por Mario Jesús Gaspar Cobarruvias *

Hacia el 20 de septiembre de 1510 la hueste expedicionaria al mando del bachiller Martín Fernández de Enciso, fundó la villa de Santa María de la Antigua del Darién, que fue el primer asentamiento permanente europeo durante años, en la parte conocida de la América Continental, llamada Reino de Tierra Firme. Esta entidad se extendía desde el Cabo de Gracias a Dios entre Honduras y Nicaragua, hasta el cabo de la Vela en la península de la Guajira en Colombia. La parte central se denominaba provincia de Castilla del Oro y fue en ella donde se ubicaba La Antigua del Darién como su capital.
El cabildo de La Antigua del Darién fue constituido con Fernández de Enciso como alcade mayor, pero en noviembre de 1510 fue convocado un cabildo abierto entre los soldados, resultando así destituido. El nuevo cabildo fue integrado por Vasco Núñez de Balboa y Benito Palazuelos fueron designados como los dos alcaldes ordinarios, con Juan Valdivia y Diego Albítez como regidores y Bartolomé Hurtado como alguacil. Palazuelos sería sustituido al poco tiempo por Martín Zamudio como alcalde ordinario. Este fue el primer cabildo de la América Continental.
A la par que crecía la villa, de ella salieron expediciones que exploraron y establecieron nuevas fundaciones en el istmo de Panamá, la más famosa fue la de Balboa, que el 25 de septiembre de 1513 avistó desde la cordillera del río Chucunaque, la Mar del Sur, que fue rebautizado como Océano Pacífico por el famoso navegante portugués al servicio de España, Fernando de Magallanes durante su cruce del estrecho que lleva su nombre, el 28 de noviembre de 1520.
Balboa escaló progresivamente los puestos de alcalde ordinario, alcalde mayor, gobernador de la provincia del Darién y por su hallazgo de la Mar del Sur, en 1514 recibió los títulos de adelantado del Mar del Sur y gobernador de Panamá y Coiba. siendo reemplazado por el licenciado Gaspar de Espinosa como alcalde mayor y por el anciano cortesano Pedro Arias de Dávila como gobernador de la provincia del Darién.
Este personaje arribó a consecuencia del hartazgo del rey Fernando II de Aragón sobre los pleitos de jurisdicciones entre los diversos adelantados que comandaban las expediciones de exploración y conquista en el Reino de Tierra Firme. El 27 de julio de 1513 el rey lo nombró capitán general y gobernador de Castilla del Oro, llamada así por la supuesta abundancia de este metal manifestada en los informes que Balboa había enviado a fin de sustentar sus nombramientos y derechos ante sus competidores.
Así, bajo esa creencia de fabulosas riquezas esperándole, Dávila zarpó de Sanlúcar de Barrameda el 11 de abril de 1514 con una flota de 22 naves y casi 2.000 personas entre civiles, cortesanos, ecleciásticos y militares, con claros fines de colonización. La intención era asegurar el dominio español sobre las poblaciones y recursos naturales, enviando tantos medios como fuera posible. La flota arribó al Darién el 30 de junio, siendo su presencia no esperada por los soldados de Balboa. Así, sus miles de pasajeros se sumaron a la gente de La Antigua del Darién, que bajo el gobierno hábil de Balboa coexistiendo pacíficamente con los indígenas a través de una serie de alianzas con los caciques locales, había crecido hasta tener 500 españoles y 1.500 nativos dentro de sus limites.
El encuentro entre Balboa y Dávila fue el choque entre el mando de los expedicionarios españoles y la burocracia monárquica, que venia a reclamar los nuevos territorios y riquezas, desplazando poco a poco a los verdaderos conquistadores, muchos de ellos de condición humilde o miembros de la nobleza venida a menos, que buscaban oportunidades ante el incierto futuro que ofrecía la sociedad hispana, apenas saliendo de la Edad Media.
Santa María de La Antigua del Darién alcanzó su máximo esplendor el 20 de julio de 1515, cuando el rey Fernando II de Aragón le otorgó Titulo de Ciudad y escudo de armas; convirtiéndose en la primera ciudad española legalmente reconocida por la corona española en la América Continental y la quinceava con este privilegio en toda la América conocida. El 7 de diciembre de 1508, el mismo rey había otorgado el mismo Título de Ciudad y escudo de armas a catorce villas en la isla de la Española, siendo primera la de Santo Domingo como ciudad capital. Fue una ciudad capital de provincia aunque construida casi en su totalidad de madera en medio de la selva del Darién.
