60 Segundos: * ES URGENTE UNA OPERACIÓN BACHEO EN NUESTRAS CALLES


Tras el descubrimiento de 75 fosas clandestinas,
restaría saber qué restos humanos u otros guardan
y de qué fecha o sexenio datan a este momento.

calle_xalapena_mal_estado* CUÁL ES EL PELIGRO Y
AMENAZA PARA EL PAÍS

 

por Raúl González Rivera

Por Raul González Rivera, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana
Por Raul González Rivera, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana

Seguramente, lo más importante que habría que rendir a la sociedad mexicana es la información con la cual se pueda visualizar con exacta precisión en qué consiste el peligro y la amenaza que se cierne sobre el país, para el caso de que el señor Donald Trump, candidato republicano, sea el próximo presidente de los Estados Unidos de Norteamérica.
Salvo su bravata de que obligará a México a levantar una barda sobre tres mil kilómetros longitudinales y cinco metros de alto, el empresario ha sido repetitivo en su ofensa a los mexicanos llamándolos delincuentes, violadores y asesinos.
Empero, tras la visita que a los mexicanos bien nacido no agradó, tampoco el régimen ha aclarado su voz de alerta en el sentido de que de no haber invitado a Trump, el peligro acecha a este país.
México, como quiera que sea, había sido respetuoso de no entrometerse en la vida interior de un país extranjero.
La doctrina de Genaro Estrada se ha cumplido al pie de la letra a lo largo de los sexenios posrevolucionarios. La no intervención en la vida interior de un país ajeno obliga, igual, a que los extranjeros respeten la soberanía, independencia y autonomía de México. No hacerlo equivale a tener que responder a una declaratoria de guerra, que en estos tiempos es menos que imposible.
Sin embargo, con la intromisión que de manera verbal ha ostentado el señor Trump, lo menos que México debió hacer es precisamente contestarle del mismo modo. Y no es que se invoque la ley no escrita –seguramente bárbara–, de ojo por ojo y diente por diente, la que ha de imperar en el escenario de lo mundial, pero en el caso Trump, lo menos que debió ocurrir es cerrarle las puertas del país y esperar a que primeramente sea el presidente del país vecino del norte.
Conforme a normas del derecho constitucional mexicano y de derecho internacional y haciendo acopio de la doctrina Estrada, entre menos se tome en cuenta los dichos de Trump, habría sido lo mejor. Históricamente México ha guardado respeto por la soberanía de los estados del resto del planeta. Y la diplomacia obliga a recibir un trato igual. Ese es el camino que la nación azteca ha cubierto a lo largo de los años de pos-revolución.
Sin embargo, palo dado, ni Dios lo quita. La confianza de un régimen ha de estar en que el señor Trump sea el vencedor en comicios estadounidenses, porque tampoco es cierto que con la señora Hillary Clinton al país le vaya a ir mejor. Con la dama mencionada, igual, hay un dejo de política antiinmigrante y contraria al espíritu y contenidos del Tratado de Libre Comercio que mantiene EU con México y Canadá.
Si a los mexicanos no se le dicen cuáles son los peligros que encarará la patria tricolor para el caso de que Trump asuma el mando del país vecino, menos será la comprensión, entendimiento y solidaridad de los mexicanos hacia el político gringo.
Ya lo dijo la propia Hillary Clinton, quien sopesa si viene o no a México, lo cual sería muy trágico –reconoce el senador priista Emilio Gambia Patrón–, cómo es posible que hayan recibido al señor que en un año se ha dedicado a insultar a los mexicanos.
En efecto, lo menos que debió esperar la candidata demócrata, como el resto de los mexicanos, era una respuesta igual a quien ha ofendido y humillado la dignidad de los connacionales de este apabullado país, precisamente no invitándolo y mucho menos recibiéndolo como candidato.

