Los fantasmas con armas recorren México


La familia Avendaño Villafuerte y su taller de imprenta, donde editaban «El Tiempo»
por Rodolfo Calderón Vivar, egresado de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Veracruzana

Acabo de ser invitado por la comunidad de la Facultad de Derecho de la Universidad Veracruzana para fungir como moderador del debate en torno al filme documental «Los Fantasmas de la Guerra», ópera prima del joven cineasta Mauricio Avendaño, nieto de los periodistas chiapanecos, Conchita Villafuerte y Amado Avendaño, y quiero comentar que es una historia desgarradora que aún repercute en la familia, de como el periodismo idealista se desmorona ante realidades de un país que se resiste a cambiar radicalmente sus estructuras y su política, pese a tantos intentos y discursos que dicen todo lo contrario.

Y es una historia de periodistas que ejercer la labor de prensa marginal, desde una perspectiva ética e ideales, pese al peligro que corrieron en el momento crítico de esta rebelión que marca la última guerra declarada de un grupo guerrillero de México contra el Gobierno Federal siempre tan omiso de apoyar totalmente a los campesinos mexicanos.

Al momento de escribir este artículo, no se en que termina este filme documental y si solo se circunscribe al periodo de la guerra zapatista en 1994. He podido rescatar algo de las reseñas que ya existen sobre esta película y de lo que el propio autor, el nieto de los periodistas chiapanecos ya mencionados, Mauricio Avendaño, dice en cuánto a lo que pensaba su abuela, Conchita Villafuerte, de ese periodo de revuelta zapatista, del cual ella tenía muy malos recuerdos, al grado de decirle a su nieto: «¿por qué quieres saber esas cosas tan feas?»

Y si, fue una historia fea para la familia Avendaño Villafuerte porque vieron desmoronarse paulatinamente sus ideas personales de periodistas indenpendientes pues fueron objeto de represión oficial, balazos en su domicilio, cierre de su imprenta porque los habitantes de San Cristóbal de las Casas los estigmatizaron y le dieron la espalda a su negocio, convirtiendo en ruina su empresa periodística por tantos años construida y que entró en declive en la década de los noventas. Todos pudieron negociar para bien propio (los zapatistas, el gobierno, los activistas de izquierda) menos ellos.

De nada sirvió que Amado Avendaño contendiera por el PRD para la gubernatura del estado, si en el proceso electoral perdió y solo pudo obtener el título de gobernador moral del estado, sin ser gobernador realmente. Después que terminó su gubernatura moral, tuvo un marcado declive en su ánimo y salud, al ver su periódico perdido reducido a una publicación modesta, de pequeñas dimensiones conocida como «La Foja Coleta», que nada tenía que ver con el periódico tamaño estándar llamado «El Tiempo», que tenían en 1994. El político chiapaneco murió en 2003, víctima de un derrame cerebral.

Mauricio Avendaño narra al respecto, de cómo confrontó la hechura del filme, al dialogar con sus familiares sobre los hechos transcurridos tras la rebelión de los zapatistas:

«Para mí, personalmente siempre hubo una sensación como de un trauma muy grande en esta familia, que no entendía a un nivel tan personal; fue como la búsqueda de entender el dolor de mi propia familia que me llevó a tratar de desenterrar la historia; que sí la platicaban, pero como hechos periodísticos de cómo pasaron; algunos de mis familiares se mostraban aprensivos a la hora de platicar sus experiencias personales de cómo vivieron en primera persona estos hechos. Y fue también una búsqueda de tratar de espiar ese dolor en mi familia y al mismo tiempo tratar de entender lo que sufrieron”

El documental está hecho con parte de muchos videos que realizaron los Avendaño Villafuerte con entrevistas a los líderes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, en dondo conocieron de manera directa al entonces subcomandante Marcos, cuyo nombre real es Rafael Sebastián Guillén Vicente y que fue parte del personal docente de la Universidad Autónoma Metropolitana, convertido después en el Comandante Galeano, en 2014, pero también conocieron a personajes políticos, hoy encumbrados en las altas esferas del gobierno actual, como Epigmenio Ibarra, Genaro Villamil y Jesús Ramírez Cuevas.

