Lilith, la Fundadora. 3


Por Adolfo Roberto Pérez Valdés

Por Adolfo Roberto Pérez Valdés, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana

Alba, la madre del hermano de Amada, llegó ante la presencia de Lilith y se postró ante la Excelsa Monarca y Mediadora de Tutmosis, todas las doncellas rodearon a la joven Ur Canaita, a su lado estaba Amada, casi no era visible la diferencia de edad entre las dos esclavas. La joven madre era ligeramente mayor, su cuerpo parcialmente desnudo, apenas cubierto por los pedazos de una sucia túnica, mostraba lesiones evidentes de maltrato y violencia.

Alba había arrojado a la cesta y abandonado en el río a su pequeño varón, llamado Tutmosis (Toth o Moshe) al ser rescatado por Lilith, la hija del Divino y Altísimo Rey de las Dos Tierras, el Reino Taui. Entonces, Lilith Soberana de la Noche y de la Oscuridad Taui, dirigió un gesto a sus doncellas y sus varones escribas. Estos aprestaron sus herramientas para recabar lo que diría, a su vez las doncellas aleccionaron a las esclavas para que fijaran su vista al rostro y mirada de Lil o Lilith, debían concentrar su atención en lo que diría.

“Soy Aliento, Viento y Espíritu de Mis Dioses, yo Lilith os digo a ustedes Alba y Amada, esclavas y mujeres Ur Canaitas. Este varón que tengo a mi lado, lo he rescatado del río y ahora es mi hijo, lo he llamado Tutmosis como mi Dios Sabio y Creador del Lenguaje Articulado. A Toth o Moshe ustedes lo cuidarán, velarán su bienestar, conocerá su ascendencia Ur Canaita. Más no será esclavo ni tampoco ustedes ya más. Ahora tu Alba me hablarás de ti y de este pequeño varón.”

Alba y Amada con espanto y terror dirigieron su vista a los escribas. En las tradiciones verbales, los varones Ur Canaitas no consentían a sus mujeres hablar. Ellas entendían que hablar ante los varones, aunque no fueran de su pueblo, podía representar el fin de sus vidas. Con ese gesto de terror volvieron su vista a la Soberana de la Noche de las Dos Tierras, así Lilith desde su ornamentado trono con otro gesto despidió a los escribas.

“Alba, estás en libertad de hablar”: exclamó Lilith con las manos extendidas.

Y supo que ellas provenían del mismo vientre. Solo que Amada no tenía memoria o recuerdo claro de su madre, repudiada por el varón al gestar dos mujeres, sus días habían terminado por los golpes ceremoniales de la pesada Piedra del Repudio. Su mismo progenitor había cumplido con la tradición: el repudio concluía con la muerte lapidada.

Y el varón tomó por mujer a la mayor de sus dos hijas: Alba.

El rito de la Piedra del Repudio era cumplido ante la presencia y reunión ceremonial de los envilecidos y subyugados Ur Canaitas. Un rito común, constante por la búsqueda de un descendiente varón. Pero a la mutilación genital, el repudio y muerte también se agregaba el cercenamiento de la lengua a la mujer que osara hablar sin permiso.

Los varones Ur Canaitas, al conocer el primer sangrado de una niña celebraban con mutilación genital, lo que entendían como el tránsito de una niña a mujer. El placer en sus mujeres no era permisible. Así Alba pasó de ser hija a mujer de su padre y madre de su hijo. Una tradición más.

Lilith, Soberana de la Noche y Oscuridad Taui, cumplía con verificar la observancia de los rituales a las 42 deidades. Además resguardaba los textos sagrados de las Hesp, a las que protegían cada deidad de las Dos Tierras. A ella se debían en obediencia todos los sacerdotes de las Hesp, para su custodia e integridad personal le servían diestros varones armados, ellos cumplían permanentemente su cometido.

A petición suya el exterminio de un peligro o riesgo potencial era ejecutado.

@adolfoperez58

 

Publicado originalmente en: https://incrospido5.wordpress.com/2017/10/07/lilith-la-fundadora-3/

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