Con esta real cédula en 1515, se fundó también la diócesis de Santa María de la Antigua del Darién, que fue la primera en tierra firme. Fue creada por el papa León X mediante la bula «Pastoralis officii debitum» del 9 de septiembre de 1513. Inicialmente era diócesis sufragánea de Sevilla (España). Se creó el llamado obispado de la Bética Aúrea. Su primer obispo fue Fray Juan de Quevedo Villegas que previamente había llegado a su sede el 30 de junio de 1514 con la flota de Dávila. Los franciscanos fueron los primeros religiosos en arribar a la tierra firme, bajo la dirección de Fray Alonso de Escobar. Entre las órdenes religiosas o clero regular, la Orden de San Francisco fue la primera en arribar a las islas del Mar Caribe, a Venezuela, al istmo de Panamá y a la Nueva España, cumpliendo la directriz máxima de la corona española: la evangelización.
Las grandes expectativas que originaron la llegada de Dávila al frente de miles de personas y medios de colonización, se vinieron abajo a causa de las epidemias y la falta de alimentos. El carácter codicioso y tiránico de Dávila destruyó la convivencia semi-pacífica que Balboa había constituido con las tribus del Darién, aliadas con los españoles, y el 15 de enero de 1519, logró ejecutar al mismo Balboa y sus allegados acusándolos de traición al rey.
También percibió las desventajas de la ubicación de La Antigua del Darién (pocos alimentos, estar rodeada de pantanos y selvas, creciente hostilidad indígena y la irreconciliable discordia entre los soldados de Balboa y los burócratas venidos en 1514), decidió trasladar a la población de la ciudad a la costa del Océano Pacífico donde construiría un nuevo asentamiento que la reemplazaría como capital de Castilla del Oro. Su esfuerzo fue coronado cuando, tras muchas dificultades, el 15 de agosto de 1519, fundó la villa de Nuestra Señora de la Asunción de Panamá, siguiendo todo el ceremonial acostumbrado y siendo esta una fundación totalmente legal, a diferencia de lo que fueron La Antigua del Darién en 1510 y meses antes con la Villa Rica de la Vera Cruz, pues Dávila tenía facultades para poblar otorgadas por el mismo rey a través de una real cédula desde el 2 de agosto de 1513 en Valladolid:
«Lo que vos Pedrarias Davila, que vais por nuestro capitán general e Gobernador así por mar como por tierra a la tierra firme que se solía llamar, e agora la mandamos la mar Castilla aurifia e a las otras partes contenidas en el poder que llevaís, habeís de hacer desde que con la buena ventura os hicieredes a la vela en la ciudad de Sevilla con la armada que con vos mandamos ir para poblar e pacificar la dicha tierra e provincia basta llegar a ella e después de llegada la forma e orden que acá ha parecido que vos debo mandar que tengais e guardeis e hagais guardar e cumplir, es lo siguiente».
Las instrucciones del documento señalan la importancia de establecer puertos, repartir la tierra a los soldados y procurar la evangelización de los indios. Si bien, era todo un plan de colonización, Dávila lo convirtió en una pesadilla de sangre y saqueo, a fin de que su gobernación generase recursos financieros, aumentar su fortuna personal y perpetuarse en el poder, excediendo las atribuciones dadas por el rey y siempre en detrimento de quienes no eran sus partidarios.
A tales efectos, una expedición al mando del licenciado Gaspar de Espinosa recorrió nuevamente las costas que van desde el Darién hasta el caserío de Panamá, mientras el propio Dávila cruzó el Istmo, a través de la selva del Darién, llegando hasta el Golfo de San Miguel, que había sido descubierto años antes por Balboa. Ambos se encuentraron en el caserío de pescadores de Panamá.
