Siete Párrafos: Lo que viene con el PRI y Enrique Peña Nieto en la presidencia


Por Rodolfo Calderón Vivar, egresado de la facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana

Sorprende que aún en la derrota que hundió al PAN hasta el tercer lugar de la contienda presidencial, Gustavo Madero añada todavía el cuestionamiento hacia lo que viene con el PRI en el próximo gobierno, calificando al partido  de cameleónico y asociado a fuerzas oscuras, añadiendo la sospecha sobre el futuro estilo de gobierno que vendrá tras el  el apoyo mayoritario de los mexicanos otorgado a Enrique Peña Nieto. Sorprende porque carece de autoridad moral  para criticar, quien permitió juegos sucios y antidemocráticos, principalmente en Veracruz, para que algunos candidatos llegaran a obtener candidaturas pasando por encima de la ética y la buena fe de sus correligionarios.

Lo que viene con el PRI es ahora manejado como una interrogante no carente de malicia entre muchos opositores, dando a entender que   regresaremos nuevamente a «setenta años de dictadura» que, en realidad, nunca fueron tal y que fue el principal argumento con lo que orillaron a miles de jóvenes en todo el país, ligados al movimiento 132, a levantarse contra una imposición que tampoco era tal, y contra un partido cuyo pasado histórico, sobretodo el que dió origen a su nacimiento, sobrepasa los extremos a los que pudieran aspirar a llegar millares de jóvenes actualmente ya que los fundadores del partido tricolor, también con el ímpetu de su juventud, llegaron al poder por la vía de las armas, ganando una nueva forma de quehacer democrático arriesgando sus vidas, muchos pereciendo, y manteniendo un ideal de lucha social que aún impacta en nuestros días.

El PRI logró el triunfo en contienda presidencial gracias a que el equipo político de Peña Nieto desplegó mejores estrategias políticas, un organizado manejo de  estructuras militantes y mayor poder  de convencimiento entre los  votantes, que sus adversarios políticos

El triunfo del PRI no es producto de una lucha inequitativa como manifiesta Andrés Manuel López Obrador, quien también demostró estos últimos años ser un persistente luchador social,  sino es causado por una mejor forma de hacer política creando estructuras militantes y redes de convencimiento más eficaces a las que pudo conformar el PRD en todo el país. El triunfo de Peña Nieto es producto  de las mejores estrategias políticas aplicadas en los últimos meses para lograr regresar a Los Pinos, muy superiores a las mostradas por los estrategas de los partidos perdedores. Y cuando hablamos de estrategias políticas, nos referimos a todas, absolutamente a todas, y que todos los partidos aplicaron  sin limitación alguna en esta lucha electoral del 2012.

Tan es cuestión de estrategias políticas, de estructuras militantes y de convencimiento la victoria del PRI, que precisamente todo eso permite que el PRD sigue manteniendo el poder en la capital del país de una manera arrolladora, o en otras poblaciones del país. Sorprende que mientras Miguel Angel Mancera si aceptaba las tendencias preliminares en las votaciones a su favor, él mismo prefería esperar  a reconocer para después el triunfo del PRI en la presidencia, en una actitud incongruente que contrapone el interés político a la realidad de los conteos sólo en el caso del triunfo ajeno.

¿Que viene con el PRI? Ya Peña Nieto y su equipo ha mostrado indicios de como gobernará. La prudencia política es una de ellos, sobretodo al mantener a raya a muchos caciques regionales cuyo turbio pasado y mal desempeño en sus funciones de gobierno , pero cínico interés de mantenerse en la palestra más que ayudar a la causa priista sumándolos, la perjudicaban si se mantenían junto a los equipos de campaña. Con Peña Nieto se acabará el poder de los virreyes, léase gobernadores, que proliferó en el desgobierno de Felipe Calderón, quienes también quisieron poner condiciones al que ahora es el nuevo presidente. Simplemente el equipo de Peña Nieto les dió las libertades políticas que pedían. Ahora es el momento de hacer cuentas.

Cuando Peña Nieto habla del no regreso al pasado habla precisamente de ellos, los priistas de la vergüenza, que en los últimos 30 años desbordaron la corrupción a límites escandalosos, por que todo tiene sus límites hasta la corrupción, provocando las tres grandes derrotas que ha tenido el PRI en las contiendas presidenciales de esos 30 años: la primera, en la sucesión de Miguel Madrid que avaló las restricciones en los apoyos sociales que propiciaron el descontento nacional que generó la derrota  de Carlos Salinas de Gortari, que pese a haber perdido en las urnas fue impuesto gracias a una negociación oscura con el propio PAN que finalmente avaló su triunfo a cambio de compartir el poder; la de  Francisco Labastida, causada por el arribo de los tecnócratas entreguistas  al neoliberalismo del zedillismo, que sumieron al país en la miseria económica y que propició la llegada del ecléctico Vicente Fox a la presidencia; y la de Roberto Madrazo, donde la ambición personal de éste resquebrajó la armonía de las fuerzas políticas priistas dejando el triste papel del partido a una tercer lugar en la contienda y una labor de partido bisagra para permitir que Felipe Calderón, también por medio de la trampa electoral, asumiera el poder presidencial.

