Los palíndromos: «La ruta nos aportó otro paso natural»

Por Adolfo G. Riande, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana

La verdad, no sé con exactitud cuando un palíndromo se cruzó por mi vista, tal vez cuando estaba muy pequeño, allá por finales de los cincuentas. Tal vez, en el ambiente de la escuela primaria, uno de estos pequeños entes palindrómicos sin duda alguna se cruzó en mi camino, y con seguridad, fue el muy popular “anita lava la tina” o bien, el ampliamente conocido “radar”.

Pues bien, dice Juan Manuel Torres Moreno, que “Los palíndromos son unas extrañas bestiezuelas lingüísticas que pueden ser leídas lo mismo de izquierda a derecha que de derecha a izquierda”.

De dónde surgieron, honestamente no lo sé, hasta el momento en que me dispongo a redactar esta entrega. Como el lector puede apreciar rápidamente, en la estructura de un palíndromo, se da una necesidad muy obvia de no respetar los signos de puntuación, acentos, sonidos, y espacios.

Se sospecha que en la redacción de estos finos ejercicios lingüísticos, se conoce más a los redescubridores que a los propios autores. Aunque se sabe que el argentino Filloy ha redactado unos 8,000, y que el propio Cortazar es un enamorado de estas bestiezuelas.

Como el lector puede darse ya una idea de este tipo de bestiezuelas existen algunas muy obvias y ampliamente identificables, como por ejemplo: «KAYAK»,«ANA» y «ATA», por citar sólo algunas.

Como bien cita Torres Moreno, en su página en Internet, algunas bestiezuelas no tan obvias, y que no se reconocen como palíndromos a primera vista, como: «RECONOCER», por ejemplo.

Ah, pero construir frases palindrómicas, es toda una tarea complejísima, que puede ser un ejercicio lingüístico bastante más difícil. Para muestra un botón del célebre palindromero Willy de Winter, quien en unas cuantas palabras logró plasmar toda una idea con sentido, la cual como ya ha observado el lector, titula esta entrega.

«La ruta nos aportó otro paso natural»

¿Pero qué buscan los palindromeros?, a juicio de Bartolomé Leal, tal vez vencer al tiempo, hacer retroceder la trayectoria implacable del lenguaje, como una estrategia hacia la búsqueda de una verdad, como sentencia el siguiente palíndromo: “Yo soy Dios, hoy”.

Y bien, empecemos con lo que me supongo ya está ansioso por leer el lector, así es que abramos el caudal palindrómico e inundemos con ejemplos.

Este, surgido tal vez de la disputa futbolera entre dos compadres, uno guanajuatense y el otro del barrio de El Paradero, en Guadalajara.

Atlas No, ¡el León salta!

O este otro, del fino de Winter, tal vez adjudicado a un novio celoso de su morra a quien el pudor no le interesa.

“Y tápate tu teta Paty”

La lectura del siguiente, tal vez aluda a algunos de nuestros parientes de la geografía sonorense, metido a organizar la comelitona de las campañas políticas, cuando sentencia:

“Serrano debe donar res”

Y ya metidos de lleno en el ánimo festivo, pues no faltará quien dé rienda suelta a su gusto e identidad etílica, aunque para ello vaya en riesgo el que otros se queden tomando soditas con semitas. O bien, habrá quien se ponga sus moños ante la escasez de bebidas y simplemente no tome, ¡pero no le hará desaire al de carne asada!.

“Aron acaba la bacanora”

“Sin anís o no, como taco. Coca tomo con o sin anís”

Y este otro, que muy bien pudiera haber nacido en el momento en que Hernán Cortés, decide incendiar sus naves, ahí en el río La Antigua, cerca del puerto de Veracruz.

“Se van sus naves”

Y ya para cerrar esta entrega, dos ejercicios, que muy bien pueden desprenderse de una plática futbolera entre un jarocho consternado de la inoperancia de sus Tiburones Rojos y un fiel fanático de los Pumas de la UNAM.

“Somos o no somos”

“Logré ver gol”