* LO OCURRIDO EN ORLANDO,
LA DESCOMPOSICIÓN SOCIAL

El joven que mató a 50 iguales y dejó a 53 lesionados obedece, más que a cuestiones de religión, a la fobia que grupos de muchachos de todo el orbe sienten por el resto de la humanidad. Es parte de la descomposición social. Padres engañados y maestros soslayados en la escuela, provocan jóvenes huidizos y que de mil formas quieran salir por la puerta falsa de este mundo de calamidades.
* DANIEL COSÍO VILLEGAS
Y EL ESTILO DE GOBERNAR
El estilo personal de gobernar es lo que distingue a un mandatario, para saber si es bueno o es malo.
El maestro Daniel Cosío Villegas, autor de numerosos libros, académico en la UNAM, daría un perfil de los gobernantes mexicanos, calificándolos conforme a su personal estilo de hacer las cosas, para de allí en adelante precisar que son buenos, malos, demócratas o criminales, inclusive
.
Tomando como ejemplo a los gobernantes a partir del movimiento de la posrevolución mexicana, Veracruz los ha tenido de todos conforme a la clasificación que hace el genial Cosío Villegas.
Y la gente, que suele ser en ocasiones la historiadora más severa entre los especialistas que estudian el curso del tiempo y sus políticos, los enlista a veces con una severidad que calcina a cualquiera. Veamos, a partir del general Heriberto Jara, la sociedad, sobre todo xalapeña, lo recuerda porque construyó el estadio xalapeño. A los enemigos los había combatido en la revolución, bajo su condición de militar. De carácter jovial, accesible, Jara solía convivir con los veracruzanos en la barriada y el parque público.
De don Marco Antonio Muñoz Turnbull, se cuenta que el carisma que irradiaba nadie lo ha podido siquiera asemejar hasta la fecha. De recia personalidad, don Marco Antonio gozó el mandato que le confirió el pueblo veracruzano de manera extraordinaria. Hizo obra material, accesible, altamente político, pese a que los adversarios no hacían mucho ruido.
De Miguel Alemán Valdés se cuentan cuitas y chistes propios de la época. Sus ausencias en Xalapa se debían a que ya buscaba incursionar en la vida pública nacional, como sería más tarde hasta llegar a la presidencia de la república. Obviamente Manuel Ávila Camacho le secundaría de igual forma. Pero a Alemán se le conocía como el hombre de la sonrisa fácil.
Un gobernante calificado como duro e inflexible, Fernando López Arias, aunque en el 68 supo conciliar con los estudiantes y finalmente no los persiguió ni mandó matar, como habría de ocurrir en Tlatelolco. No obstante, a López Arias le endosaban numerosas acciones violentas realizadas cuando fuera procurador general de la república, lo que hizo que cuando vino a Veracruz llegara solo y la recepción que le hicieran fuera entre el miedo y los temores que infundía su personalidad.
Antonio M. Quirasco, accesible, pareciera haber culminado su vida pública como gobernador de Veracruz, así que integró a un equipo de colaboradores de excelencia, cada uno en su área, lo que le permitió que ellos hicieran la talacha pública y a él los honores de presidir los eventos eminentemente políticos. Gustaba de salir de palacio, tomar una copa en alguno de los bares del centro de la ciudad de Xalapa, bolearse los zapatos en el parque Juárez y asistir al parque deportivo Colón para disfrutar los juegos de beisbol con la novena Chileros de Xalapa, la más profesional que haya tenido Xalapa en toda su historia.
Con don Rafael Murillo Vidal las cosas volvieron al caudal de la tranquilidad social. Disfrutó a placer la gubernatura, dejando en sus más cercanos colaboradores las tareas de hacer política con los sectores sociales día con día. Y don Rafael Hernández Ochoa, conocido hasta cuando llegó a tierras veracruzanas, se distinguió por abrir las puertas del gobierno al mayor número de jóvenes en la tarea política.
Agustín Acosta Lagunes hizo de gobernante austero, al grado de que sus colaboradores se dolieran permanentemente los seis años de no haber podido robar, como fueron los funcionarios del régimen de Quirasco, advertían, pero nunca como los de ahora, se dice todavía en el café y la escuela.
