
En un estado policiaco se encuentra convertida la región del país, en donde tendrán lugar comicios electorales.
Cuando la fuerza material es asumida por el estado, con vistas a garantizar la tranquilidad y paz sociales, esto quiere decir que las cosas no andan precisamente bien.
Hay una parte del aparato gubernamental que falla irremediablemente, así como que los árbitros electorales enfrentan yerros que les han hecho tomar el control de la situación, empleando a los elementos de las distintas policías existentes en el país y por supuesto a los miembros de las fuerzas armadas.
Bajo este clima, la democracia como sistema de vida público en un país que lo adoptó para tener la convivencia entre gobernantes y gobernados, quiere decir que adelanta pasos hacia un final que ya se vaticina.
Nuestras ciudades están repletas de elementos de la policía, armados hasta los dientes, embozados muchos de ellos, pero vea usted que en la sociedad no garantizan seguridad, sino temor, miedo y hasta estupor.
Cuando se trata de la víspera de una elección de diputados federales, que es el caso veracruzano, en donde las situaciones se han calentado, debido sobre todo a la idea de nueve de 10 candidatos, en el sentido de que entre el PRI de Alfredo Ferrari Saavedra y el INE hay una sospechosa relación, que bien puede desviar el sentido del sufragio popular el domingo 7 desde las ánforas electorales.
Lo que contrae la idea también de que la violencia y fuerza bruta puedan aflorar, propiciando necesariamente que entre un estado mexicano y el iraquí de Bagdad, no haya ninguna diferencia. Los dos están envueltos en los claros síntomas de la descomposición social y que igualmente están a no creer, confiar y considerar que alguien les esté hablando con la verdad.
La contienda por el poder legislativo se torna sorda, inflexible y con tintes de barbarie. El país convulsiona en tanto los políticos abordan los temas de una agenda que no llega al pueblo ni mucho menos se evidencia una mejoría en sus bolsillos, cuando dentro y fuera del país se asegura, a través del discurso público, que la patria azteca va mejor, rumbo a pertenecer al club de las naciones ricas y democráticas, por cierto.
Hoy los xalapeños, como los michoacanos, tamaulipecos, regiomontanos, guerrerenses y cuantos más quiera usted y mande, se levantan con el ulular de las sirenas policiacas lastimándoles los oídos, haciendo sus sistemáticos recorridos por las calles y avenidas de nuestras ciudades, en previsión de que la salvajada institucional o la de fuera aparezcan para enturbiar lo que se proponía no fuera más que un soberano ejercicio, el de concurrir a ánforas y emitir sus votos por los candidatos de sus preferencias.
Tan fácil que se avista.
* LOS TEMAS QUE IGNORARON
CANDIDATOS A DIPUTADOS
Tanto fue su amor a la camiseta de legisladores y de servir a los veracruzanos, que los temas que más afectan a la ciudadanía cuidaron los aspirantes a ocupar curules ante el Congreso de la Unión de no tocarlos.
Dijeron que la harán de todo y en favor de los veracruzanos, cuanto haga falta.
Pero cuidaron de no abordar los temas que están en boca de cada ciudadano y cada familia completa de la gran sociedad que radica sobre territorio estatal, como son el gasoducto, las plantas hidroeléctricas de Jalcomulco y Úrsulo Galván, la seguridad pública, la hambruna, el desempleo, la falta de oportunidades para los jóvenes que quedan sin poder inscribirse en las aulas universitarias.
Tampoco los candidatos dijeron algo sobre los rezagos espantosos que experimentan nuestras ciudades, en lo que hace a los pavimentos y asfaltados rotos de nuestras calles y avenidas, la necesidad de contar con una semaforización adecuada, que haya tarifas en el taxi autorizadas para evitar los atracos que cometen numerosos taxistas y el operativo de las grúas, nada justo, pero sí perjudicial para el grueso de los automovilistas particulares.
De todo esto, ninguno de los candidatos abordó nada.
