Radicalismos, Intifada y acuerdos frustrados


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 (Parte Tres)

Por Irene Arceo

por  Irene Arceo, egresada de la Facultad de Ciencias    de la Comunicación de la Universidad Veracruzana y miembro con voto en la organización internacional "Reporteros sin Fronteras
por Irene Arceo, egresada de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Veracruzana y miembro con voto en la organización internacional «Reporteros sin Fronteras

En 1964 se creó la a Organización para la Liberación de Palestina (OLP), para defender los intereses del pueblo palestino y afirmar su identidad a nivel regional e internacional. En 1969 Yasser Arafat fue elegido presidente de la organización. Yasser Arafat, intentó por mucho tiempo llegar a un acuerdo definitivo por la vía diplomática, lo que le valió el Premio Nobel de la Paz en 1994.

El programa de la OLP, acordado en 1968, llamaba a sostener la lucha armada contra la «ocupación sionista», para liberar toda Palestina, incluyendo las fronteras internacionales del Estado de Israel, reconocidas antes de la guerra de 1967. Ello implicaba, necesariamente, el fin del actual Estado de Israel, y a la vez, la OLP  aceptaba como «solución temporal» el establecimiento de un estado palestino independiente en cualquier parte del territorio eventualmente liberado por las armas. Discretamente la OLP inició conversaciones con dirigentes israelíes proclives a una solución negociada. La OLP se dividió porque grupos palestinos radicales  discreparon con la línea política de Arafat.

Desde la década de los 70 ´s, Estados Unidos empezó a intervenir directamente en la política israelí, pues el Estado sionista se volvió un fuerte aliado en una zona económica y políticamente estratégica, donde están las mayores reservas de petróleo, colindando con la URSS y es un punto de entrada a China. La participación de EU y la ONU en la guerra, protegiendo a Israel, provocó que los países árabes, en solidaridad con Egipto y Siria, organizaran un embargo petrolero en 1973 y 1974.

En la década de 1990 se firmaron una serie de tratados con el objetivo de mantener una estabilidad en la zona. El primero y más importante fueron los Acuerdos de Oslo, en los cuales se fundó la Autoridad Nacional Palestina (ANP), que administra los territorios de los palestinos: Cisjordania y la Franja de Gaza.

En 1987, tras años de dificultades internas, el Congreso Nacional Palestino, reunido en Argel, recompuso la unidad de la OLP. Ese mismo año los funerales de varios jóvenes palestinos muertos en enfrentamientos con patrullas militares israelíes llevaron a nuevas confrontaciones, huelgas generales y protestas civiles. Comenzó la Intifada  (o levantamiento popular) en la franja de Gaza, Cisjordania y Jerusalem Oriental. Muchos civiles desarmados arrojaban piedras en las luchas callejeras, en conmovedora desventaja ante la ocupación israelí, provista de armamento pesado para reprimir las protestas. La Intifada  que causó impacto mundial, duró varios años y socavó la precaria economía de los habitantes de los territorios ocupados.

El 14 de noviembre de 1988, el Consejo Nacional Palestino (parlamento en el exilio), reunido en Argel, proclamó el Estado Palestino Independiente, de acuerdo a la resolución 181 de Naciones Unidas de 1948 que dividía Palestina en dos estados: uno judío y otro árabe palestino. Esto implicaba aceptar al Estado de Israel. Días después, 54 países reconocieron al nuevo Estado.

Israel y Palestina se reconocieron como estados legítimos y prometieron detener los enfrentamientos; sin embargo, las tensiones continuaron y se reavivaron cuando el exmilitar israelí, Ariel Sharon, se convirtió en el primer ministro de Israel en 2006.

Al estallar la Guerra del Golfo en 1991, las simpatías proiraquíes del pueblo palestino se expresaron claramente. Este apoyo privó a la OLP del sostén financiero de las ricas monarquías del Golfo, contrarias al régimen de Irak. En ese año,  1991, auspiciada por Estados Unidos y la ex URSS, comenzó en Madrid la primera Conferencia de Paz para Oriente Medio. Palestinos e israelíes acordaron el reconocimiento mutuo.

En septiembre de 1991 se firmó en la Casa Blanca la Declaración de Principios entre Israel y la OLP, que estableció un plazo de cinco años para la retirada de Israel de los territorios ocupados y para la discusión del estatuto definitivo de la franja de Gaza, Cisjordania y Jerusalem oriental, culminando con el establecimiento de un Estado Palestino Independiente.

