El tiempo, su negocio y desafío


Por Jorge Alberto González, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana, desde el puerto de Veracruz
Por Jorge Alberto González, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana, desde el puerto de Veracruz
parque_Fabiol_Chavarria_Fuentes
Fotografía de Fabiola Chavarria Fuentes

(Por Jorge Alberto González) Jorge Espinoza Morales camina presuroso por los pasillos del zócalo de la ciudad, cada minuto es una oportunidad, su negocio es el tiempo. Su antebrazo izquierdo está plagado de relojes de todas marcas, colores y formas que ofrece a todo el que se encuentra en su camino.

Desde hace diez años decidió dedicarse a la venta ambulante, la gasolinera en la que trabajaba cerró y no lo pensó dos veces cuando un amigo lo invitó a dedicarse al comercio informal.

Seria una actividad en la que por primera vez no tendría un jefe, aunque con algunas reglas que él mismo decidió imponerse para sobrevivir:  trabajar de 12 del día a 12 de la noche.

Mientras habla camina hacia los almendros de la plaza de armas, prefiere disfrutar de la sombra por un instante, la mayor parte del día trabaja sin la misericordia del sol candente que se afana en oscurecer aún más su piel.

Sus ingresos no dependen de un salario, se lo atribuye a la «suerte». Un día puede ganar 100 pesos y otro 150 pesos diarios, ganancia que tendrá que dividirse en pagar renta, pasajes y sus tres comidas.

«A mi el comercio no me gustaba porque se me hacia difícil, tienes que romper el hielo, a veces el cliente no te compra no porque no tengas el producto sino porque no le caes bien».

Espinoza Morles sonríe y dice tener la clave para cerrar un negocio, » debes saber tratar al cliente, hay que buscar como hacerlo reír, luego viene la conversación y al final cierras la venta».

Se considera de poca suerte para los empleos, más cuando en una solicitud se exige la secundaria terminada. «Cuando te encuentras en estas condiciones sólo hay dos opciones: ser ayudante de albañil o de mecánico, pero con 600 pesos a la quince no puede vivir una familia».

A sus 35 años el vendedor de relojes, oriundo de Córdoba, Veracruz, sigue pensando que la mejor oportunidad que tiene es seguir vendiendo en la calle, ahora con mayor esfuerzo, su esposa le dijo que está embarazada.

Muy pronto Jorge tendrá otra boca que alimentar, lo que implica caminar, hablar y vender más. Ahora el tiempo no sólo es su negocio, también su propio desafío, pues pronto será papá.

1 comentario

  1. Jorge Alberto,
    Colega, hay en tu excelente crónica, la claridad de una cruda realidad y un ejemplo de valor y perseverancia de nuestros paisanos.
    Saludos cordiales,
    Adolfo.

    Me gusta

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.