Lo que se avizora en el gobierno de Enrique Peña Nieto es el gobierno de un PRI moderno que resalte precisamente en ese valor que viene de su mejor pasado, el  de la visión social, y que permita el crecimiento económico que supere los niveles alcanzado por  gobiernos del PRI,  en la década de los cincuentas y sesentas, y  que fueron calificados como un milagro mexicano a nivel mundial.  Es el fortalecimiento  a la economía mixta, con «una renovada economía de mercadol pero con sentido social». Es el cambio de estrategia en la lucha contra la delincuencia, sumida ahora en una  sangrienta guerra sin principio ni fin, para reestablecer la paz social que caracterizó al PRI en 70 años de gobierno. Es el regreso de los políticos políticos, no los políticos vergonzantes ni los empresarios políticos, para consolidar una democracia con base a la aplicación de estrategias políticas, estructuras militantes y convencimiento de las mayorías, que consolide la alternancia del poder bajo la presión de que, hasta hoy, ningún gobierno ha obtenido mayorías absolutas en las cámaras, lugar donde  los partidos de oposición debieran enfocar sus energías, porque ahi pueden aplicar el contrapeso y vigilancia al nuevo gobierno en funciones a partir del 2012, y no en la descalificación de un proceso electoral que ya definieron los mexicanos en las urnas.

2 Comentarios

  1. DICE QUE NO HAY EMPRESARIOS POLITICOS? Y PEÑA NIETO QUE ES? NO ES OTRA COSA QUE EMPRESARIO POLITICO ES LA MISMA GATA PERO REVOLCADA, TODO ES NEGOCIO AMIGO

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    1. Bueno. Decía Alvaro Obregón que si la política no fuera negocio, no habría políticos. . A lo que me refiero es a la jerarquìa de los intereses en cuanto al por què alguien ingresa a la polìtica y en ese sentido, los hay quienes hacen prevalecer los principios ideológicos que tiene un cariz polìtico primordial, y colocan en segundo lugar los ideales empresariales del lucro y de la riqueza a través de la obtenciòn de prebendas exclusivas para sus negocios o las de sus amigos. Me refiero básicamente a la ideología. Claro ejemplo del empresario empresario, y despuès polìtico, asumiendo el control del gobierno lo es Vicente Fox, con toda una vida dedicada al negocio de la Coca Cola. Sin oficio, sin una formaciòn ideològica bien sustentada, navegò al garete durante sus seis años de gobierno, comenzando el declive de la administración gubernamental que llegò al màximo del horror con la presidencia de Felipe Calderón.

      El caso de Enrique Peña Nieto es distinto, simplemente se trata de una persona nacida en una clase acomodada pero que no tiene como principal empeño, ni se ha caracterizado, el actuar con intereses empresariales. Es un hombre al que la vida lo ha ido formando precisamente en el ámbito de lo político. Sus intereses son de poder y su experiencia ha sido en el ejercicio de la funciòn pùblica. Que aparejadamente a ello ha obtenido riqueza y haya realizado uno que otro negocio no impide que prevalezca el sentido ideològico de su conducta, por encima del afàn empresarial mostrado por casi todos los panistas que malgobernaron al paìs durante seis años.

      Efectivamente, la polìtica es un negocio. Hasta López Obrador asì la debiò ejercer. La diferencia radica en la mesura para hacer negocios, el interès ideològico polìtico por encima del empresarial y la experiencia en el ejercicio de la administración pùblica.

      Benito Juàrez, en su momento, hizo prevalecer los principios ideològicos del liberalismo para crear un paìs de instituciones, aunque puso en segundo lugar tambièn la oportunidad de hacer negocios, pues fueron precisamente las leyes reformistas de su gobierno las que abrieron paso al latifundio en Mèxico, al repartir, entre la clase pudiente de la època, las mejores tierras otrora propiedad de la iglesia o de otros dueños.

      En ese sentido me refiero al cambio que viene. Muchas de las acciones que ha emprendido Peña Nieto lo muestran ya como lo que es, un hombre preparado para el poder y desde una perspectiva ideològica bien clara, la priista. Aún antes que haya tomado posesión ya casi tiene la reforma laboral aprobada y acuerdos con los partidos, y grupos polìticos coyunturales, que demuestran el oficio político de él y de su equipo.

      Eso implica ya un cambio para lo que ha sucedido los ùltimos seis años. Calderòn entrega un paìs al borde de la divisiòn, desencatado, y con la peor cuenta de miles de muertos desde tiempos de la revoluciòn mexicana, jamàs hallada en ninguno de los presidentes de la repùblica posteriores a Làzara Càrdenas.

      Asi es la polìtica. Y los polìticos polìticos tienen el oficio para equilibrar los factores de poder, para aplicarla con intereses ideològicos y con intereses de negocio (pero en estos con mesura y en segundo término), y tratando de lograr acuerdos y transacciones equilibradas con las otras fuerzas ideològicas y con las diversas clases sociales nacionales.

      Es eso o la utopia….O el desastre gobiernoempresarial comandado por los panistas.

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