En la mañana del día de la Asunción de la Virgen, el 15 de agosto de 1519, el Gobernador Pedrarias, junto con el alcalde mayor de La Antigua del Darién, el licenciado. Gaspar de Espinosa, de los jefes y soldados, paseó la bandera por el solar de los terrenos escogidos, al son de los tambores. En el centro de la futura plaza mayor, el Gobernador ordenó clavar un grueso trozo de madera en representación de la facultad del soberano que administraba justicia, aunque no le había llegado la Orden Real de Fundación. Por ello no existe ningún escrito escribano autorizado para levantar acta del evento. Pedrarias en cambió leyó la real cédula que le autorizaba a poblar y hacer nuevas fundaciones, arrancó con sus dedos la hierba, sacó su espada y con el orgullo característico de él, exclamó de acuerdo con su personalidad:
«Por el Rey, nuestro Señor, tomo posesión de este lugar, el cual nombro Panamá. Si hay alguien está en desacuerdo conmigo, que venga a mí en el acto».
Se les tomó el juramento a los Alcaldes y Regidores que integrarían el Real Cabildo, Justicia y Regimiento. Los funcionarios prometieron cumplir fielmente sus deberes haciendo la señal de la cruz con sus dedos. El primer cabildo de Panamá, que sería el tercero en fundarse en la América Continental después de los cabildos de La Antigua del Darién y Villa Rica de la Vera Cruz, fue integrado por el licenciado Hernando de Celaya como teniente de gobernador y alcalde mayor de la nueva ciudad, los demás puestos fueron ocupados por Gonzalo de Badajoz, Rodrigo Enriquez de Colmenares, Rogel de Loira, Pascual de Andagoya, Martín Estete, Bartolomé Hurtado, Luis de la Rocja y Francisco Gómez; cuyos cargos fueron confirmados por el rey, que también les otorgó el título de Veinticuatro, nombre otorgado a los regidores de los cabildos de Sevilla, Córdoba y otras pocas ciudades españolas.
La ciudad inició con una población de 400 vecinos, de los cuales solo 93 fueron registrados jurídicamente para ser favorecidos con la entrega de encomiendas, que fue el principal atractivo que usó el gobernador para atraer a los colonos. Quienes al no lograr las riquezas prometidas desde su arribo en 1510 o 1513, se esparcieron por todo el istmo de Panamá enrolándose en expediciones. Sin embargo, tras repartirse los solares de tierra y encomiendas, muchos de los soldados se fueron de Panamá para alistarse en las huestes dirigidas a Nicaragua o escoger destinos más favorables.
No obstante, la nueva ciudad no dejó de crecer conforme a los planes de Dávila, que la proyectó como una ciudad señorial y capital, lejos de los precarios asentamientos que fueron en sus inicios La Antigua del Darién y la Villa Rica de la Vera Cruz. Es de notarse, que desde su fundación, el gobernador delimitó el territorio bajo la jurisdicción de la ciudad de Panamá, mismo que fue confirmado por la real cédula del 6 de septiembre de 1521 en Burgos: el distrito municipal llegaría hasta las sierras de Pacora por el norte y a una distancia de 9 leguas, al sur hasta las islas de las Perlas distantes 30 leguas, al este 9 leguas hasta una zona intransitable y montuosa, y al oeste 17 leguas. En total, la ciudad gobernaba unos 2.000 kilómetros cuadrados en tierra más el espacio del mar hasta las mencionadas islas.
Definir y asignar este territorio municipal desde sus inicios, fue posible dado que los españoles tenían casi 20 años explorando el istmo de Panamá a costa de grandes sacrificios. Mientras que la Villa Rica de la Vera Cruz fue fundada sobre un territorio casi desconocido y rodeado de señoríos indígenas de incierta lealtad mientras durase el dominio de los mexicas y sus aliados de Texcoco y Tlacopan, como la mayor potencia militar en Mesoamérica hacia 1519.
Por esta razón, al extinguirse la ciudad de Santa María de la Antigua del Darién entre 1524 y 1526, cuyo municipio fue el primero de la América Continental, la ciudad de Panamá le reemplazó como capital provincial y adjudicó su territorio, funciones administrativas y la población conjunta de la Antigua del Darién y de Acla, aunque esta se repobló posteriormente. Todo esto fue conforme a los planes de Dávila, de destruir por completo la obra de Balboa y apropiarse de sus logros.
