La noche del miércoles 27 de septiembre de 2017, la periodista Claudia Constantino lanzó una pregunta a través de la red social de facebook a periodistas oriundos del Estado de Veracruz, en cuanto a lo que sucede con el periodismo veracruzano en la actualidad. Recuperamos lo que fue una especie de entrevista de una sola pregunta y respuesta por parte de la comunicadora, originaria del puerto de Veracruz y, actualmente, radicando en la ciudad de México. Son tres los que, inicialmente, respondieron a su pregunta: José Luis Cerdán Díaz, Miguel Molina y Rodolfo Calderón Vivar. Nos gustaría agregaran sus comentarios a esta información.
Claudia Constantino.- ¿Qué es periodismo, hoy, en #Veracruz?
José Luis Cerdán Díaz.– El Periodismo es, siempre y en todos lados, un discurso acerca de la realidad.
La calidad del discurso, la complejidad de su armazón, la cantidad de elementos de contraste que se utilicen y la naturaleza de su estructuración (en donde se implican elementos como la rigurosidad conceptual, la lógica argumentativa y la dimensión otorgada a los datos duros, por ejemplo) nos daría una respuesta más cercana a la comprensión que a la animosidad.
Hay aspectos técnicos que se echan de menos. Hay distancias editoriales que no se observan claramente.
Pero también hay una realidad lastimosa: las nuevas generaciones se inclinan por el flujo desordenado y a veces irracional de las redes sociales.
Los medios (incluidos los que utilizan la red) viven en la paradoja de lidiar con la inmediatez y con la obligación técnico-periodística de publicar sólo lo comprobado y contrastado.
Y si, finalmente, hablamos de medios financieramente frágiles, de audiencias en fuga (particularmente las nuevas generaciones) y una dinámica económica ralentizada (con todo lo que implica en ingresos por publicidad), entendemos de manera muy clara que los espacios de independencia sean pocos.
Claudia Constantino.- Mi pregunta no tiene el trasfondo de la animosidad, sino de la decepción.
Veo al periodismo riguroso, perder la batalla frente al sensacionalismo y la vacuidad.
Y también veo, como se pierde la audiencia exigente.
En todos lados, pero peor en Veracruz.
Abrazo, querido. Gracias por responderme.
Rodolfo Calderón Vivar.- Coincidiendo con José Luis, en cuanto a que el periodismo es un discurso de la realidad, nos enfrentamos a que ésta puede ser percibida de diferentes maneras, según la posición que ocupe uno frente a ella en función de nuestras condiciones formativas, culturales, políticas, religiosas, sociales y económicas. Y es ahí donde el periodismo pasa por el crisol de la individualidad del periodista que matiza el acercamiento-distanciamiento, ocultamiento-descubrimiento, parcialidad-imparcialidad de esa realidad a través de datos interpretados por una estilística, técnica y ética personales.
Existe un elemento clave que incide sobre la interpretación individual del periodismo acerca de ese procesamiento de la realidad: el contexto vivencial-histórico-político que lo rodea. Y esa es la clave para comenzar a entender que es lo que está pasando, hoy, con el periodismo en Veracruz y con sus principales actores: los periodistas.
Este es un estado en crisis desde hace años, sobretodo política y financiera, por las desastrosas administraciones gubernamentales que ha padecido Veracruz. El ejercicio de la función pública en diferentes ramos gubernamentales ha sido fallido. La comunicación gubernamental es uno de ellos y esto golpea primordialmente al periodismo en Veracruz desde dos vertientes principales, que ya señaló también José Luis, el primero la ralentización económica de flujo financiero que alimenta al periodismo como modelo de negocio basado en la venta de publicidad, y el segundo, asociado a la anterior, la acotación de espacios de independencia del periodismo, sujetos a la economía de la escasez desde el propio gobierno y desde los propios medios que los contratan.
Es una época triste para el periodismo veracruzano si le agregamos su total indefensión no solo económica sino también en su seguridad personal, sujeta a caminar una senda cada vez más peligrosa, dada la impunidad con que pueden ser asesinados, si asumen un rol honesto al interpretar la realidad, sobretodo en materia de corrupción y delincuencia organizada, pues pueden afectar fuertes intereses dominantes en las diferentes regiones del estado de Veracruz.
Pero también los periodistas que no son honestos, en ese manejo de la realidad, extrañan otras épocas, donde los beneficios del flujo de dinero gubernamental les permitían vivir de manera holgada, al asumir una posición conservadora de cómo procesar la información, asumiéndose como mediadores entre gobierno y sociedad, para crear y mantener una imagen favorable para funcionarios y organizaciones políticas que los beneficiaban para tal fin.
A todo ello aunamos el creciente aumento de periodistas, sobre todo egresados de facultades de comunicación del país, que saturan el mercado laboral en Veracruz, agravando la precariedad en sueldos de quienes ejercen esta labor profesional de impacto social reconocido.
