Fuera de foco///La simulación de una victoria: Rocío Nahle, la «gobernadora» impugnada


Por Silvia Núñez Hernández, egresada de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana

En medio de una campaña mediática ridícula y sostenida a base de pagos por notas en medios de comunicación, Rocío Nahle García, la zacatecana, ha construido una falsa narrativa que la coloca ya como gobernadora electa de Veracruz. Este imaginario, alimentado por titulares y declaraciones oportunas, busca consolidar una victoria que, en realidad, sigue bajo una nube de dudas y controversias. La sombra de los actos de corrupción que han circulado en diversos medios sobre su patrimonio y el de su círculo cercano no desaparece, y más bien, intensifica las interrogantes que rodean su figura.

A pesar de la imagen que pretende proyectar de «gobernadora», la situación jurídica cuenta otra historia. La impugnación presentada ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), mejor conocida como el «Recurso Madre», ha puesto en pausa esta narrativa de victoria. El expediente clave, SUP-JRC-86/202, bajo la ponencia del Magistrado Felipe Alfredo Fuentes Barrera, mantiene el futuro político de la zacatecana en manos del tribunal. Este proceso, que podría resolverse la próxima semana o prolongarse hasta noviembre, deja en evidencia la fragilidad de la supuesta legitimidad que Rocío Nahle intenta proyectar a través de medios pagados.

Las preguntas sin respuesta sobre sus bienes, los excesivos gastos familiares y el estilo de vida que no concuerda con el discurso de austeridad siguen siendo el principal obstáculo para que su victoria sea incuestionable. Veracruz se enfrenta nuevamente a un posible mandato teñido de sospechas y juicios, donde la narrativa de honestidad y transparencia se desmorona ante el escrutinio público.

La estrategia de pagar por notas y promover una percepción de victoria no puede sustituir la realidad de un proceso electoral impugnado y las graves acusaciones que pesan sobre la zacatecana. En un estado donde la corrupción ha sido el dolor de cabeza de muchos gobiernos, esta simulación de triunfo pone en riesgo la estabilidad política y socava la confianza en las instituciones.

Con la impugnación en marcha, la pregunta que sigue es: ¿cuánto tiempo podrá mantenerse esta simulación antes de que la justicia, o la propia realidad, revele lo que realmente está en juego?

La triste realidad de México bajo el dominio de AMLO: Sometimiento y decadencia

Es devastador observar cómo Acapulco, con la tragedia que lo azota, los padres de los estudiantes de Ayotzinapa, la crisis en el Poder Judicial, las familias asesinadas en Sinaloa, la crisis económica y la destrucción sistemática de la democracia y la justicia en el país, todo esto pasa ante nuestros ojos mientras AMLO continúa su cruzada personal para convertir a México en su feudo. Mientras tanto, las instituciones caen y los pilares de nuestra sociedad, como el sistema de salud y educación, se tambalean bajo el peso de su soberbia y megalomanía. Y, en medio de esta desolación, deja tras de sí a Claudia Sheinbaum, una figura sumisa, carente de autonomía, que parece dispuesta a prolongar esta farsa de poder absoluto.

Estamos a cuatro días de lo que debería ser su partida, pero todos sabemos que no lo hará realmente. La subordinación de Sheinbaum al mandato de su mentor garantiza que el control de AMLO sobre el país continuará, incluso después de que deje formalmente el cargo. Es un escenario aterrador, donde la sucesión no es más que una ilusión, y el sometimiento se disfraza de transición.

Una de las preguntas que muchos nos hacemos es: ¿Cómo lo logró?¿Cómo consiguió AMLO tener a tantos políticos, figuras públicas y líderes supuestamente poderosos, sometidos a su voluntad? El caso de Miguel Ángel Yunes Linares es particularmente ilustrativo. Un hombre que alguna vez se proyectó como un adversario fuerte, hoy está completamente doblegado, obedeciendo fielmente las órdenes de quien decía enfrentar. Y no solo él: toda su familia parece haber sido aplastada bajo el peso de la maquinaria morenista, al punto las figuras más cercanas, como Indira Rosales y María Josefina Gamboa, ya están preparando su salto hacia Morena.

La sumisión de los “poderosos” es un espectáculo lamentable. Yunes, que alguna vez se creyó intocable, hoy se arrastra ante AMLO, moviendo su colita, obediente y servil. Si antes creíamos haber visto todo en la política mexicana, este ejemplo de sometimiento absoluto nos muestra que siempre puede haber algo peor. La humillación de un hombre que alguna vez se consideró a sí mismo empoderado es un reflejo de la degradación del sistema político bajo el actual régimen.

Este es el triste panorama de México: un país donde el poder absoluto reside en un solo hombre, Andrés Manuel López Obrador, quien se cree por encima de la ley. Para él, no existen límites más allá de lo que dicta cuando abre la boca. Los desacatos, las violaciones a la ley, el desprecio por las instituciones, todo esto se ha vuelto rutina en su administración, y su legado no parece augurar un cambio positivo.

México se encuentra al borde de un abismo, donde la democracia, la justicia y la legalidad son arrasadas por el capricho de un líder que ha demostrado que el sometimiento es su arma más efectiva. Nos deja un país fragmentado, un sistema roto, y una ciudadanía que, en su mayoría, parece estar resignada a aceptar este destino impuesto por un tirano moderno.

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