* ES URGENTE UNA OPERACIÓN
BACHEO EN NUESTRAS CALLES

Está más que probado que los gobiernos municipales realizan obras y entre éstas la pavimentación de calles y avenidas, sólo para durar mientras sus principales ediles ejercen el poder, más tiempo no.
Esto viene a cuento porque la ciudadanía se lamenta de las condiciones deplorables en que se encuentra una mayoría de sus calles y avenidas y que en mucho se podría culpar al dios Tláloc, que sobre todo en los últimos días ha regado de agua a la ciudad en cantidades industriales.
Es más, hay políticos de la aldea que argumentan que a ellos les toca sortear con los errores que les heredó la ex alcaldesa Elizabeth Morales García, pero en la realidad, así es cada trienio o relevo de autoridades municipales, la persistencia es hacer cómo se promueven numerosas obras y servicios, que al relevo le corresponderá taponear, bachear y limpiar calles y avenidas, que es el caso.
En la obra pública que se construye en este país, jamás se da la continuidad, por aquello del celo al político que una vez que concluye su gestión pasa al olvido. Y qué bueno, porque imagine usted que aquél siga buscando chambas electorales y tuviera que ganarlas, nomás porque en su mandato gestionó y realizó proyectos que nadie antes, los cuales seguramente obedecieron antes más a compromisos de cuates y políticos, que a ver por las exigencias sociales, como sucede a manera de ejemplo en naciones europeas y los propios Estados Unidos de Norteamérica.
La ciudad está repleta de baches que, efectivamente, han abierto las lluvias. El fenómeno es repetitivo a los cuatro costados de la capital, lo mismo sobre pavimento hidráulico que en el asfalto y el adoquín, para el caso es lo mismo.
El grueso de automovilistas se queja de sufrir afectaciones en la suspensión de sus vehículos, en sus neumáticos y hojalatería o fibra de vidrio, según sea el caso, porque las atarjeas rotas, el pavimento destruido y la cuneta hundida no avisan, obviamente.
Así que el común de automovilistas suele caer en dichos hoyancos, con la consecuencia de tener que sufrir daños materiales cuantiosos, que si bien es cierto la institución municipal tiene que reconocer y pagar en su reparación, el trámite que siguen quienes han tenido la necesidad de gestionarlo, acaban por cansarse y abandonar la idea de recuperar un tanto las pérdidas materiales provocadas por baches, los hoyos o y hundimientos, como usted quiera llamarlos, y de los cuales la ciudad está infestada.
Fenómeno que se registra lo mismo en espacios de la zona más abandonada y olvidada como está sucediendo en los fraccionamientos residenciales, verbigracia todas las calles de Las Ánimas. Y ante quién acudir, se preguntan vecinos de todos lados, que han tenido que afrontar los daños causados en sus automóviles debido a la mala fortuna de caer en los baches, hoyos y algunos a semejanza de los cráteres que exhiben nuestras calles y avenidas céntricas y periféricas. ¿No le parece?

* EL CUENTO DE LOS
VERIFICENTROS

La verdad es que la más grave contaminación que se registra de vez en vez en la capital del estado y el resto de la entidad, pero sobre todo en algunos puntos de la geografía veracruzana, se debe a las emisiones tóxicas que emanan de las industrias y fábricas, que en el caso de Xalapa no las hay.
El objetivo en la ciudad se debe seguramente a los automóviles exclusivamente, porque los autobuses urbanos, tráileres y pipas, que suelen emitir humos y tóxicos en cantidades a semejanza de los centros industriales, quedan eximidos de tener que pasar por un centro de verificación, que a los particulares les prohíbe acercarse y presenciar directamente qué se hace con sus emanaciones tóxicas.
Si la meta era aumentar los costos por cada uno de los vehículos de motor que iban a ser verificados. bien lo consiguieron la Sedema que dirige el señor Víctor Alvarado y por supuesto los pulpos del grupo camionero, los cuales, como es sabido, con toda puntualidad, ellos quedan exentos de cualquier verificación, siendo que cada unidad de éstas tiene suficiente para envenenar el aire y afectar el entorno natural de centenares de colonias.
En esta desigual cruzada por obtener dinero de la manera más accesible, los gobiernos del estado y municipales del futuro tendrán que analizar y sopesar sobre la permanencia de un programa que evidentemente nació muerto. O todos coludos o todos rabones, reza el lenguaje popular, cada que se trata de una imposición de cuotas que deben pagar los contribuyentes o específicamente los particulares. Las unidades con placas oficiales no pasan por esta inspección de humos, tóxicos y ruidos, que nadie ve, porque a sus conductores los mantienen alejados de las máquinas verificadoras.
Cierto es que los inversionistas de los llamados verificentros aplicaron millonarios recursos para equipar dichos centros, pero en lo que no repararon fue precisamente en que sólo se someterían a sus inspecciones los automóviles y no los camiones de carga, los autobuses de pasajeros y los tráileres y pipas, los cuales seguramente tienen otros arreglos para evitar una pesquisa que a ellos, antes que el resto de vehículos automotores, pondrían contra la pared, porque son aquellos quienes precisamente envenenan realmente el medio ambiente.
Al momento, los funcionarios de la Sedema siguen bastante agazapados, o lo suficiente como para que aclaren el porqué de las preferencias para unos y el compromiso, como es en este caso, de los automovilistas de tener que cubrir una cuota por contaminación del medio ambiente, cuando constituyen la parte más endeble en lo que hace a la generación de humos, tóxicos y carburantes que envenenan el aire que respiran casi siete millones de veracruzanos. Por favor.

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