Al menor intento de hacer de Veracruz tierra de nadie, el antídoto lo impuso don Fernando Gutiérrez Barrios, los dos años de su gobierno, seguido por Dante Delgado Rannauro, quien tiró para el monte y fue uno de los primeros priistas que se pasaron a la oposición.
Con Miguel Alemán Velasco apareció la primera deuda estatal heredada al sexenio siguiente, según se dice, que es la de los 3 mil 500 millones que fueron desembolsados de las arcas del Instituto de Pensiones del Estado. Empero, cada cual impuso su estilo para hacer gobierno, pues no hay un método o protocolo para seguir determinado modelo.
Sin duda, Miguel Ángel Yunes Linares tiene la oportunidad de oro para convertirse, con todo el bagaje político que le acompaña, en el mejor gobernante que haya tenido Veracruz. Esperemos.
* LO DICHO, LAS ENCUESTAS
ENTRAN A LA CORRUPCIÓN
El caso Chihuahua es el más claro ejemplo de que las encuestadoras incurrieron en la práctica de la corrupción, mucho antes de decir la verdad a los electores.
Incluyen en esta ola de encuestadoras que fallaron tremendamente en la última elección, a Mitofsky, lo cual de suceder en el año de 2017 va a acarrear problemas descomunales al proceso electoral, si lo quiere limpio la autoridad que en ese caso será el INE y los partidos políticos que tomen parte en la contienda por el 2018.
Las encuestadoras fallaron en todo el país, pero existen casos mucho más objetivos. Y es que en Chihuahua en la realidad ganó la oposición al PRI desde el arranque de su proceso electoral, pero en el curso de la campaña y como encuestas de salida, siempre dieron el triunfo al PRI, lo cual al final de la jornada confundió a la opinión pública y aunque los actores políticos callaron, porque sabían lo mentirosas que eran las encuestas, tampoco procedieron a hacer la aclaración de rigor.
Lo cual, aparentemente, las encuestadoras –algunas con algún prestigio en la materia– quedaron en el exhibidor más claro, porque en lugar de satisfacer a la ciudadanía, optaron por entregarse a quien las pagaba.
Esto sucedió en todo el país, así que el clamor que se generaliza es contrario a que sigan operando dichas firmas empresariales, menos aun en la próxima jornada de 2017, que corresponde a otras dos gubernatura y la que viene, que es la sucesión presidencial, la cual de operar en forma similar a las 14 entidades donde se desarrollaron elecciones, va a ser un total caos y va a atraer el desacuerdo y enojo de los partidos políticos.
La falta de probidad en un proceso electoral, acarrea igualmente incertidumbre y la certeza jurídica y legal queda a un espantoso rezago.
En este país, casos semejantes no deben ni pueden seguir registrándose, porque además violentan las de por sí críticas condiciones en que suele desarrollarse cada proceso electoral y que, conforme pasa el tiempo, su descrédito alcanza dimensiones mayúsculas y deteriora sobre todo la imagen de los llamados procesos electorales, aun mejor difundidos en el sentido de que se realizan bajo condiciones exprofeso legales y democráticas.
Lo suyo tuvo lugar sobre tierras veracruzanas, en donde además en buena medida el fracaso de las encuestas se debe a la escasa capacidad técnica y profesional que ostentó el OPLE como árbitro de la elección gubernamental y de candidatos a las diputaciones al Congreso local.
Resulta muy expuesto que la ciudadanía escuche que su candidato favorito vaya encabezando un listado o la participación en la elección, porque lo dijo una firma encuestadora muy afamada y con la emisión, conteo y suma de los votos registrados en urnas, se dé lugar a un resultado en extremo diferente, ya sea en favor o en contra.
Por fortuna, en esta ocasión no se dieron las tradicionales camorras y otros pleitos que irrumpen desafortunadamente en la práctica cotidiana y que ensombrecen los procesos electorales, que a toda costa se anuncian como muestras de una jornada democrática tranquila y en paz, cuando por irresponsabilidad de las empresas encuestadoras se confunde a los electores con resultados simplemente fuera de la realidad.

