60 Segundos: FAFE, EL ÚLTIMO DINOSAURIO DEL PRI


amadeoporfis*por Raúl González Rivera

FAFE, EL ÚLTIMO
DINOSAURIO DEL PRI

Por Raul González Rivera, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana
Por Raul González Rivera, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana

Felipe Amadeo Flores Espinosa, puede ser considerado como el último dinosaurio del viejo régimen, que operó desde el partido tricolor, dando el cerrojazo con la derrota históricamente más importante de la aldea, que fue la gubernatura en un juego al casi cien por ciento democrático.
Amadeo, egresado de las aulas de la facultad de derecho de la Universidad Veracruzana y con la trayectoria que ningún otro socio priista tiene dentro de la entidad, deja un PRI en una caída de triple salto mortal, porque su recuperación se antoja que va a tardar varios decenios por delante.
Como lo dijeron asociados al priismo, entre ellos el hijo del cacique del magisterio federal sobre tierras veracruzanas Juan Nicolás Callejas Jr., Amadeo no puede ser culpado de la montaña de errores en que haya incurrido la ex aplanadora tricolor. En efecto, el ex secretario de gobierno y ex procurador general de justicia y notario público con licencia, no perteneció a la banda que acabó con las finanzas públicas y la tranquilidad social en los últimos doce años.
Se trata de un dinosáurico personaje, que la hizo bien en la justa por ganar la gubernatura estatal, en la última jornada, al lado del senador Héctor Yunes Landa, no obstante que se había percatado con suficiente antelación que el priismo se encontraba enfermo de muerte. Sus antecesores, remontándonos a tres décadas atrás habrían coadyuvado a hacer del frente priista una maquinaria desvencijada, sin las fortalezas que tanto les sugirió con que lo dotaran el politólogo veracruzano Jesús Reyes Heroles.
Los grupos porriles de las últimas jornadas político-electorales, dieron al traste con lo que quedaba del viejo partido, al cual condujeron en más de una elección los socios priistas con los tamaños, el talento y la convicción que a la postre les había redituado en su perpetuidad como institución partidaria.
De esto último, obviamente, Amadeo no podría ser el responsable. Del hartazgo, la mediocridad en que fue metida la maquinaria priista, el ex diputado federal, jamás podría ser responsabilizado.
Sin embargo, sobrevendrían las aspiraciones y las perversas ambiciones de no pocos busca chambas políticas, para hacer de tripas corazón, el que tras la derrota en las urnas electorales del último 5 de junio del año 2016, los oscuros simuladores de líderes sociales buscaran destronar al presidente del partido, siendo que por dos ocasiones, el líder nacional Enrique Ochoa Reza, había dado luz verde para que FAFE continuara cobrando como presidente del partido en la aldea.
Por supuesto, que la carga de vicios, errores y pobrezas intelectuales y políticas, que arrastraba la maquinaria en cuestión, serían más que suficientes, para que el PRI perdiera la elección de 2016 y que a la fecha, siga reflexionando sobre las alternativas que tiene a la mano, para iniciar su real reconstrucción como partido político, pues son muchos los entes que de este instituto se sirvieron para convertirse en vulgares ladrones del erario público, y que como a la fecha se sabe, continúen a salto de mata, libres y sin el temor a ser atrapados por los tentáculos del poder judicial.
FAFE de todo lo anterior, no puede ser el responsable absoluto, pero si el pagano de los saqueadores priistas que se dieron a la fuga.

