ABriendo Brecha: Traición a los constituyentes


constitucionPor: Héctor Saldierna

Por Héctor Saldierna  Martínez, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la  Comunicación de la Universidad Veracruzana
Por Héctor Saldierna Martínez, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana

México se encuentra en un momento clave para cambiar su destino y buscar nuevas alternativas que le permita acceder a un mejor futuro. Por encima de las políticas públicas que han fracasado con estrépito en los últimos años, se requiere un replanteamiento en donde se dejen viejos dogmas y se cambie de tajo un sistema político y económico que ya se convirtió en fecha de caducidad.

Aquí la problemática reside en que un grupo de personas que detentan grandes sumas millonarias y la voluntad incluso de las clases gobernantes para impulsar sus consejos y orientaciones, sólo ha ocasionado que el número de pobres se haya extendido de manera geométrica.

El hecho que en México haya más de 60 millones de pobres en una nación que tiene una población de 119 millones de personas, indica fehacientemente que ha habido un fracaso total. Señalar lo contrario no tiene el mínimo fundamento.

Desde el Testamento Político de Lázaro Cárdenas, que aspiraba al desarrollo de una nación, con una intención manifiesta de respaldar a los campesinos y otorgarles todo el apoyo a través de entregarles parcelas y su eventual producción, tan sólo constituyó un sueño que se evaporó al paso de los años.

LA CONSTITUCION DE 1917

Estamos a pocos días del centenario de la Constitución de 1917, con lo que se lograba amalgamar las mejores ideas de la revolución mexicana y buscar los  beneficios hacia los grandes sectores de la población.

En todo ese ámbito de leyes que vendrían a validar el Estado mexicano, sin duda fueron los artículos 3º y el 27 constitucional, con los que hombres a la altura de esa época, lograron conjuntar las más grandes aspiraciones del pueblo mexicano.

Un aspecto fundamental de la vida de un pueblo es la educación de sus hijos y, precisamente, el artículo Tercero proclamaba esa importancia a través del concepto de gratuidad y de obligatoriedad. Con ello, se lograría que el pueblo mexicano tuviese acceso hacia la educación e instrucción pública.

Fue un mandamiento de gran importancia y que se cumplió al pie de la letra. Aun cuando no se logró llevarlo hacia el ciento por ciento, sí fueron sustanciales los avances y el país empezó a salir de su ignorancia a través de la educación.

Y, precisamente, el artículo 27 se delineó en base a una visionaria idea de que nuestro país tuviese como soberanía suprema que las tierras fuesen repartidas hacia los hijos de la revolución mexicana. Pero, sobre todo, se hacía la proclama que los recursos naturales son del patrimonio de la nación y bienes de carácter estratégico y que  no podrían ser entregados o cedidos a extranjeros.

Se trataba, sin duda, de una idea con gran visión y concebida en el seno de personas de gran nacionalismo y patriotismo.

Sin embargo los años pasaron y entonces llegaron otro tipo de personas, con una visión diferente, con una formación extraña, educados en universidades extranjeras y con una proyección totalmente opuesta a las ideas visionarias de nuestros constituyentes de 1917.

A esta nueva generación, contaminada con las ideas de los grandes países capitalistas y con una firme convicción de apegarse hacia el Consenso de Washington, no tuvieron el mínimo remordimiento para empezar a cambiar el espíritu generoso y de transformación que había inspirado a los constituyentes del 17.

Y convirtieron esas ideas de una educación gratuita hacia una educación capitalista, que es la esencia de la reforma educativa, mil veces negada, pero mil veces con la referencia de buscar la extinción de la gratuidad y, en cambio, otorgarle un signo económico y de fuerte mercantilismo, donde es fácil deducir que millones de pobre jamás tendrán la posibilidad de acceder a una educación universitaria.

Sólo en la fuerza del pueblo es la que puede convertir estas aviesas intenciones en sólo fugaces ambiciones. Por lo pronto en México hemos caído bajo la alucinación de los Tratados de Libre Comercio, donde los ganadores no son los campesinos mexicanos, sino los intereses de los grandes capitalistas.

Se requiere gente comprometida con el país. No pueden ser legisladores aquellos personajes controlados por el gran poder y tan alejados de los intereses de los que dicen, hipócritamente, representar. Y no lo son desde el momento mismo que aprueban leyes y acuerdos en contra de la nación,  que levantan el dedo para autorizar incrementos al precio de las gasolinas y luego salen ante los medios para decir que no están de acuerdo. Ver para creer.

Por esta razón y otras más, se puede decir que este 5 de febrero no hay nada que celebrar. Más bien es el epitafio de una historia que podría decirse que la Constitución no se guardó. Y que sufrió una traición.

PROFUNDO PESAME

Po este conducto hacemos llegar un mensaje de resignación a la familia del Lic. José Luis Lagunes López, acaecido este último día del mes de enero. Fue síndico en el trienio del Lic. Adalberto Tejeda Patraca y siendo gobernador Agustín Acosta Lagunes. Luego realizó una intensa actividad pública en el ámbito federal al lado del Lic. Miguel Angel Yunes Linares.

También nuestro pésame a la familia del Ing. Lisandro Martínez Pozo, acaecido el día lunes 23 en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Fue ingeniero tópógrafo, fue presidente de los Colegios de Ingenieros Topógrafos en el país y una persona con una extraordinaria generosidad, con una fuerte vocación en la rara expresión humana de brindarse hacia los demás.

Descansen en paz.

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