Estamos ante un panorama crítico en Veracruz tanto para periodistas honestos y comprometidos con la sociedad en general, que asumen un punto de vista objetivo y basado en datos, incluso llegando a ser críticos, como para periodistas conservadores que durante años fueron los agasajados de las políticas de comunicación de los gobiernos estatales. Esto no quiere decir que la llave financiera se haya cerrado completamente, solo que ahora se aplican tandeos o se reparte más selectivamente la venta de publicidad, sobretodo soterrada. Además está latente, de vez en vez y por temporada, la ley del garrote.
Con un estado en bancarrota financiera, con bajos perfiles de calidad en el ejercicio de la función pública de sus gobernantes, y con empresas periodísticas que están quedando a deber en material laboral a una gran mayoría de periodistas que laboran en ellas, el panorama para el periodismo veracruzano es uno de los más desfavorables de su historia. Además, con la irrupción de las redes sociales, sobresaturada de comunicadores y de la inmediatez que ya mencionó José Luis, las llaves de financiamiento de gobierno pueden apuntar ahora hacia el incremento de publicidad por esos medios y a mantener a bots a sueldo, cuya función es aglutinarse tanto para descalificar a periodistas críticos o a comentaristas no favorables al gobierno en turno, como para distribuir información falsa con la intención de generar climas informativos basados más en la animosidad que en la comprensión de una realidad mas puntual y certera, para dispersar la atención de las audiencias y mermar su confianza en los periodistas.
Capítulo aparte es la capacidad metodológica, técnica y argumentativa de nuestros nuevos periodistas. Y otro capítulo el verdadero potencial de las redes sociales y su relación con el periodismo en Veracruz. Otro más, la regularización de sus derechos laborales.
Claudia Constantino.- No puedo creer que en este escenario y en este momento no se discuta seriamente el tema. Y que se haga tan poco por él. Defender el periodismo nos debería ocupar, a quienes decimos amarlo ¿estás de acuerdo? Más allá de los que se supone han sido elegidos para ello desde la parte gubernamental, lo que tampoco me parece lo más adecuado. Por lo pronto te mando un abrazo y mil gracias por tu respuesta.
Rodolfo Calderón Vivar.- Efectivamente, se debería discutir y crear diferentes foros de discusión que mediante la reflexión nos permitan comprender esta crisis del periodismo en Veracruz. Y para ello se deben crear espacios en nuestras universidades, en las organizaciones de periodistas existentes institucionales y civiles, en un debate que incluya a periodistas de diferentes perfiles, y también a comunicadores gubernamentales y empresarios. Se deben crear foros en los espacios del Congreso del Estado y en medios institucionales como RTV y Radio UV. Es lamentable que siendo una profesión con un fuerte cariz social, los que la practicamos seamos de los más disgregados en nuestra sociedad y poco afines a reflexionar sobre nuestro quehacer laboral. Estoy de acuerdo que es algo de lo que no nos ocupamos como un colectivo, conformándonos en pequeños grupos de autoevaluación periodística.
Saludos y buenas noches. Un abrazo también a tí y a José Luis.
Miguel Molina Huy. Ahora sí me pusiste a pensar, aunque ya he abordado el tema en algunas columnas. Además de lo que piensan otros colegas que han publicado aquí sus opiniones, creo que habría que ver el tema desde otros puntos de vista.
Primero tendríamos que aceptar que el periodismo es más que una ciencia: es un oficio tan viejo como la humanidad misma, que creció contando historias. Y precisamente aquí encontramos la primera piedra del tropiezo. Muchos colegas no saben —porque no aprendieron o porque no pueden—contar historias, que es nuestro quehacer básico, y parece que le tienen miedo a las palabras.
Se han perdido géneros como la entrevista (porque lo que se hace con una grabadora en una banqueta o en una mesa de café es otra cosa), la crónica (porque uno ve cosas escritas a cachitos, sin ton ni son, que no llevan a jno a ninguna parte), y el reportaje (porque son muy pocos los colegas que tienen el tiempo y las ganas de buscar una historia y encontrar sus raíces). Me da tristeza cada vez que veo a una docena de colegas sentados en las gradas del Parroquia del parque Juárez esperando a quien quiera decir lo que sea…
Se ha perdido también la capacidad de asombro, se ha renunciado al derecho de preguntar, se ha olvidado que el periodista cuenta cosas. Pero se ha privilegiado la idea de que el periodista tiene que ser un profesional comprometido, aunque el único compromiso que puede tener un periodista es incluir todos los lados de una historia en lo que escribe.
Lo que aprendí en cuarenta y tantos años de ejercer este oficio (sin título de farmacia, como dicen los clásicos), es que lo importante es ser imparcial y buscar las opiniones de todas las personas involucradas en lo que uno escribe. Estoy convencido de que ese es el principio periodístico más importante en la filosofía del Colegio Internacional de Periodismo de la BBC, y sigue siéndolo en los cursos que doy en la Universidad Islámica de India o he dado en países europeos, africanos y latinoamericanos.