Aunque se fundó meses después de la Villa Rica de la Vera Cruz, Panamá gozó. gracias a Dávila, de una situación jurídica estable y reconocida por el rey y el virrey don Diego Colón, que residía en la isla de la Española, con capital en Santo Domingo. Mientras Hernán Cortés luchaba por quitarse de encima la autoridad de Diego de Velázquez y desarticular la rebelión de sus partidarios, Dávila trabajó en acrecentar su ciudad y fortalecerla.
Así el 15 de septiembre de 1521, mientras Cortés estaba a pocas semanas de haber conquistado la ciudad mexica de Tenochtitlán con miles de muertos en sus calles bombardeadas, el nuevo rey Carlos I de España, estando la corte en Burgos, otorgó por real cédula el Título de Ciudad y escudo de armas a la ciudad de Panamá, que fue renombrada, según el documento, como Panamá del Sur de Castilla de Oro. El preciado documento, que se conserva en el Archivo General de Indias, comienza con la formula protocolaria de la autoridad del rey como otorgante de este privilegio:
«CONSIDERANDO:
Que de parte vuestra (el Consejo, Justicia, Regidores, Caballeros, Escuderos, Oficiales) y hombres buenos de l pueblo de Panamá, que está fundada en la costa del Mar del Sur de Castilla del Oro, nos hacen relación que por la Gracia de Nuestro Señor este pueblo fue fundado, hecho y poblado por nuestro mandato y que como quiera que hasta aquí no le habíamos nombrado ciudad ni dado facultad para poderlo llamar ni menos hasta ahora se le había dado armas y divisas que trajera en sus pendones y pusiese en sus sellos y en otras partes donde las ciudades y villas de estos reinos los acostumbran poner y traer.
Que nos fue suplicado en nuestro Nombre que mandásemos nombrar Ciudad al pueblo de Panamá y os diésemos facultad para llamarlo y titularlo de aquí en adelante, y que os diésemos y señaláramos armas que traer en los pendones de la ciudad y se pusiesen en sus sellos y el las otras cosas, partes y lugares donde fuese necesario.
Que lo anterior, por no visto, acatando y considerando como nuestro mandato, es el primer y principal pueblo que al presente hay en aquellas partes y costas del Mar del Sur de Castilla del Oro.
Que esperamos en la misericordia de Dios Nuestro Señor, será para servicio, honra y acrecentamiento de estos reinos, y porque los vecinos y moradores de este pueblo fuisteis los primeros pobladores de la costa del sur, de lo cual Dios Nuestro Señor fue y es servido y nuestra Santa Fe Católica ensalzada.
Que como en poblar y sostener al pueblo, los vecinos y moradores de él hasta ahora habéis recibido y pasado muchos trabajos, fatigas y peligros, y considerando a los muchos y buenos servicios que los vecinos y pobladores del pueblo de Panamá nos habéis hecho de lo ya dicho, y porque es cosa convenible que los que bien sirven sean honrados, favorecidos y remunerados; porque este pueblo sea ennoblecido y honrado, tuvimos por bueno, y por la presente:
RESOLVEMOS:
Dar el nombre y título, y que se nombre y titule Noble Ciudad de Panamá, y os damos licencia, facultad y autoridad para que de aquí en adelante, para siempre jamás, la nombréis y tituléis La noble Ciudad de Panamá del Sur de Castilla del Oro y mandamos que así sea por todos nombrada y titulada, y que gocéis todos las honras, preeminencias, prerrogativas e inmunidades que por ser ciudad de estos reinos y señoríos de Castilla, por razón de este título».
El nombramiento de «noble ciudad» y otros similares. distingue esta fundación de tantas otras, pues esto solo se otorgaba a ciudades de importancia reconocida en sus servicios a la corona. Y de más de 700 fundaciones realizadas en el siglo XVI, muy pocas ciudades pudieron ostentar este honor junto a su escudo de armas. Posteriormente, mediante real cédula expedida en Lisboa el 3 de diciembre de 1581, el siguiente rey Felipe II le otorgó el título de «Muy Noble y Leal Ciudad», en agradecimiento por los servicios prestado contra rebeldes a la corona.
