Noruega, un sistema basado en empleo y confianza


Por María Guadalupe Rico Martínez, egresada de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana

Hace algunos años platicaba una estudiante que había realizado sus Residencias Profesionales, en Oslo, la capital de Noruega. Totalmente asombrada narraba la sorpresa  llevada, al vivir tres meses en aquel lejano país. Hábitos, prácticas tan extrañas para ella que al arribar y desempeñarse como trabajadora en la empresa donde fue contratada, no daba crédito de lo que estaba experimentando.


Como empleada no checaba tarjeta ni era supervisada en cuanto a su hora de entrada o salida. El día de pago reportaba horas laboradas y si por alguna causa  asistía fuere de horario o ausentaba, (raro que sucediera) informaba para el pago justo a la faena. Con respecto a transportación abordo en autobús urbano, no depositaba o entregaba el boleto comprado con anticipación salvo en inusuales ocasiones.

Y  esto es una de las tantas formas de vida que practican. Por ello Noruega ostenta el primer sitio en la lista de los lugares donde mejor se vive. El Índice de Desarrollo Humano (IDH), elaborado por el programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) califica tres parámetros: vida larga y saludable, educación, y nivel de vida digno. En el país nórdico la esperanza de vida es de 78 años para los hombres y 83 mujeres.  Matrícula neta de ingreso a la primaria 100%. Ingreso nacional bruto per cápita (dólares internacionales) 59, 250.

La ética del trabajo tiene mucho que ver con el milagro noruego. Sus habitantes son profundamente competitivos, trabajan desde jóvenes y vuelan pronto del hogar paterno; a cambio, saben que cuentan con el colchón del Estado. Ganan mucho dinero y pagan cuantiosos impuestos. El empleo es la espina dorsal del modelo. Costean la educación de los jóvenes y las pensiones de los viejos. Los noruegos consideran ser ciudadanos iguales que marchan en la misma dirección. Sin distinción entre hombres y mujeres. El sistema se basa en el empleo y la confianza.

Pero, el Informe del IDH, sugiere que si seguimos ignorando los graves riesgos ambientales y las profundas desigualdades sociales en la mayor parte de los países se podrían revertir los resultados y afectar a los cinco mil millones de habitantes que hoy tiene el planeta. No basta ahora la aplicación de los valores humanos tenemos que incrementar los valores ambientales, como es el respeto a la tierra, agua y aire.

*Periodista y Docente de Desarrollo Sustentable

http://www.verde-claro.org

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