

Famosas fueron, en su momento, las respuestas que dieron representantes públicos, como Miguel Alemán, a protestas de algunos sectores de la población respecto al mantenimiento de esa central nuclear en el estado. El ínclito político se lanzó un chapuzón en aguas de la laguna cercana para mostrar la inexistencia de peligro alguno a causa de la radiación emitida por los reactores que ahí funcionan. Sin embargo, Alemán estaba equivocado, pues el problema no es ese, sino las consecuencias de un accidente nuclear.
Bajo esa perspectiva, el año pasado, el asunto se volvió a discutir, a raíz de los terribles sucesos de Japón, donde un maremoto ocasionó que la central nucleoeléctrica de Fukushima parcialmente se destruyera, provocando una tragedia de incalculables proporciones al regarse la radiación en parte del territorio japonés, afectando a millones de personas y generando una contaminación que durará cientos de años, con la correspondientes tasa de enfermos y muertos por cáncer, que el fenómeno nuclear ocasiona.

Una vez más, hubo otra respuesta de funcionarios públicos, ahora integrada por técnicos de la SENER y el propio Gobernador del Estado, Javier Duarte de Ochoa, quienes el 15 de marzo de 2011, realizaron una visita de inspección a Laguna Verde y zonas aledañas para, según ellos, tranquilizar a la población respecto a la posibilidad de que sucediera un accidente similar como el ocurrido a la central nuclear de Fukushima, en aquellos días –y aún hoy- regando radiación en rededor. Su intención era revisar las instalaciones y sus reglas de seguridad para garantizar que no hubiera posibilidad alguna de que ante un fenómeno similar se originara un accidente en la planta veracruzana.
Al otro día de la rápida inspección, un boletín de empresa emitido por el gobierno del estado, ponía en boca del gobernador, Javier Duarte, las frases tranquilizadoras para los veracruzanos:
Sin embargo, nuevamente era una respuesta equivocada. El problema de los fenómenos de la naturaleza como terremotos o huracanes, son variables que no pueden ser controladas en cuanto a los accidentes que pudieran provocar en una central eléctrica nuclear. El ejemplo más concreto se tiene con lo ocurrido en Fukushima, donde nadie duda que operaba con los mejores índices operativos y de seguridad, sin embargo el maremoto, fuerza incontrolable y devastadora, derrumbo en unos instantes todas las previsiones técnicas posibles que el ingenio humano había destinado para controlar las fugas radioactivas en dicho lugar.
El gobernador señaló categórico, con mucho optimismo, en el boletín mencionado:
«Me quedo muy tranquilo porque hemos hecho un recorrido por el reactor nuclear número dos, hemos escuchado con mucha atención las explicaciones de todos y cada uno de los procedimientos ya estructurados y contemplados en esta planta, y todo nos da como conclusión que no existe nada de qué preocuparnos».
Pero la secreta atención que en Protección Civil de Veracruz se tiene sobre Laguna Verde, dista de ser tan optimista como lo que expresa públicamente el gobernante. Es seguro que en los mapas de riesgo que pudieran existir en dicha dependencia coincidan con los mapas que se han elaborado por instituciones evaluadoras a nivel internacional sobre posibles percances nucleares en los alrededores de Laguna Verde.
Por ejemplo, entre el 9 y 8 de julio de 2008 se llevó a cabo el Simulacro de Respuesta a una Emergencia Internacional (conocido como Convex-3 2008), llevado a cabo por varios expertos en en la central nuclear de Laguna Verde, de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), según consignan fuentes periodísticas de MS Noticias que tuvieron acceso al informe que no fuera ampliamente difundido en otros medios.
Según el informe, se dice que:
“Un percance así podría afectar prácticamente 80% del territorio nacional, según el peor escenario presentado en el informe de 85 páginas Simulacro de Respuesta a una Emergencia Internacional al cual tuvo acceso este semanario.
“Las únicas zonas que quedarían fuera de la exposición al cesio-137 serían Baja California, Baja California Sur, Sonora y Chihuahua según la proyección del Centro Meteorológico Regional Especializado de Toulouse (Francia) para el documento elaborado por el Comité Interagencias de Respuesta a Accidentes Nucleares, adscrito a la AIEA y creado en 1986.”
Otro escenario, menos desastroso, el que proporcionó la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica, señala que “la afectación con cesio-137 se circunscribiría al área contigua a Laguna Verde, en coincidencia con las proyecciones del Centro Meteorológico Regional Especializado de Melbourne (Australia) y la Administración Meteorológica China.”
Por su parte, los expertos del Servicio Meteorológico de Canada, delinearon un mapa donde la mancha radioactiva se extendería por el centro del país hasta Michoacán y Jalisco”
Sin embargo llama la atención que en el informe final a cargo de Rafael Martincic, evaluador del Centro de Emergencias e Incidentes de la AIEA, no se ofrece datos de población afectada o cultivos contaminados en las zonas de México que según dicho informe se verían afectadas por un potencial desastre nuclear en Laguna Verde. Pero eso no es necesario, pues basta que hagamos sumas de la población existente en los estados afectados, a partir del de Veracruz, y los demás donde se presume llegue la radiación, para poder cuantificar el tamaño de la tragedia.
Según la redacción de MS noticias, “en el simulacro participaron participaron representantes de la AIEA, las organizaciones para la Alimentación y la Agricultura, para la Cooperación y el Desarrollo Económico, Panamericana de la Salud y Mundial de la Salud, así como delegados de Estados Unidos, Guatemala, Cuba –por su proximidad geográfica– y Argentina.En total hubo 75 naciones y 10 organismos internacionales implicados”
Aunque el resultado del simulacro dio resultados satisfactorios, según los expertos, hubo señalamientos sobre algunas fallas, entre ellas “ la de las comunicaciones y el intercambio de información”.
Cabe agregar que, en parte, el optimismo de los gobernantes al defender el caso de Laguna Verde, es que se asegura que el lugar donde está construida la central nucleoeléctrica es una zona poco sísmica. No obstante, un experto en medio ambiente, el investigador de la UNESCO, Edgar González Gaudiano, acaba de señalar , en reciente entrevista periodística, que la apertura de la explotación minera en el proyecto denominado “Caballo Blanco”, en una zona muy cercana a la central, acarreará consecuencias de alteraciones sísmicas debido al proceso de explosiones que se llevarán a cabo para explotar los yacimientos de oro por parte de la empresa Canadian Gold Hunter Corp.
Habrá que esperar a que político veracruzano le corresponde ahora darle respuesta a tan temeraria advertencia, puesto que, al menos públicamente, hasta ahora los gobernantes y representantes veracruzano parecen ser los voceros claves para tranquilizar a los pobladores de Veracruz sobre una posible tragedia nuclear originada en Laguna Verdes. Lo que obliga a preguntarse sobre que secretos compromisos obligan al sector público a desdeñar los riesgos reales de los reactores nucleares que ahí operan, en caso de un accidente provocado por un terremoto y un huracán. Su actitud incluso es uno de los haberes valiosos que reconoció el informe que hemos mencionado, puesto que los expertos nucleares convocados, le pusieron una nota excelente al manejo de la planta nuclear en materia de gestión de la respuesta, información pública y medidas de protección.
Habría que preguntar también si en los planes de atención de un potencial accidente en Laguna Verde, Protección Civil del gobierno de Veracruz tiene considerado el tener disponibles las suficientes cápsulas de yodo para distribuir entre la población veracruzana, en las primeras horas de la ruptura de los reactores nucleares de dicha planta, para prevenir la contaminación radioactiva.

la laguna vere fue muy dañina
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