* CUANDO SE HA PERDIDO
LA CAPACIDAD DE ASOMBRO

El periódico Reforma, acaba de dar cuenta de la millonaria inversión que hacían los contribuyentes veracruzanos, para sostener un impresionante aparato policiaco y de unidades automotrices, para satisfacer las exigencias del ex gobernador del estado, cada que hacía sus viajes por el interior de la ciudad de México.
Siete automóviles, una casa en donde guardarlos mientras no estaba en la capital del país y un ejército de doscientos elementos de seguridad pública, que resguardaban al ex mandatario y sus más cercanos familiares, todos absolutamente pagados por el erario público, amén de 300 millones de pesos, que quedaron a deber por alquileres y rentas en el antiguo Distrito Federal.
Empero, vea usted, que la nota la dio el periódico Reforma en su primera plana, pero el impacto que causó en los veracruzanos, no fue el esperado seguramente por sus acérrimos detractores. Sino todo lo contrario, la especie era esperada, como otras tantas y osadas acciones del selecto grupo de políticos que en un pasado reciente, ensombrecieron a la ciudadanía, le provocaron la ira, el enojo y le hicieron externar una constante condena, pero hasta allí.
En cuanto más sobrevengan señalamientos, anuncios e informes, el común de ciudadanos muestra absoluto desdén e irónicamente advierten que seguramente hay más, pero como al final del día, argumentaba el ex mandatario, «nada pasa». Y en efecto, la población civil, más interiorizada en cómo salvar sus personales exigencias materiales y sociales, ha perdido su capacidad de asombro. Lo que le provocaba hastío y estupor, hoy no es así, tanto, que la noticia de los automóviles robados-siete en total de marcas y modelos de lujo-, que es el caso dado a conocer por la prensa nacional, no les merecieron ni un comentario en el café, si acaso el chascarrillo en las redes sociales, pero no más.
Se hizo costumbre, que a los 59 personajes denunciados ante instancias federales del saqueo descomunal asestado a las arcas del tesoro público de la aldea se les acumulen más atracos y millonarios robos, que el gentío, sabe usted que presume, que de nada valen las toneladas de papel entintado con tantas informaciones aludiendo a los escandalosos sucesos, que quizá lo fueron en meses anteriores, pero que ahora, todo va volviendo a su ancestral tranquilidad, no obstante que los hoyos financieros sigan taparse y la reconstrucción de la entidad vaya a tardar otros 50 años cuando menos. Esto a instancias fiscalizadoras, pareciera importar un comino. Al tiempo.
Inclusive, de la devolución en cheques al portador, que hicieron supuestamente dos empresas que se salvaron así de ser perseguidas, nadie supo cuáles son, en qué giro se desempeñan, amén de que sus acciones o conductas quedaron sin ser sancionadas, cuando al común de ladrones por hambre, de los últimos días en los súper mercados porteños, incluidos los casi 30 policías ratas, van a ser castigados, con una penalización no obstante que ya regresaron lo robado. Claro esto solo ocurre en el México lindo y querido que sigue siendo con todo y las calamidades que arrastra.

* SI LOS MEXICANOS TUVIERAN
UN EX PRESIDENTE COMO OBAMA

Si los mexicanos tuvieran un ex presidente como el estadounidense Barack Obama, otra seria la historia que rigiera en este país.
Quizá los aztecas debieron haber seguido viviendo bajo el marco de leyes que se ostentaron durante los tres siglos de la Colonia española, y no los marcos que habrían de confeccionar los legisladores de los últimos doscientos años.
Nuestras leyes de Indias, eran respetadas a pie juntillas, por los gobernados de entonces.
Las discrepancias con lo que exigen nuestras constituciones, es a partir de la independización de la república de los grilletes que ligaban a la nación azteca con los reyes españoles.
Tal vez, a ello se deba, que en el caso mexicano, los ex presidentes tienen que saber guardar la compostura y conducirse con algún silencio, porque la voz del pueblo a todos condena, rechaza, acusa y responsabiliza de las malas pasadas que esté jugando en su momento respectivo, la república.
Esto viene a colación, porque los gringos hasta lloraron y pidieron otros cuatro años de gobierno, al abogado Barack Obama. Millones siguieron el curso de su último mensaje rendido desde Chicago, la ciudad que escogió Obama para vivirla en sus años anteriores a ser el principal huésped de la Casa Blanca. Salvo honrosas excepciones, los gringos, han idolatrado a sus ex presidentes.
Ahora, con la conclusión de su mandato, Obama expresó uno más de sus inteligentes discursos, el cual caló profundo en las entrañas de sus millones de gobernados, quienes a su vez llenaron de reconocimientos, lloraron y demandaron voz en cuello que fuera mandatario otros cuatro años.
El empleo aumentó, la salud pública, fue prioritaria en su gobierno y el poderío del imperio quedó demostrado. Todo en un escenario altamente político, democrático, plural y en el marco de un discurso que para los yanquis sonó sincero, humanista, propio de un intelectual, académico y culto presidente.
A ojos del resto del planeta tierra, el suceso atrae la atención, porque en estos tiempos y las actuales condiciones conquistar más que el voto el corazón de la ciudadanía, sin duda, no cualquiera.
Con envidia de la buena, cuánto dieran los mexicanos, porque por una vez ocurriera algo semejante. Que sus gobernados no quisieran que se fuera su presidente y que cómo ex recibiera el aplauso, la pleitesía y el respeto de todo un pueblo.
Y es que a decir de los yanquis, en la personalidad del mandatario, destacan sobremanera sencillez, congruencia en el hablar y actuar y que nunca ni por asomo, se cuestionara la honestidad del presidente demócrata, que en pleno arranque del siglo XXI, suscribió una página brillante para orgullo y en el devenir histórico de la nación más poderosa del mundo.
Los mexicanos, por algún instante, habrían querido idolatrar a alguno de sus ex presidentes, ya que en su casi totalidad son odiados y repudiados antes y después que dichos personajes dejan el poder.

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