
El año pasado, en el Boletín de los Científicos Atómicos, el Consejo de Ciencia y Seguridad movió el Reloj del Juicio Final tres minutos para la medianoche, y señaló:» La probabilidad de una catástrofe global es muy alta, y las acciones necesarias para reducir los riesgos de desastres debe ser tomada muy pronto.
Los Científicos Atómicos son líderes en la ciencia expertos -entre ellos 16 Premios Nobel- en temas de armas nucleares y el desarme, el cambiante panorama de la energía, cambio climático y tecnologías emergentes. El Boletín fue fundado en 1945 por científicos del Proyecto Manhattan que “no podían permanecer ajenos a las consecuencias de su trabajo los primeros años de la organización”.
El presidente de EEUU, Barack Obama, en su reciente visita a Hiroshima ante el primer ministro japonés, Shinzo Abe dijo: «La gente no quiere más guerras. Tenemos la responsabilidad común de mirar directamente a los ojos de la historia. La memoria de esa mañana del 6 de agosto de 1945 no debe desvanecerse”.
Por otro lado, el cambio climático desprende compromisos sin embargo, ha generado tensiones en la agricultura por el acceso al agua. En Nairobi, donde celebraron la segunda Asamblea de Naciones Unidas sobre Medioambiente se recordó el conflicto de Darfur en 2003 uno de los primeros problemas denominados como “guerra climática”.
Realmente para los científicos atómicos la palabrería excesiva en los políticos no tiene eco. Ahí está el planteamiento, el reloj sigue su marcha y la alerta para que las manecillas detengan su movimiento.
ONU.- La contaminación y la degradación del medioambiente causan la muerte prematura de 12,6 millones de personas al año, cifra 234 veces superior a la que provocan los conflictos armados (PNUMA).
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