Era un rostro donde araba la muerte: Fotografía de Ricardo Luna Aburto y Texto de Rodolfo Calderón Vivar


Fotografía de Ricardo Luna Aburto, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana
Fotografía de Ricardo Luna Aburto, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana

Hubo un tiempo descubierto en un llano inmenso. Atado a montañas repletas de arboledas y

Texto de Rodolfo Calderón Vivar, egresado de la facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana

caminos recorridos por miles de pisadas. Senderos enlodados donde los pies se hundían en el fango de minutos angustiantes por la caminata arcaica de un pueblo vencido.  Eran tierras del sueño pero nadie dormía.. Estaban despiertos. Sus ojos azorados se tragaban el horizonte distante de esas lunas flotantes, enteras o cortadas, mares de desvelo esperanzado.

Aqui llegaban las huellas de las pisadas de hombres de razón con la promesa metida en cartapacios  de cartón. Aquí leían los caciques las leyendas de un mundo nuevo donde la muerte retrasaba la venida, espantada ante tanto hospital blanco donde los vivos, antes que ser muertos, eran acariciados por hombres y mujeres que curaban sin invocar la magia de ningún dios.

Eran las tierras de labranza las mismas que  marcaron sus punzones gastados del arado de los padres de los padres de sus padres. Y los niños repetían en un solo eco las tablas de multiplicación que servirían, algún día, para contar los papeles coloreados que les llaman dinero  aquellos hombres  y mujeres ,mas perfumados en sus sudores selectos, respirados y aspirados en la quietud oculta de sus casas.

Aqui todos los rostros se parecían, al reflejarse en los multiplicados espejos de los ojos de vecinos, campesinos morenos de sienes gastadas en horas derretidas por el rencor humillante del poder que vino desde afuera de sus casas.

Yo vine aqui por tí. Traté de entenderte. Hurgué en tus ojos otras miradas perdidas entre yerbas y arboledas, entre ríos paridores de espuma y humedales. Y te hablé de la promesa. En cada uno de los surcos de tu piel quemada por el sol, tan grande y compartido para los pobres como tú, brotó el único mensaje cierto para tu destino, el de la muerte.

Conservado en un papel, sin tu alma retenida, cada vez que te contemplo, veo que los surcos de tu rostro van creciendo, convertidos en negro y reseco testimonio  de aquel día que te hice la más hueca y falsa de mis promesas, la de tu redención social y tu progreso,  a cambio de atraparte con el  cierre intempestivo del obturador de mi cámara.

Texto de Rodolfo Calderón Vivar© 2009 All Rights Reserved.

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Hubo una vez un rostro donde araba la muerte by Rodolfo Calderón Vivar is licensed under a Creative Commons Atribución-No comercial-No Derivadas 2.5 México License.

4 Comentarios

  1. Agradezco la publicación, pero más la oportunidad de leer el texto que sin duda complementa el momento detenido por mi cámara, enhorabuena.

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