Al finalizar el día 21 de abril de 1519, una armada de 11 naves al mando del capitán general Hernán Cortés de Monroy y Pizarro Altamirano arribó al puerto natural de San Juan de Ulúa, en la tierra que llamaban Santa María de las Nieves. A bordo vienen aproximadamente 550 expedicionarios europeos de todas las armas y diferentes nacionalidades, con 110 hombres tripulando las naves.
Pero además, contraviniendo la Instrucción que el teniente de gobernador de la isla de Cuba, Diego de Velázquez de Cuéllar, le extendió el 23 de octubre de 1518, por orden de Cortés fueron embarcados 200 indios taínos de ambos sexos y algunos esclavos africanos, estos últimos en calidad de auxiliares.
Por las circunstancias en la guerra contra los mexicas, se incorporaron como combatientes, destacando con desigual fortuna y algunos alcanzaron una posición acomodada y la libertad. Junto con los indígenas, contribuyeron activamente al mestizaje en la Nueva España y sus descendientes fueron también la base para formar el grupo humano antropológico conocido hoy como «jarochos» distribuido en todo el Estado de Veracruz.
En forma análoga, sus hermanos de raza participaron en otras expediciones para la conquista militar y colonización del continente americano, demostrando gran valor y ferocidad contra los pueblos indios y dejando su huella en la historia.

