
Hillary Clinton se negó a ser plato de segunda sopa y de manera categórica dijo que no vendrá a nuestro país.
El propio senador priista Emilio Gamboa Patrón –como se reseñó en este espacio el último viernes de la semana pasada–, aceptó que sería una tragedia que la candidata del Partido Demócrata no viniera.
Pensando a la mexicana o como los políticos aztecas suelen ser, nada bueno presagia que sea uno o el otro el mandatario yanqui, para el futuro inmediato de México en lo que hace a su relación bilateral.
Dijo Hillary que tras la «desafortunada» visita de Donald Trump a nuestro país, ella se concretaría a ver por su campaña política y las propuestas que forman parte de su agenda de trabajo político, como es el hecho de ver por el mejoramiento de las relaciones laborales para los trabajadores estadounidenses.
Y en el caso concreto del candidato republicano, cada cual da la lectura que le venga en gana, porque después de la reunión privada que sostuvo el presidente Peña Nieto y el candidato Donald Trump, éste en Arizona más tarde arremetería diciendo que el muro se construirá y lo tendrán que pagar los mexicanos.
En tanto, el mandatario azteca destacaría que allí en la reunión privada le recordó a Trump que México no pagará ningún muro. Después de este indeseado encuentro para los más, sobreviene el rechazo de la señora Clinton a la invitación presidencial, para reunirse con Peña Nieto en la residencia oficial de Los Pinos, lo cual en principio suena trágico para la estabilidad sobre todo financiera de la nación todavía tricolor.
La nota con que se evidencia la intromisión del país en la vida interior del coloso vecino del norte, podría haberse dado, lo cual deberá cobrar algún costo en el porvenir inmediato, con uno u otro mandatario estadounidense.
Trump no deja de llamar a los mexicanos delincuentes, violadores y criminales, amén de prometer un muro que divida a los dos países y de que arremeterá propiciando el éxodo de cuando menos doce millones de compatriotas indocumentados que radican y cuentan con un empleo en las ciudades norteamericanas.
En tanto Hillary Clinton, desde antes ha dicho que el TLC no les gusta y que a los migrantes hay que ponerles un dique de contención. Es decir, que no quedamos bien con uno ni con otra. Lo cual confirma que la vecindad no nos hace amigos ni nada parecido, socios a secas, parias otros más y esclavos algunos que laboran jornadas exhaustivas en los campos propiedad de los gringos.
Quizá Trump represente en serio la posición de desprecio hacia connacionales y que millones secundan en suelo yanqui, de los mexicanos, y en el caso de la señora Clinton, nadie ha querido ver que durante la administración de Barack Obama se ha dado precisamente la mayor repatriación de aztecas.
Dura verdad ésta última, porque los migrantes envían a este país anualmente remesas monetarias que alcanzan los 35 mil millones de dólares. Esperemos.
* CANDIDATOS HONESTOS,
ALCALDES TRABAJADORES
Sueño guajiro o seguramente están inspirados en otros espacios de la geografía nacional, pero los socios del OPLE están pidiendo a los partidos políticos que en aras de cumplirse la próxima contienda político-electoral del 2017, tengan mucho cuidado en elegir o nominar candidatos honestos y que prometan que serán trabajadores.
La última camada de alcaldes se encuentra en su tercer año de labores y pasa en una mayoría aplastante al terreno del ostracismo, porque siguen sin trascender por la obra que esperaban sus representados y gobernados.
Es difícil encontrar, para el común de veracruzanos, alcaldes con vocación de servicio, mucho menos que sean honestos, que pretendan con su trabajo el bienestar de la comunidad que van a gobernar.
Mitos que la historia haya recogido como tales, no los hay. Menos super héroes y la esperanza, aunque muere a lo último, cada tres años se renueva en la conciencia ciudadana, aunque, igual, pronto una vez encaramados en el poder los señores ediles suelen dar la espalda a sus representados, asaltándolos, atracándolos y dejándoles de servir como lo habrían prometido en sus idílicas campañas preelectorales.
Así ocurre cada tres años, no tiene por qué cambiar ahora. Los pueblos y ciudades siguen con los rezagos que arrastran de los últimos cien años. Los paliativos para mantener la tranquilidad de sus habitantes son menos consistentes y, a los cuatro costados de la entidad, no hay municipio que no tenga que lamentarse de la pobreza, la violencia, el crimen en todas sus variedades y la inseguridad.
