
*En ocho meses la han despedido de dos medios de información ¿por órdenes superiores?
*Porfirio Díaz, Hitler, Stalin, Franco, Mussolini, pudieron uniformar a la prensa
*En Veracruz próspero, una es la libertad de prensa. Otra, la libertad de la empresa
*El destino de un reportero es caminar de un medio a otro, atrás del sueño y la utopía
Maryjose:
En los últimos ocho meses has vivido la turbulencia periodística más intensa de tus años.
Primero, te despidieron de Megacable como gerente de noticias y conductora del noticiero estelar, donde ejercías a plenitud tu libertad y tu derecho a contar la historia de cada día, tal cual.

EL DELITO DE CONTAR HISTORIAS
El único delito de usted, Maryjose, ha sido contar historias. Las historias que el 90, 95%, quizá más, de la prensa escrita, hablada y digital evaden, soslayan, ocultan, disfrazan, tergiversan, manipulan, tiran al cesto de la basura, a cambio, claro, del billete.
Así, resulta paradójico lo siguiente: mientras la mayoría de los medios en Veracruz arrojan incienso al paso del señor, daña, incendia, enfurece, irrita, a la clase gobernante una solitaria reportera, como usted.
Imagino lo siguiente: las juntas cumbres del gabinete en donde estaría prohibido contar la realidad y, por el contrario, todos uniformados alrededor del tlatoani, el gurú, el virrey, el jefe máximo, el Plutarco Elías Calles del Veracruz del siglo XXI.
Una pluma como la suya se ha vuelto peor que una R-15. Y má, en una reportera como usted, con dos atributos, entre otros, perturbadores para los políticos: su pasión por el periodismo y el ejercicio de su libertad.
Así ha caminado usted por la vida. Así era desde (quizá antes) el salón de clases en la facultad de Comunicación (que su servidor preferiría escribir facultad de Periodismo). Pasional, como “La pasionaria” española. La libertad a todo lo que da, incluidos, los riesgos.
Mi abuelo decía: “Si no quieres ver fantasmas, no salgas de noche”.
También decía, debajo de un árbol de guayaba en el patio de su casa, tomando cafecito de olla en un jarrito de barro: “Nunca te tires a las patas de los caballos porque te arrastran”.
Carlos Fuentes, en su libro de cuentos “Cantar de ciegos”, narra la historia de una pareja de jóvenes, y uno dice al otro: “Somos jóvenes y tenemos derecho a vivir sin responsabilidades”.
Eran aquellos tiempos de los Beatles, Avándaro (aquella chica de Poza Rica, Veracruz, que trepó al foro, y mientras bailaba con ritmo sensual se fue desvistiendo hasta quedar desnuda) “queremos rock”, el sexo libre, la «Yosoy132”, igual que los “Ocupa” de Estados Unidos y “los indignados” de Europa. Y la primavera árabe. Y la preciosísima chilena, Camila Vallejo.
“A SEGUIR SIEMPRE DE FRENTE”
Usted lo deja claro en su columna “Al aire”: “A seguir. Siempre de frente”.
Sí, Maryjose, “de frente”. Y más, en un Veracruz donde la mayor parte de la prensa está, digamos, casi uniformada.
Peor tantito, los casi 8 millones de jarochos han perdido todos los espacios para ventilar los asuntos públicos.
Me pregunto si como en los sexenios de Patricio Chirinos Calero y Agustín Acosta Lagunes habrá espías. Micrófonos ocultos en restaurantes, hoteles y moteles. Reporteros disfrazados de “orejas”. Mata-Haris que nadie conoce, pero existen.
Mire, usted: la vida de un reportero es así: son excepcionales los casos de un trabajador de la información que toda su vida ha trabajado en un solo medio. Por lo general, un reportero anda de un periódico a otro y a otro y a otro. Un día, se vuelve incómodo, indeseable. Y ni modo, atrás de la utopía, atrás del sueño, atrás de la esperanza, atrás de la libertad, atrás del legítimo derecho universal a contar la historia, el periodista sigue buscando, con la lupa de Diógenes, el periódico ideal.
