HACINAMIENTO SIN
RAZÓN EN SAN JOSÉ
por Raúl González Rivera

El viejo mercado de abasto alimentario Alcalde y García, o más conocido entre las amas de casa como San José, sobrevive entre el hacinamiento en sus exteriores, sin ninguna razón, porque en sus interiores hay una docena, cuando menos, de alacenas cuyas puertas han sido cerradas al público consumidor.
San José lució soberbio todavía hasta hace cuando menos unos cincuenta años. Era el mercado de las damas de «alta sociedad», se decía, y de las familias auténticamente xalapeñas.
Su mercado incluía las verduras, las frutas y todos los productos cárnicos, los de res, de pollo y de cerdo.
Siempre olía a limpio, pues las tareas de mantenimiento y conservación del mercado iban al parejo de esmerados comerciantes, los cuales en la venta de productos alimenticios veían una ampliación de sus propias personalidades.
Las instalaciones lucían espléndidas, con colores vivos y relacionados con el verde, el blanco y el rojo circunstancialmente. Los comerciantes se constituían de grupos familiares, donde el padre, la madre y los hijos se distribuían las horas del día y las semanas, para estar atentos al ir y venir de sus clientelas. Los expendios de flores exhibían sus rosas, claveles y demás variedades reflejando la frescura que sólo la vegetación puede dar.
El entorno del mercado Alcalde y García siempre fue ajeno a la arribazón de los vendedores ambulantes y tampoco era utilizado por camioneros, taxistas y otros, que hoy agolpan dicho lugar, estorbando a la circulación vehicular, obstruyen el paso a caminantes y coadyuva todo este mundo externo a tener una imagen deplorable del histórico mercado.
En sus interiores hay una docena de locales cerrados al público consumidor. Nadie explica el porqué, pero quienes se atreven a emitir una opinión sugieren que el fenómeno se debe a la falta de clientela porque, aunque usted no lo crea, la vendimia mayor se da en el entorno de los mercados, no adentro.
Inclusive en San José lo peor que les pudo haber ocurrido es el retorno de las camionetas de alquiler que había echado fuera la alcaldesa Elizabeth Morales, proporcionándoles un espacio en la calle 5 de Febrero, esquina con la avenida 20 de Noviembre, pero que ahora no sólo siguen explotando este sitio, sino que toda una flotilla de unidades dedicadas al transporte de muebles y enseres domésticos se ha apropiado de un tramo bastante amplio, enfrente al mismito mercado.
Haciendo de todo esto un melodrama cotidiano, en donde los dimes y diretes están a la orden del día y propiciándose que todo aquel mercado bellísimo que fue para centenares de familias xalapeñas, ahora se va opacado por un hacinamiento ficticio, los comerciantes y líderes de éstos, que no tienen el menor empacho en afear la imagen del mencionado inmueble.
El INAH igual guarda silencio criminal en cuanto a la preservación de estas edificaciones, a menos que no sea ni antiguo ni colonial ni moderno.
* CINCO MEDALLAS ES MUCHO
Y SE JUSTIFICA EL RÉGIMEN
Al final del día, cinco medallas son muchas cuando el deporte en México no es parte de la educación formal del común de los mexicanos.
Cierto es que mucho se debe a los recursos propios de los atletas y demás deportistas, pero no deja de hacer jiribilla el hecho de que los gobernantes vean a los artífices de la práctica deportiva sólo por sexenios.
En Rusia, China, Japón y los Estados Unidos, el deporte es una actividad de toda la vida de los muchachos que abrazan alguna de las prácticas en cuestión, los cuales van a recibir el respaldo de sus propios padres, pero los recursos y apoyos oficiales son monumentales. Cuánto no ofrecían los turistas en Río por un uniforme de los rusos y los gringos.
Atletas de medio pelo son los mexicanos, en aras de que los apoyos son exclusivamente de sus padres, porque los organismos presuntamente dedicados al deporte, con el respaldo presupuestario del gobierno, no se quejan, pero dan lástima. Y si a esto le añade usted que en sus cargos directivos se designa a neófitos o políticos, los fracasos son consecuentemente el resultado.
La personal historia de los cinco medallistas aztecas llama necesariamente a una profunda reflexión y apoyo de sus compatriotas, que tampoco pueden disponer de un sólo centavo para hacer menos pesada la formación atlética de los jóvenes valores que se midieron con los mejores del mundo, y obtuvieron sendas preseas.
