Siete Párrafos: ¿Juego de traiciones en las elecciones 2016 en Veracruz?


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por Rodolfo Calderón Vivar

por Rodolfo Calderón Vivar, egresado de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Veracruzana
por Rodolfo Calderón Vivar, egresado de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Veracruzana

El siguiente texto no es una filtración. Tampoco un análisis riguroso de los hechos que aqui se narran. Son parte de un clima de especulaciones y conjeturas en torno a una de las elecciones más atípicas de que se tengan memoria en el estado de Veracruz. Elecciones que dejan más dudas que certezas en cuanto al movimiento confrontado de las fuerzas políticas que entraron en conflicto durante los últimos seis meses de la historia veracruzana. Gran parte de lo que aqui se dice fue publicado en diversas fuentes de información periodística, algunas de notable prestigio. Otras son derivadas de inferencias en cuanto a datos diversos y otras fuentes no públicas. Todo gira en torno a la manifiesta recurrencia  de la percepción de un juego de traiciones entre algunos de los principales participantes, aparejado a la gran inconformidad social de una mayoría de votantes que decidió en contra del partido en el poder veracruzano.

La primera traición en la percepción de muchos priistas veracruzanos,  es la del presidente de la república, Enrique Peña Nieto, al no tomar una decisión para defenestrar al gobernador Javier Duarte de Ochoa, lo cual significó no solo una lápida de cientos de miles de votos potenciales contra el candidato Héctor Yunes, sino el mantenimiento del principal leiv motiv de la campaña de Miguel Angel Yunes Linares. Con un estado ahogado por la inseguridad, decisiones autoritarias y  por la crisis financiera generada por la administración duartista, que tenía  graves denuncias de la Auditoría Superior de la Federación presentadas en noviembre de 2015, se corrieron rumores desde entonces sobre su próxima salida, hubo hasta una reacción de Miguel Angel Yunes frente a los rumores para que no se le diera la opción de renunciar por el riesgo de evadir su responsabilidad. Nunca se procedió contra Duarte y la mala fama del cuasicordobés fue el principal motor de atracción de votos en contra del PRI. ¿Actuó el presidente, Enrique Peña Nieto, de manera deliberada para proteger la causa panista y debilitar al Partido Revolucionario Institucional en Veracruz, con tal de  apuntalar  al grupo de Ricardo Anaya y de los Chuchos, corrientes que le fueron afines en el Pacto por México y que pueden servir de alianza para el futuro de las coaliciones partidistas,  para el último tramo del gobierno peñista? ¿Esa traición se extendió a otros estados, donde coincidentalmente los ganadores son priistas disfrazados de panistas? ¿Fue una traición calculada que no debilita al PRI duro porque sigue siendo, pese a las derrotas, la primera fuerza política nacional al alzarse con el 32 por ciento de votos a favor de todas las elecciones en juego, lo que le da el primer lugar de preferencia nacional, contra el 29 por ciento alcanzado por un PAN dividido en tres corrientes políticas (los de Madero-Anaya, los calderonistas y ahora los de Moreno Valle); contra el 20 por ciento de Morena, quien es al parecer el principal objetivo de ataque  de esta nueva alianza soterrada Peña Nieto-Pan-PRD, y finalmente, el 14 por ciento que alcanza, en la sumatoria nacional, el PRD,  en las elecciones 2016.

La segunda percepción de traición es la del grupo fidelista, representado por Javier Duarte de Ochoa, sobre el cual se hicieron filtraciones, en la última semana previa a las elecciones, en el sentido de que desde Bucarelí habia recibido un mensaje, tras detectar su apoyo al  partido de Morena, en el sentido de que si ganaba el PAN PRD, Yunes Linares lo metería a la cárcel y si ganaba MORENA, entonces sería el mismo gobierno federal el que procedería para encarcelarlo también. Solo le quedaba apoyar al PRI de Héctor Yunes, como ya habían acordado con Manlio Fabio. Lo inconcebible era que si se había detectado una traición duartista, al apoyar a un partido como MORENA, por que no se  procedió, ni se ha procedido en contra de esta conducta contra su partido. Peor aún, a principios de mayo, el propio Héctor Yunes denunció públicamente que el gobernador veracruzano ya había operado en contra de candidatos priistas, durante las elecciones de 2012, al apoyar financieramente la campaña en medios periodísticos del entonces candidato a senador, Fernando Yunes Márquez. Sobre el caso, Javier Duarte reconoció haber llegado a acuerdos con la familia de Miguel Angel Yunes Linares, sin especificar si fueron o no electorales,  debido a que por su investidura tiene  que atender a todas las fuerzas políticas del estado.