Los miembros del EZLN no quisieron recibir al cineasta Mauricio Avendaño

Inútilmente, el cineasta intentó que los directivos del EZLN participaran con sus entrevistas en su documental para reforzar la importancia de la participación de sus abuelos como apoyo periodístico de su movimiento. Logró estar en los límites de acceso a los territorios que autogobiernan y las veces que intentó entrevistarlos, lo corrieron de sus campamentos.

Conchita Villafuerte, una periodista aguerrida como columna vertebral del documental

Destaca en este documental, la presencia de una periodista chiapaneca, Conchita Villafuerte, que de la misma manera que le contestó a su nieto, Mauricio Avendaño, con desdén de los hechos vividos con el movimiento armado del EZLN, también no tuvo pelos en la lengua para espetarle a Jesús Ramírez Cuevas, antiguo conocido ella por su labor en los medios izquierdistas de Chiapas, a la sazón Coordinador General de Comunicación Social y Vocero del Gobierno de la República durante el sexenio del presidente Andrés Manuel López  Obrador, y a quien le dice:

–Y diay, ¿cómo aguantás esta chingadera, vos?

Jesús Ramírez Cuevas, cuando Conchita calificó al presidente de ser una chingadera, contestó a la veterana periodista, que él estaba dispuesto al deber de estar junto al presidente, a lo que ella le contestó:

–Estás cabrón.

–Dispuesto al deber.

No. Esto no es un deber. ¿Cómo va a ser un deber? Aguantar a este señor todo el tiempo –le contestó la irreverente periodista.


Ese tono de responder no distaba de lo que le dijo, en 1994, al emisario del Gobierno de Chiapas, que llegó a su imprenta de su periódico El Tiempo, para darle a conocer un mensaje del señor gobernador para que ya dejara de estar publicando noticias y entrevistas de lo que hacían los del movimiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional:

-Dígale al gobernador, que vaya y chingue a su puta madre porque voy a seguir publicando.

Puede ser que por eso, la fachada de su domicilio fue balaceada, una madrugada, sin que jamás se investigara al respecto.

Ella fue parte de la fortaleza para mantener, hasta donde pudieron, la difusión de su periódico durante años. Una periodista que declaraba que pese a formar parte de movimientos feministas durante 10 años, dejó de pertenecer a ellos, porque «las mujeres no se dejan ayudar pues regresan con sus maridos golpeadores» Una mujer reportera que fue despreciada por la sociedad chiapaneca de entonces porque se pensaba que eso no era tarea de mujeres.

Este filme de Mauricio Avendaño no solo retrata una parte de la historia del México moderno, en plena entronización del periodo neoliberal que aún no termina, dados muchos detalles económicos que podemos todavía hallar en la política del gobierno actual, sino retrata la visión de una familia sobre los hechos del levantamiento indígena que sacudió a México en enero de 1994. Dicho sea de paso, podemos escuchar la voz de Conchita Villafuerte, narrando lo que vió y escuchó de esos momentos claves en la política mexicana.

Finalmente, en el documental «Los Fantasmas de las Armas», su voz se escucha para todos, pese a que no queria hablar de esa etapa de su vida. Ella murió en 2022.

Por cierto encontré en la red, registros audiovisuales de otros miembros de la familia, que sin ser parte del documental, como Amado Avendaño hijo, también aportan sus conclusiones sobre lo que pasó con sus padres, siempre firmes en una misma postura ética y ideológica hasta el final de sus días, en tanto otros fueron olvidando esos valores y hoy están encumbrados en el gobierno actual.

El reproche familiar persiste, al paso de los años, por lo que vivieron, los Avendaño Villafuerte, en Chiapas.

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