FAFE, UN ACTIVO FUERTE
AL QUE NO CONFÍAN

Sin dejar lugar a dudas, el nombre de Felipe Amadeo Flores Espinosa les resulta el de un viejo socio priista, fuerte, que a su partido debe una impresionante hoja de servicios al gobierno estatal, pero que en la hora de los grandes cambios, las legiones de muchachos que buscan asirse a alguna de las agarraderas del Revolucionario Institucional, no le dispensan confianza.
Son cuando menos 40 años en los que han visto caminar a los mismos políticos de siempre.
En la historia contemporánea se registra que sólo quienes alcanzaban el cargo de gobernador venían de algún lugar del altiplano, menos no. Antonio M. Quirasco y Fernando López Arias, pese a haber desarrollado una actividad ligada al ministerio público y el poder judicial dentro de la entidad, después se fueron a la ciudad de México, se forjaron en diferentes tareas públicas y volvieron al terruño tras largos años de hacer talacha en las alturas.
Amadeo Flores Espinosa forma parte de quienes se hicieron políticos hace cuando menos cuatro décadas, junto con un puñado de aquellos jóvenes que encontraron en Rafael Murillo Vidal y luego con Rafael Hernández Ochoa, sobre todo la mano amiga, que los prodigó de oportunidades y éstos las supieron aprovechar en beneficio suyo y de la camarilla de la cual habrían emergido.
Abrieron las válvulas de los cajones receptores del dinero público, al resto regalaron migajas, pero cerraron el círculo sólo para el disfrute de los cuates. Las caras nuevas se preguntan cómo es que no hubo quienes los detuvieran en ese vasallaje dentro de la política aldeana, siendo que ese pequeño puñado de próceres de la nómina política se afirmó en todos los cargos públicos de primeros niveles.
Siendo la hora presente verdaderamente caótica para las causas del que fuera único partido político operando sobre tierras veracruzanas por espacio de 86 años, porque los priistas que asumen protagónicamente la toma de decisiones, son los mismos de siempre.
Los cuadros de socios priistas del presente, prácticamente son inexistentes. No cuentan con ideólogos ni hombres de estudio, menos con entes que gocen de ser intelectuales, siguen sin leer historia del país y en cambio se muestran ambiciosos, dirían que porque esa es la enseñanza que les heredan sus mayores inmediatos.
Razones las anteriores de singular peso, para que la dirigencia nacional, también de estreno con Enrique Ochoa Reza, le hubiera pedido a Amadeo que no abandone las trincheras del partido ex aplanadora, que siga, porque su trabajo de coordinador de la última campaña tricolor no fue malo o ineficiente, su derrumbe lo propició la sociedad civil que culminó con el hartazgo que le produjo un régimen ignominioso, como fue el último de los priistas.
En la repulsa contra Amadeo, hay los sentimientos encontrados representados por una muchedumbre de jóvenes que se consideran desplazados de las tareas públicas, pero que carecen de las condiciones para hacer una política partidaria acorde con las circunstancias actuales y los tiempos que avizoran la necesidad de prepararse, porque de lo contrario, el viejo régimen no se levantará sino en los próximos 80 años cuando menos. Al tiempo.
* AMLO, EL ÚNICO CON
CONOCIMIENTO DEL PAÍS
Ya entradas las precampañas –con o sin la autorización del Instituto Nacional Electoral de Lorenzo Córdova– las candidaturas de partidos políticos a la sucesión presidencial de 2018, prácticamente están dadas.
Lamentablemente, para la causa de la abogada Margarita Zavala, en Estados Unidos no fue una dama la elegida, pero su segundo lugar en las preferencias electorales en este país probablemente nadie la quite, a menos que Ricardo Anaya o Rafael Moreno Valle se decidan y consigan la bendición de los socios panistas.
Obviamente, la oposición cuenta con activos mucho más reconocidos que el partido del viejo régimen, el cual, a saber, su único alfil es el secretario de gobernación Miguel Ángel Osorio Chong y apenas alcanza un l6 por ciento en las preferencias de los electores mexicanos, con rumbo al fatídico año del 2018.
La oposición al PRIAN, si usted quiere verlo así, de manera individual la tiene verdaderamente como un imposible. Siendo sensatos, PT, PRD y Movimiento Ciudadano tendrían que aliarse en torno a Morena, sobre todo cuando la única encuesta seria, que hizo posible un equipo de profesionales del periódico Reforma, le asigna un primer lugar a Andrés Manuel López Obrador, en la carrera por la presidencia de México.