Una tercera traición se dió en las elecciones del 5 de junio, de la cual son testigos. priistas de todos los distritos donde se llevaron a cabo las elecciones, porque el apoyo soterrado nunca llegó a través de  sus  operadores soterrados, como se  acostumbra hacer en las estrategias priista de alta intensidad. Los pagos no llegaron a tiempo, o no llegaron, a favor del candidato priista. Se decía, incluso, durante la campaña, que el dinero de apoyo del gobierno duartista llegaba a cuentagotas a la causa del candidato tricolor. Incluso, se habla de una traición del principal operador, tras bastidores,  de las campañas priistas sobre la cual puede haber varias lecturas.  En un audio distribuido poco después de las elecciones, en la que de manera supuestamente oculta se graba a Manuel Cavazos Lerma, delegado del CEN nacional del PRI en estas elecciones, este habla con alguien no identificado para acusar que Gabriel Deantes operó finalmente la estrategia del domingo, día de elecciones, pero para favorecer a Miguel Ángel Yunes. Aunque Miguel Cavazos niega la autenticidad del audio, esta  traición es entendible para explicar como, desde altas esferas del centro del país, pudieron manejar los resultados a favor del candidato panista perredista, en un arreglo -asi se manejó en diversos medios-  para frenar la posibilidad de que Cuitláhuac García ganara la contienda., como todo parecía indicar en la noche del domingo. La clave del triunfo, según algunos analistas que cotejaron estadísticas, estuvo en el voto rural, que lejos de abonarse a la causa hectorista, como esperaban sus seguidores, fue repartido, en una proporción mayor a Miguel Angel Yunes y otra parte, menor, a Héctor Yunes, solo para que MORENA no despuntara en los resultados finales. Ahi, el papel de Gabriel Deantes, tuvo una relevancia fundamental, para hacer los arreglos correspondientes, a indicación de un poder mayor que el estatal.

Una cuarta traición, en la perspectiva de varios priistas, es la del propio candidato, Héctor Yunes Landa. ¿Sabía ya que el verdadero candidato del presidente era Miguel Angel Yunes? De que otra manera se puede explicar el encierro total que promovió en torno suyo, solo para dejar operar  a su equipo de Alianza Generacional. Su actitud y sus estrategias evidenciaron  más que se jugaba a no competir contra su primo, fingiendo que se hacía campaña, solo con unos cuantos a su alrededor.  Si bien es justificada su desconfianza para con los representantes del fidelismo que le pretendieron incrustar en su equipo de trabajo, no es posible que no integrara a su campaña a otras fuerzas políticas o políticos de experiencia, desplazados por el fidelismo, para que se sumaran a la guerra electoral en que estaba inmerso. Despreció el apoyo que desde el sur le ofrecieron para hacerse cargo de un operativo de coordinación general  en un área con gran presencia de MORENA. Despreció ofrecimientos de diversos políticos, algunos de notable prestigio académico, que le presentaron análisis y estrategias para establecer una ruta confiable de búsqueda del voto basado en principios éticos, detección de problemas prioritarios  y planes de solución a través de un ideario estratégico que fuera atractivo para los votantes. Peor aún, nunca pudo romper lanzas contra el gobierno de Javier Duarte pese a la intromisión grosera de obligarlo a una contienda interna innecesaria contra Hector Herrera o a aceptar   a un nuevo presidente del PRI estatal, cuyo nombramiento rayó en la ilegalidad, poniendo en riesgo permanente los votos obtenidos en la alianza de partidos . Se dejó incluso llevar por una pésima estrategia de comunicación, en donde se embarcó en una guerra sucia, que mermó su popularidad entre los indecisos. La entrega inmediata de la plaza el martes 7 de junio, contradiciendo su posición enarbolada el día domingo de que él era el ganador de la elección para el gobernador, deja en el aire muchas dudas sobre si él conocía, de antemano,  el resultado final de estas elecciones. Toda agresividad contra su primo quedó saldada, en un gran comelitón efectuado el 8 de junio, en la ciudad de México, en el restaurant «La Alameda Central», donde se dieron un abrazo de reconciliación, lo cual abona aún a la duda sobre si Héctor siempre estuvo en el entendido de quien iba a ser el ganador de la contienda, en acuerdo a los deseos del presidente de la república.