En todo caso, y mejor dicho, el periódico que más se acerque al precipicio de la libertad.
Una, Maryjose, es la libertad de prensa. Otra, diferente, radical, la libertad de la empresa.
Es más, el periodismo es tan canijo que cuando si la vida es generosa y permite a un reportero que se respeta a sí mismo convertirse en dueño de un periódico, en automático la libertad de empresa desfasa a la libertad de prensa.
Luzbel quiso ser como Dios y fue expulsado del paraíso. Judas tenía envidia de Jesús y lo traicionó. Eva convenció al padre Adán de comer la manzana porque sería como Dios, y de pronto, los dos se descubrieron desnudos. Y se apenaron.
Todos los políticos, amiga, se sienten paridos por los dioses. El principio y el fin del mundo. Dueños del día y de la noche y de las vidas ajenas. Dictadorcillos. Y por tanto, intolerantes.
Por eso, usted fue despedida de Megacable y FM. Y sabrá la vocera cuántos más están en la lista.
Me declaro el más humilde de tus servidores. Mejor dicho, de sus fans. La abrazo. Y la sigo abrazando. Y la sigo abrazando.
En el Gólgota, cargando la cruz, en medio de Dimas y Gestas, Jesús dijo:
‘’Padre mío, perdónalos, no saben lo que hacen’’.
En el templo, convertido en mercado popular por los fenicios, Jesús agarró el látigo, y enfurecido, fuera de sí, expulsó a los mercenarios.
Me quedo con el Jesús del látigo.
Ni la pasión por la vida ni tampoco el ejercicio de la libertad pueden neutralizarse.
EL SÍSIFO DE ALBERT CAMUS
Pero, acuérdese. Cuídese. A usted le han robado en su casa y eso significa un aviso. Le han rayoneado su carro y eso es otro aviso. Le han amenazo por teléfono y es otro aviso. Le han lanzado los tuiteros en las redes sociales y es otro. La han despedido de dos medios y constituye otro aviso, fuera de duda.
Richard Nixon presidente de Estados Unidos, The Washington Post fue el único periódico que comisionó a dos reporteros de los dos mil del país en el caso Watergate. Entonces, el director general llamó a Bob Woodward y Carl Bernstein y les digo:
“Seguirán el asunto. Pero arreglen sus pendientes fiscales. Eviten las malas compañías. Suspendan visitas a los antros. Absténgase de tomar en lugares públicos. Eviten la noche. Eviten una doble vida. Por ahí los pueden sorprender”.
Acuérdese del Sísifo de Albert Camus: con la gigantesca piedra cargada en la espalda trepaba a la cima. Y cuando iba llegando, la piedra se caía. Y Sísifo bajaba a la tierra, se echaba la piedra en el lomo, y otra vez, a subir. Y otra. Y otra. Y otra. Y otra. Y otra.
Siga usted arando en el mar, barbechando en el surco. Algún día, muchos lectores, muchos ciudadanos, levantarán peces de su red y recogerán el fruto, la savia de la tierra.
Un buen día, Maryjose. Mejor dicho, millones de días buenos para usted, pues sólo en la adversidad la vida cobra sentido. Sin tempestades, la vida se vuelve insulsa.
Le mando un abrazo (como dice mi nieta, “de la tierra al cielo, ida y vuelta, y otra vez ida y vuelta y otra vez ida y vuelta”) desde aquí hasta donde usted se encuentre ahora.
Muchas, muchísimas gracias por su amistad. Su amistad me honra.
luis velázquez
Posdata: me debe usted un lechero con una canilla. Y el cafecito se está enfriando…
Publicado originalmente en: http://www.blog.expediente.mx/nota.php?nId=2943#.UQ-UlR12S88