Hamas y Hizbollah en el campo palestino, así como los colonos de los asentamientos ubicados en los territorios ocupados y la extrema derecha, del lado israelí, se opusieron al acuerdo. En un clima de hostilidad, se pospuso la  prevista retirada militar israelí de Gaza y Jericó.

En mayo de 1994, Rabin y Arafat firmaron el acuerdo de autonomía «Gaza y Jericó primero», mientras continuaba la retirada israelí, lo que permitió el regreso de soldados del Ejército de Liberación de Palestina exiliados en Egipto, Yemen, Libia, Jordania o Argelia.

Luego de 27 años de exilio Arafat llegó a Gaza en julio y asumió como jefe del Ejecutivo de la Autoridad Nacional Palestina (ANP). En las zonas donde regía la autonomía palestina comenzó una afluencia de inversiones de capitales palestinos y extranjeros, además de la ayuda internacional, para preparar los cimientos del futuro Estado.

La lucha interna entre el histórico líder de la OLP y sus adversarios islamistas, opuestos a los acuerdos con Israel, se hizo cada vez más violenta. Arafat quería que Hamas participara en las elecciones generales palestinas de enero de 1996, lo que le hubiera dado mayor legitimidad a su liderazgo. Los islamistas boicotearon los comicios. Arafat fue elegido presidente con 87% de los votos y los candidatos oficialistas obtuvieron 66 de las 88 posiciones.

La elección de Benyamin Netanyahu, líder conservador del Likud, como primer ministro israelí en mayo, agravó la tensión entre ambos países. Las difíciles negociaciones culminaron con el retiro de las tropas israelíes de la ciudad de Hebrón en 1997. Ese mismo año, y en base a los acuerdos entre ambas partes, se logró la liberación de presos políticos palestinos de las cárceles israelíes. A fines de 1997 se produjo un quiebre en las conversaciones, debido a que Netanyahu desconoció lo acordado y continuó con la construcción de nuevos asentamientos ilegales. El hecho originó fuertes enfrentamientos y duras condenas internacionales. Arafat manifestó que, vencido el plazo de cinco años establecido en compromisos asumidos, él declararía un Estado Palestino independiente con capital en Jerusalem Oriental.

En 2000, el presidente estadounidense Bill Clinton invitó a Arafat y al primer ministro israelí Ehud Barak a reunirse en Campo David. Las propuestas norteamericanas e israelíes para un acuerdo definitivo no cumplían las demandas palestinas básicas: no se desmantelaban los asentamientos ilegales de Cisjordania, no se contemplaba el retorno de los refugiados ni el control palestino de las fronteras. Jerusalem, Ciudad Santa para musulmanes y judíos, se convirtió en el mayor obstáculo para la negociación, ya que las partes pretendían erigir allí su capital.

La tensión se agravó con la visita del ex ministro de defensa israelí Ariel Sharon a la explanada de las mezquitas, en Al Quds/Jerusalem. Fue el inicio de una nueva Intifada; una serie de ataques suicidas con bombas en centros urbanos israelíes provocaron numerosas víctimas civiles israelíes y como respuesta Tel Aviv retomó sus bombardeos sobre poblaciones palestinas que dejaron 400 muertos.

La victoria de Sharon en las elecciones israelíes de febrero 2001 fue un nuevo golpe al proceso de paz. Naciones Unidas dio a conocer  que el bloqueo económico impuesto por Israel en Cisjordania y la franja de Gaza, debilitaba  al gobierno de Arafat  por falta de fondos.

La arremetida israelí y el estancamiento de las negociaciones aumentaron la resistencia contra la ocupación y Sharon respondió con asesinatos selectivos a presuntos terroristas y amplió su ofensiva atacando núcleos y pueblos palestinos con helicópteros y barcos de guerra. Varios cientos de palestinos murieron durante la rebelión y las acciones militares continuaron.

Sharon cortó toda negociación con Arafat. La nueva estrategia israelí era no considerar al líder palestino como interlocutor válido. Las restricciones al movimiento de bienes y personas en Israel y los territorios ocupados, arruinaron la economía palestina. El cierre continuado de los puestos fronterizos causó daños irreparables. El desempleo se triplicó, afectando a casi el 30% de la mano de obra palestina.