El escudo de armas de Panamá fue descrito así:
«Para honrar y ennoblecer a la Ciudad, os señalamos, y queremos que tenga por armas, un escudo de fondo dorado; en la mitad derecha del escudo, un yugo y un manojo de flechas pardillo, todo con los cascos azules y las plumas plateadas, lo cual es la divisa de los Católicos Rey y Reina, nuestros padres, abuelos y señores (que Dios tenga en su Gloria); y en la otra mitad, dos carabelas, en señal del polo antártico. Por orla del Escudo, castillos y leones en un escudo tal como este.
Dado en la ciudad de Burgos, a los quince días del mes de septiembre del año mil quinientos veintiuno del nacimiento de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo».
El escudo de armas de Panamá corresponde al de una ciudad que nació señorial y capital provincial gracias a las gestiones e intensa actividad de su gobernador. Sus elementos componentes tienen este significado iconográfico:
1. Las Carabelas. Los barcos son parte de la identidad del imperio. El barco con la estrella simboliza la Estrella Maris, la patrona de la armada , que es la Virgen del Carmen, protectora y guardiana de las gentes de mar, a la cual se denomina Stella Maris (estrella de mar). Una nave va hacia el Este y la otra hacia el Oeste, simbolismo del intercambio naval entre los dos continentes.
2. La torre de oro sobre campo de gules, un castillo de oro en un campo de gules o rojo que simboliza la sangre del enemigo.
3. El yugo y las flechas fueron adoptadas como símbolos de escudo de armas porque coinciden con las iniciales de Fernando e Ysabel, el yugo contenía la «Y» de Ysabel y el haz de flechas, contenian la «F» de Fernando. De este modo cada uno de los cónyuges recordaba a su pareja en sus propias divisas heráldicas.
4. El león rampante en el camino de plata (que debería ser púrpura originalmente) debe ser la simbología del Reino de León, que junto con el Reino de Castilla, estaban gobernados desde 1230 por el mismo rey propietario, cuyo consorte gobernaba por separado el reino de Aragón. Esto indica la preponderancia del Reino de Castilla en la Península Ibérica en el siglo XVI, cuando España no era aun una nación unificada sino una confederación de reinos bajo el poder central castellano-aragonés. Habrá que esperar hasta la victoria del primer rey borbón Felipe V en la Guerra de Sucesión Española (1701-1713), para que se liquidarán las cortes y predominarán indiscutiblemente las leyes y usos castellanos en todo el país.
Panamá obtuvo su Título de Ciudad dos años antes que la Villa Rica de la Vera Cruz, que lo hizo el 4 de julio de 1523, y reemplazó a Santa María de La Antigua del Darién, por lo que ocupa el sitio de primera ciudad legalmente reconocida -desde su fundación- y primer cabildo con municipio delimitado de la América Continental.
Mientras que la Villa Rica de la Vera Cruz fue abandonada en 1525 y refundada a orillas del río Huitzilapan con el nombre de Veracruz a partir de la ratificación de su Título de Ciudad en 1527, la ciudad de Panamá continuó creciendo. Para 1541 la ciudad tenía unos 4.000 habitantes; entre españoles, indígenas y esclavos africanos. En 1607, la urbe contaba con varias calles, una Plaza Mayor y otras dos plazuelas. Panamá fue la plataforma de donde zarparon las expediciones que conquistaron el imperio inca en 1532. También fue escala de una de las más importantes rutas comerciales del continente americano, que llevaba a las famosas ferias de Nombre de Dios y Portobelo, por donde pasaba la mayor parte del oro y la plata que los españoles explotaban en América. Su camino real, el primero de la América Continental, enlazaba a Panamá en el Océano Pacífico con el Puerto de Nombre de Dios en la costa del Mar Caribe y el de Acla.
Para el imperio español, determinados sitios costeros fortificados constituían las «llaves del reino». De esta forma, entre los actuales países de Estados Unidos y Panamá, la ciudad de San Agustín con el castillo de San Marcos, era la «llave de la pasa» o de la Florida, la Nueva Veracruz con la fortaleza de San Juan de Ulúa era la del virreinato de la Nueva España. Las fortalezas artilladas de San Francisco de Campeche, San Felipe de Bacalar y San Felipe del Golfo Dulce eran las «llaves del comercio de las maderas de Yucatán». El castillo San Femando de Omoa era la «llave de la prosperidad de la Audiencia de Guatemala», el castillo de la Inmaculada Concepción del río San Juan de Nicaragua era la “llave del Itsmo Centroamericano». Las fortalezas de Portobelo, San Lorenzo el Reía de Chagre y el recinto real de Panamá, constituían la «llave del Mundo de las riquezas».