Si lo que buscan son candidaturas para obtener canonjías, apoyos financieros y otros beneficios, que busque cada uno de los partidos su propio destino, pero si la meta es obtener el poder para dirigir al país y realizar los cambios que le permitan abandonar los baches de la pobreza, la gran desigualdad social, la inseguridad y el analfabetismo, bueno, simple y llanamente que se sumen al proyecto de Morena.
Este partido, que va rumbo a sus dos primeros años de existencia dentro de la función política nacional y cuyo liderazgo es el único que ha podido recorrer y conocer cada uno de los rincones de la patria azteca, garantiza al resto de la oposición, seguramente, que las cosas podrían cambiar con la esperanza –huelga repetirlo– en beneficio de las aplastantes mayorías, por ahora depauperadas y en la desesperación.
Inclusive, se asegura que López Obrador podría ser el personaje indicado para confrontar desde la silla de primer mandatario los excesos y abusos que seguramente estaría fraguando el presidente electo Donald Trump, sobre todo en contra de la región latinoamericana, en la que necesariamente está incluido nuestro país, para una vez en que asuma los enormes poderes reconocidos al Tío Sam.
El mensaje albiazul de que AMLO es el adversario más peligroso para México, tendría la necesidad de ser documentado plenamente, para darle crédito, como tampoco cobra un interés real en el electorado azteca el que Enrique Ochoa Reza llame al debate sobre desempleo, al dirigente de Morena.
Sobre todo cuando hay temas de estado que seguramente son vitales para la propia existencia del estado mexicano en el devenir inmediato, mucho antes que acudir a una confrontación al estilo la televisión mexicana, que por ser más que nada un monólogo, acaba por cansar y provocar un tedio mayúsculo.
Por otro lado, no hay que olvidar que en esta era de las transformaciones tecnológicas, hace tiempo ya que la imagen bonita dejó de cobrar la trascendencia que antaño ostentó con una audiencia interesada y expectante.
* EDEL ÁLVAREZ ENCONTRÓ
YA IRREGULARIDADES
El nuevo presidente del Tribunal Superior de Justicia, Edel Álvarez Peña, se topó ya con los primeros retos a vencer y que consisten en una tremenda burocracia en los juzgados del fuero común, como también de que las tantas esferas del poder judicial están siendo atendidas por neófitos en la materia.
Conservadoramente, hay cien mil expedientes que están esperando por su solución.
El tortuguismo que acostumbran juzgadores, secretarios, actuarios y demás auxiliares en los juzgados del fuero común, es comparable con lo que sucede en decenas de despachos institucionales, adonde existe una enorme cantidad de empleados, pero que olvidan sus funciones vertebrales, para dar rienda suelta al descanso palaciego.
El común de un caso sencillo de pensiones alimenticias, divorcio en el que la pareja ocurre en mutuo consentimiento, tarda meses y años, sin que haya una explicación que convenza y menos que se adecue la toma de determinaciones, por parte de los juzgadores, a la legislación en vigor.
Una sacudida está haciendo enorme falta en los mentideros del poder judicial, lo sabe Álvarez Peña, quien ya fue magistrado y presidente de la sala de lo penal.
Tarea nada fácil, ante una montaña de burocracia, corruptelas y rezagos. La politización en los umbrales de las magistraturas del mencionado poder judicial, trajo consigo la falta de veracidad y certeza jurídica en los juicios que se llevan a cabo en sus tribunales, el soslayo en la impartición de justicia y el amañado tinglado a la hora de cumplir con el postulado ad-hoc que brindara a la humanidad el padre Santo Tomás de Aquino, de dar a cada cual lo que le corresponde.
Cabe distinguir que así como hay la exigente necesidad de transformar la marcha del tribunal, igual es menester el reconocimiento de abogados y solicitantes de justicia, acerca del papel que dignamente realizan –los menos, pero ocurre– de los magistrados y algunos de los jueces.
Empero, es de capital trascendencia que por esta ocasión el poder judicial goce de la independencia y autonomía que en su mensaje de inauguración como presidente del TSJ, rindió el abogado Edel Álvarez Peña. Esto, por bien de la entidad veracruzana y su sistema de vida pública, dividido precisamente en los tres poderes, lo que le permite a la sociedad ganar confianza y credibilidad en sus instituciones, seguramente. Esperemos.