La cumbre de países árabes en Beirut, -a la que Arafat no pudo asistir porque Sharon lo mantuvo sitiado en su búnker de Ramala durante más de un mes-, culminó con la aprobación de un plan de paz que incluía una decisión histórica: los firmantes se comprometían a reconocer al Estado de Israel, siempre que éste se retirara a las fronteras anteriores a 1967 y permitiera el regreso de los tres millones de refugiados palestinos, y la formación de un Estado palestino con parte de Jerusalem como su capital. Israel calificó de «inaceptable» la propuesta.

En abril Al Fatah, Hamas, Jihad Islámica, el Frente Popular y el Frente Democrático para la Liberación de Palestina, acordaron por primera vez un plan de lucha común «para hacer frente a todo ataque israelí». La mayoría de los 82 suicidas que habían atacado objetivos en Israel y en los asentamientos judíos desde el comienzo de la Intifada, militaban en esas organizaciones integristas. Tras incursiones en  áreas bajo relativo control de la ANP, Israel hizo prisioneros a unos 5 mil palestinos.

En junio de 2002 Bush llamó a los palestinos a repudiar el liderazgo de Arafat y buscar un líder que no estuviese «comprometido con el terrorismo». En diciembre Arafat postergó la realización de elecciones, responsabilizando a Israel.

En marzo de 2003, Mahmoud Abbas (un político moderado) asumió como primer ministro palestino. En abril, Bush presentó a Sharon y a Abbas un nuevo plan de paz conocido como «Hoja de Ruta», impulsado por el denominado «Cuarteto de Medio Oriente» (EU, la UE, Naciones Unidas y Rusia), que debía conducir a la creación de un estado palestino y a la solución de todos los problemas pendientes para el año 2005. Acusado por los sectores radicales de hacer demasiadas concesiones a Israel, Abbas renunció , pero llegaría después otra vez al poder en 2005.

La violencia se intensificó. A ello se sumó la construcción de un muro de separación en Cisjordania, que según Israel buscaba impedir el ingreso de terroristas. Los palestinos consideraron el muro como un intento por demarcar unilateralmente las fronteras con un eventual Estado palestino, en condiciones ventajosas para Israel. La Asamblea General de la ONU exigió que Israel detuviera la obra, pero la Unión Europea y EU pidieron a la Corte Internacional de Justicia que se abstuviera de pronunciarse sobre la legalidad de la construcción. La barrera privó a miles de palestinos de acceder a servicios esenciales como el agua, la salud y la educación, así como a fuentes de ingresos como la agricultura y   el empleo.

En marzo de 2004, tras un doble atentado suicida de Hamas en el puerto de Ashdod, Israel respondió con un plan de «asesinatos selectivos» de líderes de movimientos radicales palestinos. Con un misil disparado desde un helicóptero, Israel mató al líder espiritual de Hamas, el jeque Ahmed Yassin, de 67 años, cuando salía de una mezquita de Sabra (Gaza). Aunque el asesinato provocó el rechazo unánime de la comunidad internacional, EU vetó en el Consejo de Seguridad de la ONU una moción de condena.

Sharon anunció, en abril de 2004, el «Plan de separación unilateral con los palestinos» que incluía la evacuación de los asentamientos de la franja de Gaza y el desmantelamiento de seis colonias de Cisjordania. A cambio, Israel pretendió el apoyo de EU para el mantenimiento de «bloques de colonias» en Cisjordania, donde vive la mayoría de los 230 mil colonos israelíes, y una declaración del presidente Bush negando el derecho al retorno de los refugiados palestinos.

En octubre, las fuerzas israelíes demolieron las casas de cientos de palestinos y derribaron obras de infraestructura, matando a más de 70 personas en lo que constituyó el ataque más cruento en la Franja de Gaza en años. El ataque se realizó luego de que  niños israelíes murieran a causa del disparo de un cohete por parte de Hamas.

El 11 de noviembre de 2004, Arafat murió en París. El funeral de Estado se realizó en El Cairo (Egipto).  Arafat sería enterrado en la sede del cuartel de la Autoridad Nacional Palestina en Ramala, pese a su deseo (denegado por Israel),  de ser enterrado en Jerusalem.

(Continuación)

 

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