Pero más allá de las escuelas (varias tienen académicos que enseñan a estudiar pero no profesionales que enseñen a trabajar porque los propios profesores no han ejercido el oficio), los medios tampoco han asumido sus responsabilidades. La prensa escrita sigue confundida ante los avances tecnológicos y muchos medios se limitan a publicar una versión electrónica de sus ediciones en papel.
Hay medios electrónicos que se comportan como si fueran de papel y se limitan a publicar información que no se actualiza. Las posibilidades del audio y del video se han descuidado o no se han aprovechado como debería. La radio se salva, aunque sigue recurriendo a formatos exagerados (noticieros de tres horas, tertulias que no van ni llevan a ningún lado), porque a fin de cuentas se basa en contar historias, aunque eso no sea siempre ni bien ni suficiente…
Es, para decirlo en dos palabras, un desmadre. Varias veces he sugerido que necesitamos que los periodistas reflexionen (junto con sus lectores o como se llame ahora a la gente interesada en lo que se publica en los medios) en voz alta sobre lo que se está haciendo, lo que se quiere hacer, y lo que puede hacerse.
Pero reunir a los periodistas para pensar en el oficio es una vaina inútil porque la arrogancia hace que muchos rechacen cualquier oportunidad de practicar el oficio de otra manera porque ya saben cómo se hacen las cosas. Los editores parecen conformarse con cualquier cosa. La gente no nos cree. Los funcionarios nos desprecian. La academia se preocupa por otras cosas. ¿Quién podrá salvarnos?
Claudia Constantino.- ¿Quién podrá salvarnos? En medio de tanta arrogancia. Como siempre, respeto tu punto de vista que me parece amplio y certero. Gracias por compartirlo. Gracias por responderme. Abrazo, manito.


Aventuro mi contribución.
Estimo que Claudia Constantino es la misma persona que laboró en la redacción de EL UNIVERSAL/DIARIO DE VERACRUZ en la época en que lo dirigió el profesor Luciano Constantino y redactaba sus editoriales José Luis Cerdán Díaz, yo era diagramador. También laboraba el cartonista ROMPEROCLES, cuya obra frecuentemente era mellada por la censura.
Censura que es parte viva de mis incursiones como asalariado que fui en distintas empresas editoriales. Puedo testimoniar que mi trabajo fue hecho trizas en mi presencia por los jefes de redacción, de información, directores. El argumento esgrimido por aquellos vigilantes o policías editoriales era decir que la línea del diario era otra.
Tengo la certeza que lo que exprese aquí será descalificado como un argumento sin valor por no tener presencia asalariada en ningún medio sea impreso o audiovisual. Ni ser parte de la academia de ninguna institución educativa de nivel superior. Aclaro que la descalificación la intuyo a partir de mis visitas diarias a diversos medios o portales informativos de la región, en dónde se pontifica la pertenencia al oficio con criterios viscerales y profundamente ajenos a cualquier nivel de solidaridad gremial.
CREO QUE ESTE BLOG NO ESTÁ EN ESE NIVEL DE DESHUMANIZACIÓN GREMIAL.
Me concibo como un profesional a pesar de no tener un título aunque concluí mis estudios universitarios y tengo guardado mi certificado completo, sin embargo vale apuntar que el título nunca me fue indispensable para el ejercicio, ni lo requirieron en su momento mis empleadores.
Esos que «remuneraban» las capacidades con el salario mínimo general y si había suerte con la inclusión o alta en el Instituto Mexicano del Seguro Social.
No creo que las cosas hayan variado mucho dentro de ese entorno o ambiente laboral.
Dice José Luis que el Periodismo es un Discurso acerca de la Realidad.
Camilo José Cela decía que el Periodismo es Literatura Emergencia.
He comprendido, en mi accidentada práctica desde publiqué (siendo bachiller) por primera vez un texto en LA CIUDADELA, acerca de la Guerra de Angola.
Que el Periodismo es un DERECHO HUMANO que vincula la Libertad de Pensamiento y la Libertad de Expresión. TAL DERECHO SIEMPRE TENDRÁ EN SU CONTRA AL PODER QUE BUSCA CALLARLO Y SOMETERLO.
EL PODER NO TIENE MISERICORDIA, LOS QUE TIENEN EL PODER SON SERES VILES PARA ELLOS NO EXISTE EL PRÓJIMO. TENER CONCIENCIA DE LO QUE ES LA HUMANIDAD ES UN ESTORBO. EN ELLOS EL DESPRECIO ES UNA CONSTANTE Y UNA VIRTUD QUE ATESORAN Y CULTIVAN EN EL NARCISISMO ABSOLUTO.
El primer gran trabajo periodístico lo fue LA LEY Y LOS PROFETAS Y LA BUENA NUEVA (a saber la denominada Biblia), textos llegados a nuestra civilización con muchas modificaciones, censurados y escondidos muchos pasajes. Perdidos en el transcurso milenario de la Humanidad, de ello testimonia EL CORÁN.
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