La actual ciudad de Veracruz, fue fundada el 28 de marzo de 1600 sobre el caserío del pueblo de Buitrón con el nombre oficial de Nueva Veracruz. Ese fue el día que el virrey conde de Monterrey expidió la real provisión que le otorgaba Título de Ciudad y en cuyo contenido está la instrucción para que se forme su propio cabildo, que no será el mismo que regía la ciudad de Vera Cruz fundada en 1525:
«..mando que la población que la dicha población (sic) sitia en la banda de tierra firme del puerto de San Joan de Ulúa, se llame para siempre la Nueva Veracruz, y de esta manera se intitule y nombre por scripto, de palabra o en lo judicial y extrajudicial, y en las cartas y papeles y comunicación de la gente, y mando que haya en ella para su mejor gobierno, Cabildo y Regimiento que con la mi justicia tengan cargo de él».
Por ser su cabildo fundado en 1600 al mismo tiempo que la ciudad, es imposible que hubiese continuidad de cinco siglos desde 1519 y que por lo tanto la ciudad vaya a cumplir 500 años de antigüedad en 2019. Además el territorio municipal de la Nueva Veracruz fue delimitado hasta diciembre de 1608, por lo que también sería imposible que fuese el primer municipio de la América Continental, pues poseer territorio definido es requisito obligatorio para que exista un municipio bajo la jurisdicción de un Cabildo, que sesiona en el edificio al que tradicionalmente se le ha llamado Ayuntamiento. El territorio municipal de Panamá fue definido desde el mismo día de su fundación en 1519 y fue aprobado en 1521 por la corona española.
Posteriormente, la ciudad de Panamá fue destruida por los propios españoles el 20 de enero de 1671 ante un ataque pirata masivo dirigido por el pirata inglés Henry Morgan. El gobernador Juan Pérez de Guzmán ordenó volar la Casa de la Pólvora, generando un incendio que devastó la ciudad. Tras dos años de habitar en las ruinas, se tomó la decisión de situar la población en un sitio más propicio para fortificar.
Finalmente, tras ser autorizada la mudanza por cédula real al gobernador don Antonio Fernández de Córdoba y Mendoza, el sábado 21 de enero de 1673, día de Santa Inés, Virgen y Mártir, el gobernador abandonó por fin las ruinas junto con el cabildo, seguido de los últimos 300 sobrevivientes civiles y la guarnición militar, trasladó su estandarte con el escudo de armas de la Muy Noble y Leal Ciudad de Panamá, al sitio del Cerro Ancón, llamado ahora Nueva Panamá, donde sería reconstruida a 8 kilómetros al suroeste de la ciudad original. No fue tarea fácil convencer a los panameños de abandonar las ruinas de su ciudad, que soñaban con reedificar. El gobernador les dio un año de plazo para trasladarse, tras del cual se demolerían los edificios y se incendiaría el recinto, debido a:
«Por el grave perjuicio que puede resultar a la real corona y a la patria hallando el enemigo en qué alojarse, y demás de lo dicho, se cierren los puertos… para impedir que se siga comerciando por ellos”.
Las ruinas donde habitaron y murieron más de 3.000 personas, fueron llamadas Panama La Vieja. Junto al cabildo también se marcharon los religiosos, que trasladaron el estandarte de la patrona Santa María La Antigua, haciendo la mudanza de la sede del primer obispado de América Continental iniciado en 1515.
Es de notarse que en esta mudanza, no se hizo el acto protocolario fundacional al estilo del siglo XVI: el obispo don Antonio de León bendijo el centro de la plaza principal y marcó con cruces el ‘sitio para la Catedral y el cementerio anexo. El escribano don Juan’de Aranda Grimaldo consignó en un acta las actuaciones y particularidades con qué se verificó la fundación. Tampoco se solicitó nuevamente el Título de Ciudad, solo se trazó el mapa de la nueva ubicación, por considerar la autoridad que se trataba del traslado de la misma ciudad fundada en 1519.
