“La moral es un árbol que da moras o sirve
para una chingada”: Gonzalo N. Santos


¿Cuál de los cuatro aspirantes principales a ocupar la silla de la presidencia municipal se ha atrevido a tomar el estandarte y hacer una cruzada municipal para recobrar el prestigio de Jalapa? ¿Quién de los cuatro ha propuesto construir la cruzada moralizante? ¿Quién tendrá el talento, la voluntad, la inteligencia, la imaginación y el carácter para tal tarea?
El próximo alcalde de Jalapa tal vez pueda no saber todo de economía o de política, de educación vial, de justicia o cómo hacer para crear empleos, pero sí tiene que saber cómo curar heridas, los odios y los rencores que la mayoría de jalapeños tienen en contra de una señora que no supo aquilatar la oportunidad que se le dio para pasar a la historia como la primera alcaldesa electa que haya dejado obra educativa, material, deportiva, política y social.
Desgraciadamente dejará un lamentable recuerdo de inmoralidades, liviandades, banalidades y un sospechoso manejo de los recursos públicos que nunca los electores que la apoyaron, se lo esperaban. El poder, dijo el mejor politólogo que ha tenido el PRI, Jesús Reyes Heroles, transforma y vuelve pendejo a quien lo ostenta.

El problema que tendrán que afrontar los ‘cuatro fantásticos’, no será el 7 de julio –día de las elecciones- sino el 8, el 9, el 10 o cualquier día que se escoja después de los comicios y luego de que el presidente municipal tome posesión. La gobernabilidad y credibilidad es el gran tema y hasta ahora todo parece conjurar en contra de ellas.
Según una encuesta realizada en días pasados por el periódico virtual “al calor político” del periodista Joaquín Rosas, hay un empate técnico entre los candidatos Dulce María Dauzón, de MC, Américo Zúñiga, del PRI y Abel Cuevas Melo, del PAN, quien está colocado en las preferencias con 22.1%, y los demás con 19.6% y 19.5%, respectivamente dejando muy abajo a Marcos Salas del PRD.
Estas campañas municipales, la ambición de los partidos por llegar al poder y los procesos internos del PRI, PAN y PRD han agudizado las diferencias e incluyeron la intolerancia, un ingrediente que, hasta hace poco, no formaba parte del espíritu estatal.
El tema de la reconciliación jalapeña es, sin duda, el más popular de todos. Es el único punto que parece unificar a los más. Lo mismo a empresarios que sacerdotes, campesinos, obreros, comerciantes, profesionistas, estudiantes, amas de casa e intelectuales. La pacificación de la ciudadanía es una necesidad política estratégica; es la pieza clave para que el municipio de Jalapa y otros tengan futuro o, como dicen los economistas, viabilidad.
¿Cuál de los candidatos ha demostrado tener, entonces, la inteligencia y el coraje necesarios para hacer de este asunto de la inmoralidad el tema de campaña? ¿A quién se le ha ocurrido la idea de un pacto político-social con la sociedad jalapeña? No para ganar las elecciones, no para derrotar a Dulce, a Abel, a Américo o Marcos, sino para que gane el municipio jalapeño. Ignorar la urgencia de este acuerdo sería apoyar la inmoralidad que nos agobia. Los contendientes prometen todo: empleos bien remunerados, alimentos, hospitales, acabar con los problemas de la vialidad, pavimentar calles, drenajes, obras monumentales, hacer producir el campo, pero a nadie le ha interesado el discurso de la unidad municipal.
Jalapa está en la línea limítrofe entre la estabilidad y el desorden popular. De no llevarse a cabo, en los pocos días que quedan de campaña, un trabajo político encaminado a incorporar a todos, corremos el riesgo de acrecentar el odio, vamos a desconocernos como si fuéramos extraños, o peor aún, a tratarnos como si fuéramos enemigos, y todo por culpa de las malas autoridades que tuvimos que soportar en tres años, durante los cuales mintieron, nos engañaron, abusaron de la buena fe y desprestigiaron a la ciudad que antaño fue cuna de la cultura y de la belleza.
La mejor campaña que aún se puede hacer es a favor de la reparación del daño. Debe existir la madurez política.
Jalapa necesita que alguno de los candidatos se apropie del tema, pero a fondo, de la causa y de la necesidad; de otra forma seguiremos revolcándonos en la porquería inmoral que nos ha dejado ELMO.
rresumen@hotmail.com

¿Y la definición de inmoral ‘apà?
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