Los alcaldes de turno prefieren callar a cometer el desaguisado que los exponga en su seguridad personal y su aceptación pública, pero hay quienes invocan la realidad a que deberán enfrentarse los futuros ediles, como es la de Joaquín Caballero, quien advierte que con todo y las fuerzas de seguridad que vigilan en su municipalidad, que es Coatzacoalcos, la incidencia de delitos va a la alza. Llama a la Federación y le pide refuerzos en materia de investigación policiaca, pero no llegan.
Y la vida en sociedad se convierte en un caos indescriptible, como viene ocurriendo en numerosas municipalidades, en donde el progreso se ha detenido, el éxodo de sus habitantes no cesa y las condiciones en que se desenvuelven los cuadros edilicios, no son las más óptimas.
Seguramente la gente no quiere ver en sus ediles a super hombres, sino únicamente a seres humanos pensantes, de carne y hueso y con una vocación de servicio a los demás, la cual por faltar en ese tipo de personajes, han dado al traste con la función pública, haciendo de la carrera política una de las actividades, si no es que la primera, con un desprestigio mayúsculo y desconfiable entre la comunidad toda mexicana.
El OPLE pide a partidos políticos que abanderen a hombres y mujeres honestos y que tengan ganas de servir y no constituirse en los principales saqueadores de las riquezas municipales, como suele ocurrir hasta este día. Por favor.
* LA CAUSA DEL CAMPO ESTÁ
MUERTA POR CULPA DE LÍDERES
Desde que se inventó que el campo también sería razón suficiente para que se conformara el llamado sector agrario y que éste, como pilar del ex partido tricolor, fuera sustancialmente importante en la lucha por el campo, fue precisamente a raíz de ese momento que la tierra dejó de ser punto de arranque para la producción alimentaria.
Surgieron los líderes de banqueta y banquete, sustituyendo a los próceres que se forjaron al lado de Emiliano Zapata y Pancho Villa. El campo produjo los básicos que dieron de comer tres veces al día a los mexicanos de todos los rumbos. Eran los días felices del presidencialismo exacerbable, como lo calificara el maestro Cossío Villegas, en sus magistrales obras literarias.
Sin embargo, llegaría el momento cuando a los líderes les dieron las tajadas del erario público, sólo para mantener quietos y agrupaditos a los miembros de la enorme familia rural, que entonces había, que el campo comenzara a dar muestras de su ineficacia y capacidad para generar los alimentos que la sociedad azteca requería.
En los días felices del presidente Luis Echeverría Álvarez, el campo mexicano era parte de la agenda que podía lucir el gobierno federal ante ojos del propio país coloso del norte, haciendo alarde de su alianza para la producción y que a la postre serviría igualmente, para que el Tío Sam apretara los tornillos de la relación bilateral México-EU, propiciando la caída del primero y alentando la expectativa de un tratado, con el cual durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari obligara a ser México un consumidor nato de los artículos de consumo básico de los gringos, desde entonces.
Por esto, cuando se insiste en que el campo está ayuno de atención por parte de las autoridades aztecas, lo menos que sobresale es precisamente lo inocuo de tal apreciación, cuando los líderes hacen grilla a la mexicana, pero alejados del surco de la tierra, donde se forjan los hombres para generar la producción y los alimentos que la sociedad azteca hace mucho dejó de recibir, porque antes, para su consumo se encuentra una vasta producción manufacturada por la nación más poderosa del mundo.
Lo suyo pasa en las trincheras de la liga cenecista, como en las tantas siglas que dicen estar al servicio de la clase dedicada a producir, las cuales reclaman voz en cuello y amagos diversos para hacerse presentes, que es la falta de recursos monetarios lo que está haciendo una severa crisis en el campo y que de allí depende que se produzcan frijoles, arroz, todos los frutos y se garantice que los habrá para alimentar a ciento veinte millones de compatriotas.
Empero, nada en sustancia que releve a la grilla que por burocrática deja de generar productos básicos y en la calle se escucha, pero sólo en la búsqueda de los huesos públicos de los que el sistema gobernante a veces suele ser muy generoso. Pero el campo, bien gracias, en el olvido.