Esto desmiente afirmaciones vertidas en 2015, de que Panamá fuese una ciudad pionera y que haya perdido su antigüedad al ser destruida en 1671, para justificar que Veracruz fuera el primer cabildo continental, alegando la extinción de todos los cabildos en América Central. La ciudad según el concepto español del siglo XVI, la constituyen los habitantes, no los edificios. El corazón de la ciudad, jurídicamente hablando, es su Cabildo, Justicia y Regimiento, mientras este exista como institución, continúa viviendo la ciudad con su representación ante la autoridad superior y sus símbolos (escudo de armas y títulos), moviéndose en el territorio de su propia jurisdicción. Tal como fue el caso de la Nueva Panamá y no el de las ciudades de Veracruz y Nueva Veracruz en 1600 (la fundación de dos ciudades separadas tanto en fundación como en erección de sus cabildos por 81 años de tiempo).
De Panamá La Vieja quedaron los restos de su catedral, del cabildo, la Compañía de Jesús y los conventos de San Francisco, de la Merced y de San Juan de Dios. Así como del convento de monjas de La Concepción. También los vestigios de los puentes del Rey y del Matadero; así como del Fuerte de la Natividad. Su fundador, el tiránico pero muy activo gobernador Pedro Arias de Dávila, fue separado del gobierno de Castilla del Oro a causa de sus muchas irregularidades, pero más tarde se le dio el de Nicaragua, entre 1528 y 1531, falleciendo el 6 de marzo de 1531 en la ahora extinta ciudad de León. Dejó en su historial muchos actos cuestionables, de crueldad con indígenas y españoles, por lo que fue apodado Furor Domini o la «Ira de Dios». Pero también a él se le debió la rápida colonización e implantación del régimen del municipio libre de Castilla en las salvajes tierras de América Central, antes de que los compañeros de Hernán Cortés hicieran su aparición en Guatemala.
Las ruinas de Panamá La Vieja fueron declaradas como Monumento Histórico en 1976 y la UNESO las declararon como Patrimonio de la Humanidad en el 2003. En 1995, se creó el Patronato de Panamá Viejo, una fundación sin ánimo de lucro, que se ha ocupado de la restauración y acondicionamiento del lugar, que se ha convertido en una de las atracciones turísticas más populares de la ciudad de Panamá. La parte más antigua o Casco Viejo de la Nueva Panamá, también ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
El 15 de agosto de 2019 la ciudad de Panamá, antes llamada Nueva Panamá, celebrará sus 500 años de fundación.
* El autor es originario de la ciudad de Veracruz, licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Veracruzana, diplomado en Historia del Arte prehispánico, colonial y mexicano, galardonado dos veces con la medalla “Veracruz al Mérito” por la Institución de la Superación Ciudadana en 2014 y 2016. Estudió también la carrera de Artes Plásticas en la Escuela Municipal de Bellas Artes. Ha sido profesor de Historia Universal y de México, investigador independiente en historia, conferencista estatal, fotógrafo, diseñador, explorador de campo y director-fundador del proyecto Exploración y Estudio del Camino Real Veracruz-México (EXESCR).
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https://aguapasada.wordpress.com/…/nueva-veracruz-creacion…/
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SANTA MARÍA DE LA ANTIGUA DEL DARIÉN: LA PRIMERA CIUDAD ESPAÑOLA DE AMÉRICA CONTINENTAL, Mario Jesús Gaspar Cobarruvias, E-Facico, julio 20 de 2017:
https://efacico.wordpress.com/…/santa-maria-de-la-antigua-…/
SANTO DOMINGO: EL CABILDO ESPAÑOL MÁS ANTIGUO Y LA PRIMERA CIUDAD DEL CONTINENTE AMERICANO, E-Facico, Mario Jesús Gaspar Cobarruvias, junio 7 de 2017:
https://efacico.wordpress.com/…/santo-domingo-el-cabildo-e…/
LA COLONIZACIÓN ESPAÑOLA DE LA AMÉRICA CONTINENTAL NO INICIÓ EN MÉXICO SINO EN VENEZUELA Y EL ISTMO DE PANAMÁ, E-Facico, Lic, Mario Jesús Gaspar Cobarruvias, junio 14 de 2017:
https://efacico.wordpress.com/…/la-colonizacion-espanola-d…/
