
No hablamos del viejo periodismo de la época de Ernest Hemingway, o Joseph Pulitzer; ni tampoco de los tiempos del “Nigromante” Ignacio Ramírez y Francisco Zarco o los hermanos Flores Magón. A éstos se les cuece aparte. Nos referimos a los grandes articulistas que se envolvían en las revistas Hoy y Siempre, durante la época de oro del periodismo analítico y crítico. Lógicamente tenemos que hablar del maestro Manuel Buendía quien murió asesinado porque los comentarios que escribía en su columna “red privada”, incomodaban a muchos. Buendía practicaba la ética y hasta la moral en sus investigaciones periodísticas; sin apasionamientos personales, nos dejó un legado insuperable. Los columnistas que existen en el altiplano se han convertido en mercachiles del periodismo como Ciro Gómez Leyva, F. Bartolomé (columna Templo Mayor, del diario Reforma) y los compradores de almas y conciencias de los políticos de provincia que escriben en los periódicos El Universal, Excélsior, El financiero y las publicaciones de la OEM, etcétera.
En Veracruz practicaban el profesionalismo periodístico hombres de la talla de Bartolomé Padilla con su columna “Consenso” y Alfonso Valencia Ríos en diario El Dictamen de Veracruz. (El nombre de esa columna lo enarbola con orgullo don Manuel Rosete en su semanario Formato Siete, en la cual da los pormenores de los acontecimientos políticos y sociales que ocurren en Veracruz. Desnuda, con perspicacia, a políticos, líderes, funcionarios, maestros y profesionistas con un periodismo profesional de análisis). Alfonso Valencia Ríos, fue el maestro de la entrevista la cual practicaba con presidentes de la República o del extranjero; entrevistaba a dirigentes religiosos, a caciques y todo lo que valía la pena. Jalapa, se enorgullece de tener al maestro Froylán Flores Cancela, que con su columna “Glosario del Momento” en Diario de Xalapa, deshojaba la política como si fuera mantequilla embarrada en un pan. Los políticos de esos tiempos lo buscaban para ser entrevistados por Froy. Sigue el maestro dándonos cátedra en su periódico Punto y Aparte.
Hay escasez de periodismo profesional. Son selectos los periodistas de a pie y columnistas que entregan diariamente al lector noticias, acontecimientos y sucesos importantes, análisis críticos de política, de problemas de inseguridad, y de pobreza. Se pueden contar con los dedos: José Pablo Robles Martínez, “Maquiavelo” Se dice que…; Raymundo Jiménez (‘Al pie de la letra’); Edgar Hernández (‘Línea Caliente’) quien lo mismo desmadeja a un personaje en sus comentarios o lo desnuda en sus entrevistas. Es premio nacional de periodismo. Arturo Reyes Isidoro, aunque usa el viejo estilo del yoyismo, entrega, al lector, la polémica y el interés cotidiano por su buena información. El maestro Luis Velázquez Rivera, encerrado en su “Blog expediente MX”, es el únicoperiodista veracruzano que incendia y encuera la problemática social que vivimos los veracruzanos. Es, además, hacedor de jóvenes periodistas que se la rifan con reportajes, notas informativas y crónicas de primer nivel. Ellos, dan prestigio y enaltecen al periodismo que se está perdiendo (Noé Zavaleta, Ignacio Carvajal, Israel Hernández, Laura Rojas, Miguel Ángel León Carmona y las fotógrafa Yerania Rolón).
Y por ahí aparecen otros prestigiados que escriben sus comentarios en cápsulas y los más, los de banqueta que no aportan nada, ganan como sueldo, una miseria, y sólo sirven a los intereses de los empresarios periodísticos, éstos que han encontrado su modus vivendi en el noble arte del periodismo. Son personajes que han sido funcionarios y ostentan los títulos de abogados o contadores y que en cierta forma son los causantes de que esta noble profesión muera cada día porque la han convertido en negocios particulares. Y a ellos, que sólo saben escribir su nombre, se les debe en gran parte el desprestigio que los auténticos “tundeteclas” cargan ante el inminente peligro de ser periodistas.
En nuestros tiempos, cualquiera que sepa leer y escribir puede ser periodista. Es cuestión de encontrarle el modo. Por eso, la gran prensa del altiplano hace de las suyas con los provincianos que en cantidad, tan sólo en Veracruz, de más de ocho mil que somos, según estadísticas del gobernador Duarte, hemos perdido el rumbo y la ética para convertirnos en vendedores de espacios para satisfacer el ego de cualquier politiquillo o líder, baratos que pululan en los escenarios públicos.
Los grandes del periodismo de épocas pasadas, desaparecen cada día para dar paso a la prensa amarillista y comercial pero sin el estilo de Joseph Pulitzer y menos de un José Pagés Llergo o Julio Scherer o Froylán Flores, ni tan poco es prensa porque carece de profesionalismo, ética y moral, aunque el cacique potosino Gonzalo N. Santos haya acuñado la frase de que “la moral, es un árbol que da moras y no sirve para nada”.
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