Y ahora peor, porque ningún fedatario dará cuenta de los compromisos y promesas que esbozaron los candidatos, en aras de conquistar un voto bajo estas condiciones espurio o transado en las oficinas del INE.
Los socios priistas, en uno de sus comerciales –pasados por la televisión– hablaron boberías, ningún trascendente, cero compromiso, cero nada, para concluir en que vale la pena que después de las votaciones, anunciaron que van a volver a los distritos en los que supuestamente recibirán este domingo el sufragio, que los encumbre en las curules de la cámara baja al Congreso de la Unión.
Sin embargo, la ciudadanía no es tonta ni tarada, se percató de los huidizos candidatos, que prefirieron soslayar que enfrentar de cara a los reclamos sociales, los temas, que más inciden en la vida cotidiana de los veracruzanos de cualquiera de los rincones en que se divide geográficamente la entidad.
El gran Houdini quedaría estupefacto de ver la manera magistral de cómo los señores candidatos rehuyeron a comprometerse con los problemas ancestrales, los que más atañen y afectan y afectarán la vida social de los pobladores, sin que sus futuros representados les hayan hecho algún reclamo, señalamiento o petición. Y si no, al tiempo.
* MERCADOS DE ABASTO,
UN RIESGO PERMANENTE
Nadie duda que los mercados de abasto son necesarios, sobre todo para un amplio sector de la población, que por la distancia o los costos no acude a los súper mercados más reconocidos de la ciudad, sin embargo estos centros de comercio constituyen un serio reto y problema de salud pública y para el funcionamiento de una cómoda vialidad.
Salvo la desratización que se realiza en los interiores de dichos mercados, el resto de sus actividades las desarrollan en medio del mundanal ruido, la ola de tóxicos y los inconvenientes en el sentido de que los mercados de abasto alimentario dejan mucho que desear sobre las condiciones de higiene, limpieza y orden tanto en el interior de sus alacenas y locales comerciales, como en sus exteriores.
La idea de establecer a los expendedores de semillas y otros productos en una central de abastos, pudo haber incluido la ampliación del proyecto, abriendo los mercados de la ciudad.
Porque vea usted, que la creación de mercados en Xalapa surgió de la improvisación más burda.
Son locales supuestamente proyectados para el comercio, pero hoy día son insuficientes.
Los mercados de Xalapa son anti-funcionales, una tragedia se puede suscribir en cuestión de minutos. Se encuentran atestados de vendedores en sus interiores y por fuera igual, ha surgido una gama bastante amplia de expendedores de toda clase de baratijas y productos comestibles, lo que hace imposible el paso a transeúntes y visitantes.
Nomás dese usted una vuelta por La Rotonda, el tránsito vehicular y de personas es impresionante y de película, pues el común de caminantes tiene que hacerla de torero para librarse de una colisión, un empellón o el atropellamiento más próximo. Allí mismo se concentran ambulantes por fuera y, el colmo, una terminal de autobuses foráneos, y lo más notorio, que nunca por allí se aposta un sólo agente de tránsito.
Lo suyo ocurre en Los Sauces, donde la circulación de vehículos de motor es simplemente aterradora. Montones de gente, de expendios de todo y taxistas, que igual arriban al mercado, que tienen por destino la clínica del Instituto Mexicano del Seguro Social.
San José volvió a ser un infierno en chiquito. Objeta una vecina del lugar, que tras de tres años de tranquilidad urbana, ahora no ven la suya con el entorno del mercado repleto de vendedores, automovilistas y bicicleteros y las camionetas de alquiler o carga de enseres domésticos.
Empero, los agentes viales brillan por su ausencia, los guardianes del orden público no tienen para cuándo aparecerse en dichos antros del comercio supuestamente más barato, pero que existe y en qué forma. Todas las comunas municipales prometen que harán de los mercados de Xalapa un deleite a la vista, mas se ignora cuándo, porque todos o casi todos, siguen siendo un cochinero, donde el hacinamiento es su signo y las calamidades que deben ser vistas por los agentes sanitarios, nadie se quiere atrever a verlas. Esos son los mercados de la Atenas veracruzana.