Los padres de cuatro de ellos, si no es que de los cinco jóvenes medallistas, no pudieron viajar a Río porque no tenían los recursos para pagarse los boletos de ida y vuelta. Ejemplares son los casos de quienes pudieron hacer el viaje, siendo los deportistas que representarían a México, pagados con los apoyos de terceros.
Mucho tendrán que explicar los timoneles del deporte mexicano, como es el caso de Alfredo Castillo y Carlos Padilla Becerra, presidente de la Conade y presidente del Comité Olímpico Mexicano, porque una suerte semejante no debe continuar siendo en los próximos juegos olímpicos de Tokio.
Se podría hasta presumir que ya basta de tener que volver a decir que las medallas no son para los mexicanos, porque su preparación no es definitivamente la adecuada para ese tipo de eventos o, en su defecto, que toda práctica en la materia se inicia desde ahora con los menores, los cuales seguramente bajo esa actitud sí pueden ser lo competitivo que son los jóvenes de las naciones más desarrolladas del planeta tierra.
El mérito no puede regatearse tanto a los medallistas, como a los que dejaron de obtener preseas, pero alcanzaron importantes lugares en la jornada de Río de Janeiro, porque está claro que sí pueden ser lo competitivo que los campeones del resto del mundo, pero al deporte en México no puede seguírsele viendo como una chamba de sólo seis años, que es lo que ocurre lamentablemente con nuestros valientes atletas.
* PROPAGANDA EN POSTES
Y BARDAS AFECTAN LA IMAGEN
La imagen citadina debiera incluir igualmente los efectos publicitarios, que sin ningún orden se difunden en la ciudad utilizando las bardas, los cables de teléfonos, los postes de la energía eléctrica y por añadidura los parabuses, por costosos están quedando sin difundir nada.
A últimas fechas, sobre todo, casas de empeño y otros giros comerciales vienen utilizando los postes que pertenecen a la CFE o a Telmex, como exhibidores de la propaganda para anunciar sus ofertas –dicen ellas– pero es tan ingrata la promoción, como que la vista oferta una feroz imagen con la cual los comerciantes se proponen llegar a la conciencia de sus potenciales clientelas.
En las salidas de la ciudad hacia el puerto de Veracruz, Coatepec y la ciudad de México, igual, han venido apareciendo portentos de promociones publicitarias, que además de enturbiar la imagen urbana de Xalapa siempre limpia, no dejan de ser un objetivo que en mala hora puede desviar la atención de los automovilistas, los cuales irremediablemente pueden colisionar con otros vehículos, chocar por alcance, en fin, ser artífices de potenciales siniestros, debido a que la salida a carretera está inundada de propaganda comercial.
Seguramente hay un reglamento que rige u ordena cómo debe difundirse la propaganda comercial, aunque nadie sabe si se aplica, porque la ciudad está inundada de promociones que en nada ayudan al embellecimiento y atractivo de los espacios naturales, ahora abarrotados de anuncios que nadie lee tampoco, pero que repletan las paredes, los postes, los alambres de teléfonos y la electricidad.
Igual, el grupo de expertos venidos de otras latitudes del mundo, para establecer medidas relacionada con la movilidad urbana e imagen de la ciudad, se dice que deben tener alguna propuesta o definición acerca del tremendo acopio de efectos propagandísticos que enturbian la visibilidad ambiental y provocan el hastío con una imagen bastante viciada yde publicidad comercial que tampoco nadie quiere saber ni ver.
Cierto es que la lectura de publicidad en los periódicos y revistas se redujo, y que los jóvenes de hasta 35 años de edad, además no leen ninguno de los medios impresos, como tampoco son asiduos a la programación que brinda la radio y la televisión, medios que admiten así mismo, que la publicidad comercial les ha disminuido considerablemente en sus ratings.
Al margen de todo cuanto se ha advertido líneas arriba, la propaganda política sigue pendiente de retirar todos sus efectos, conforme a la ley electoral, pues como es sabido hay numerosas promociones todavía de los candidatos al gobierno del estado, sin retirarse, lo que entraña además una multa para los partidos políticos que no lo hayan hecho. Hay numerosas bardas y carteles alusivos sobre todo al candidato del PRI, Héctor Yunes Landa, que siguen a la espera de ser retirados.
Algo en este contexto tendría que decir la dirección de desarrollo urbano que dirige el arquitecto Ramón Hernández.