Contra la palabra empeñada de Héctor Yunes, que ya aceptó su derrota, es la quinta traición, por parte del Delegado Especial del PRI, Manuel Cavazos Lerma y Amadeo Flores Espinoza, presidente del CDE del PRI, quienes procurarán impugnar el conteo electoral, según los boletines distribuidos desde el miércoles, el mismo día de la comida de reconciliación de los primos Yunes en la ciudad de México. Se busca, según ellos, recuperar poco más de cien mil votos anulados ilegalmente a la causa del PRI en cientos de casillas donde se depositaron votos para gobernador. Se habla de un gran fraude electoral, según mensajes distruibuidos por redes sociales y  celulares,  generados desde altos mandos  del grupo fidelista, que instan a revertir el resultado de las elecciones del pasado domingo. Según el último boletín, publicado por el CDE,  se impugnará legalmente, por ese motivo, el resultado de la elección de gobernador. . ¿Por qué Héctor Yunes no estuvo enterado a tiempo de esas irregularidades, antes de declarar su acuerdo con el resultado electoral a favor de su primo? ¿El objetivo de este proceso legal en ciernes tiene un propósito más allá de aumentar la votación de Héctor? ¿Están enfilando los fidelistas su objetivo hacia la anulación de las elecciones? Los medios periodísticos han minimizado paulatinamente esta estrategia priista de último momento.  Por el contrario, se comienzan a enfatizar las noticias el triunfo de Miguel Angel Yunes y la entrega de reconocimiento de su triunfo por parte del OPLE, así como sus primeras giras de agradecimiento a nivel estatal. Se está estableciendo un cerco informativo para minimizar la estrategia legal en ciernes del PRI estatal.

Enmedio de este repaso de la percepción de supuestas traiciones en los escenarios de la contienda electoral del 2016, ya casi concluida, queda sin embargo la impresión que pese a todo, la ciudadanía veracruzana que acudió a votar a las urnas, demostró una conducta cívica correcta y decidida para que esta elecciones transcurrieran  en un ambiente de paz y tranquilidad. Es lo más rescatable del evento del domingo pasado. Una gran mayoría salió a votar para que cambie la situación del Estado de Veracruz.  En ello no hay confusión alguna, por el contrario, si los resultados contra el PRI se dieron precisamente en su contra, fue porque había causa de por medio, generada por un muy mal gobierno de Javier Duarte de Ochoa, que fue factor importante para disminuir la votación a favor del partido tricolor. Lo que hace ahora falta es que los ciudadanos tengan un papel protagónico a partir de este gobierno de dos años que se avecina. El reto es como asumir dicho papel de una manera organizada y participativa, ya sea desde la sociedad civil o desde el seno de los partidos políticos, que hoy más que nunca deben renovarse totalmente en el estado de Veracruz. En la medida que haya mayor participación ciudadana para renovar la política veracruzana, con perspectivas de ir más allá de acuerdos en lo oscuro, creceremos democráticamente. Entonces tendremos más certezas, que interrogantes, sobre los resultados electorales del porvenir.

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