para recolectar un millón de pesos.
Desglosando, platicó, “sólo los líderes de colonias pedían 20 mil pesos para apoyarme en la campaña, multiplicados en el distrito que cuenta con 10 colonias, ni para ello me alcanza lo que me daba el OPLE”. Sumando- afirmó- lo del trasporte para la comitiva y lo que tendría que pagar por la difusión de sus actividades, gastos de reuniones, etc., ni eso le alcanzaba lo que sus familiares y amigos le ofrecieron.
“Nuestro actuales sistemas sociales, políticos y económicos fueron diseñados desde tiempos inmemoriales, cambiarlo es casi imposibles. Pretender que la ciudadanía ingrese a las esferas de poder, es misión imposible, nos las ponen difícil”. Sentencia.
En vista de esas consideraciones, ayer se le preguntó si seguiría en la contienda, la respuesta fue un contundente. NO.
Esa es la una de las caras de las elecciones.
La otra es.
Si se considera a los votantes, el objetivo de las políticas será los indecisos. La razón. El PRI cuenta con el voto “duro”, esto es, los que siempre votaron por ellos y nada, ni nadie, los hará cambiar de opinión.
El PAN tiene sus votos, además, de los que están enojados con el tricolor que nos los tomaron en cuenta por los del actual sexenio, los renegados.
Quiénes quedan: los indecisos.
Los que todavía no encuentran al candidato que les convenza.
De ahí que la balanza no se inclina todavía para nadie.

