Calavera ante el Altar de Ofrenda de Roberto Bravo Garzón, en la Sala Tlaqná


Fotografía de Rodolfo Calderón Vivar

Por Rodolfo Calderón Vivar

por Rodolfo Calderón Vivar, egresado de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Veracruzana
Silencio, quiero silencio
clama la muerte segura
anunciando que Roberto
viene ya por la llanura.
Abran puertas en la torre
para que la escalera suba
y que él mismo se cerciore
que la silla ya no es suya.
Fue rector por largos años,
señor de grandes polendas,
hasta que, cruel desengaño,
Disgustín cerró su puerta.
De la UV hizo gloria
con esplendor inaudito
fue en toda su historia
el rector más expedito.
Para todo conseguía
presupuesto asegurado
y su mandato sería
el paraíso soñado.
Cuentan en variadas crónicas
Que diletante en extremo
fortaleció a la Sinfónica
con personal académico.
Acrecentó la matrícula
generó muchas carreras
Y acalló toda mal crítica
con una UV de primera.
Por eso viene de nuevo
cada noche en todos santos,
y su sitio, con esmero.
le cuida su fiel Romualdo.
Poco después de las doce,
vaga su sombra en pasillos,
y pronto se oyen más voces
confundidas entre grillos.
Por allá viene Dorantes
con Herrera de la Fuente,
sus compañeros desde antes,
que esa noche son presentes.
Toño Exome y el Aureliano
también caminan ahora
para acompañar a Bravo
en esta puntual deshora.
Se anuncia Polo Troncoso
sin que nadie se lo pida
bailando muy saleroso
y gritando si hay comida.
El Padre Zilli de paso
También se une al gran jolgorio
Y pregunta a Octavio Castro
cómo le fue en su velorio
Chucho Morales, sin duda,
entra para hacer maldades
y a él le grita la Huesuda:
¡Aquí no es Humanidades!
Cuando la fiesta se crece
Roberto Bravo Garzón
incita a la orquesta, alegre,
que comience un buen danzón.
Mateo Oliva entre tanto
Y con ojitos de pillo
le pide a Roberto Bravo
que baile sobre un ladrillo.
Sergio Vélez, desde el Istmo,
trae la danza macabra
que con agitado ritmo
inicia y nunca se acaba.
Que fiestón en rectoría,
un bailongo quita sueño
con Roberto, quien diría,
de nuevo siendo un bohemio.
Perdida la compostura
Carballido de momento
con su singular premura
escribe, genial, un cuento.
Fernando Vilchis observa
A un par de calaquitas
que sin alguna reserva
destapan sus canillitas.
Abel Escobar pide orden,
Igual que Aguirre Beltrán,
solo Judith Schöenberg
acepta que algo anda mal
Ya son cerca de las cinco,
ya se acerca la quietud,
Yolanda Reyes con brinco
grita: ¡ahi viene el SETSUV!
Silencio, quiero Silencio,
Clama la muerte segura
y se lleva a Roberto,
a su fría sepultura.
Xalapa, Ver. 27 de octubre de 2017
(Texto de la lectura presentada, en la Sala Tlaqná, durante la inauguración del Altar de Ofrenda para la memoria de Roberto Bravo Garzón)

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