*Débil defensa ante las invasiones
*Los rayados contra los norteamericanos
*Protagonista de la nombradía Cuatro Veces Heroica…
-III-
Por Irene Arceo

Según cuenta la historia, el General Juan O´Donoju, último virrey y capitán de la Nueva España llegó al puerto de Veracruz cuando casi todo el virreinato se encontraba ya en poder de los insurgentes y empezaban a brillar oficiales criollos que apoyaron a Agustín de Iturbide en su plan de Iguala.
En esos tiempos Antonio López de Santa Anna quien había sido nombrado comandante militar de Veracruz y se encontraba asediando la amurallada plaza de Veracruz, se entrevistó con O´Donoju y lo convenció de que se reuniera con Iturbide en Córdoba, donde se firmaron el 24 de agosto de 1821, los célebres Tratados que reconocieron la autonomía política de México.
Poco después, entraría en la capital del país el e
Ejército Trigarante, pero el gobernador Español en Veracruz, don José Dávila transigió con ese arreglo y se refugió en la fortaleza de San Juan de Ulúa, sin embargo, más tarde, fue sustituido por el brigadier Francisco Lemaur de la Muraire.
Santa Anna inició directas y subterráneas gestiones con Lemaur, el nuevo jefe de la fortaleza a quien no convenció. Se dice que entonces ideó una maniobra avisando que estaba dispuesto a entregar Veracruz a los españoles para atraerlos y apresarlos. A Santa Anna no le resultó su estratagema y la ciudad fue bombardeada el 27 de octubre de 1822. Varias de las gentes de Santa Anna fueron aprehendidos y confinados a las mazmorras de Ulúa, junto a un buen número de insurgentes.
Disgustado Iturbide por las personales disposiciones de Santa Anna, que habían precipitado el cañoneo de Veracruz, marchó a Xalapa, deseoso de llegar hasta el puerto y emprender el mismo las operaciones sobre la fortaleza, pero el arbitrario don Antonio López le entrevistó en su tierra natal Xalapa, donde un desaire sufrido en el alojamiento del emperador le hizo ver claramente que se encontraba en desgracia, por lo cual regresó al puerto y , asesorado por don Miguel Santa María, que había actuado como secretario particular del libertador Simón Bolívar, proclamó la República, levantándose en armas, actitud que secundaría el General Guadalupe Victoria quien un año más tarde sería el primer presidente de a República , tras la caída de Iturbide.
Guadalupe Victoria organizó operaciones de fondo sobre Ulúa en contra de Francisco Lemaur y sostuvieron un fuego intermitente durante tres meses. Varios núcleos de la población abandonaron la ciudad, refugiándose en Córdoba, Alvarado y hasta en Yucatán.
Acerca de estas acciones sea calculado que la fortaleza disparó mas de cincuenta mil bombas y granadas. Leonardo Pasquel, comentó este hecho y señaló que seguramente nunca antes, ni después, se dio u combate de tal magnitud en Ulúa y añadió: “Por lo cual la fortificación que fue construida para defender Veracruz como el primer puerto de la Nueva España, resultó ser su principal verdugo, lo cual lo transformó en mártir, para ser declarada heroica, titulo que por tres veces más ganaría luchando contra invasores extranjeros…”
El general potosino Miguel Barragán, gobernador del Estado de Veracruz del 20 de mayo de 1824 al 5 de enero de 1828 que dirigía las operaciones sobre Ulúa, se transformó en el libertador de la fortaleza el 18 de noviembre de 1825 donde entró acompañado de sus tropas izando ahí la bandera mexicana consumándose así la Independencia Nacional. Como premio por sus acciones recibió del gobierno nacional presidido por Santa Anna una espada de oro, acordándose que su nombre se inscribiera en el recinto del Congreso del Estado. Según el historiador Pasquel, Veracruz, aún continúa en deuda con Barragán, quien, siendo presidente interino de México del 28 de enero de 1835 al 27 de febrero de 1836, (en el lapso en que Santa Anna abandonó el gobierno el 23 de enero de 1835), dispuso que su corazón fuese llevado al Castillo de Ulúa por él liberado, y así lo hicieron pero el órgano desapareció del recinto hace mucho tiempo.
Memorables acciones de guerra ganaron para la ciudad de Veracruz- Puerto Mayor en la historia de México, título de Cuatro Veces Heroica, según los decretos que así lo determinan y en las cuatro fechas ha sido protagonista el castillo de San Juan de Ulúa: la rendición de la fortaleza de San Juan de Ulúa, último reducto del virreynato español en 1825; la defensa del puerto ante la incursión francesa en 1838 y los gestos del pueblo veracruzano oponiéndose a las invasiones norteamericanas en 1847 y 1914.
El estupendo historiador Leonardo Pasquel (a quien tuve el honor de conocer y platicar con él en varias ocasiones) escribió acerca de los fracasos de Ulúa en materia de defensa durante las invasiones:
-“Las páginas más tristes de nuestra historia están dedicadas a la injusta guerra que en 1847 desencadenaron los norteamericanos con el propósito de arrebatarnos los extensos territorios que reclamaba su imperialista doctrina del Destino Manifiesto. Primero invadieron por el norte y después atacaron por el Puerto de Veracruz, a cuya vista llegaron los primeros barcos cuando aún se fortificaba la ciudad y el Castillo de San Juan de Ulúa, prosiguiendo el desembarco cerca de Mocambo, lejos de la fortaleza, la cual comenzó a disparar certeros cañonazos sobre los invasores, al avanzar éstos e ir cerrando el sitio sobre la pequeña plaza amurallada, defendida por fuerzas muy inferiores a las yanquis, pero que combatían con decisión al igual que desde las baterías de Ulúa, donde accionaban las 14 piezas de artillería con que se contaba, abriendo fuego sobre los barcos próximos, aunque se disponía de poco parque y con menos víveres, por lo que fueron racionados para la guarnición….”
-“Tras unos días de duras batallas en las cuales varios episodios heroicos se registraron, dejando muy destrozada la ciudad y sus murallas por el constante bombardeo sufrido, los defensores acordaron capitular, impotentes como eran, para seguir en la lucha sin parque y sin víveres ya, y cuando el gobierno del centro había comunicado que no podía ayudar con nada. Entonces, la Ciudad de Veracruz fue ocupada por los atacantes que tomaron también la fortaleza en la que izaron la bandera de las barras y las estrellas…”
La historia consigna:
En diciembre de 1860 llegó al puerto de Veracruz la fuerza expedicionaria española, que se había anticipado a la francesa e inglesa, las cuales venían a México para presionar al presidente Benito Juárez y reclamar por daños producidos por la guerra en personas y bienes de sus súbditos y conseguir el pago de la deuda exterior. El gobierno mexicano había ordenado la desocupación de la ciudad, para evitar los perjuicios de una resistencia armada, deseoso el régimen juarista de entrar en negociaciones con las tres potencias aliadas.
En 1861, el general y político español, Juan Prim y Prats, llega a ocupar la fortaleza de San Juan de Ulúa y Veracruz ante el pacífico retiro de los efectivos mexicanos mandados por el general y gobernador del estado Ignacio de la Llave. Prim, quien asume el mando de la expedición militar española iza su bandera, arriada apenas treinta y nueve años antes. Ahí permaneció hasta que el general Prim -que era ilustre liberal- tras negociar adeudos con Juárez bajo la firma del convenio de La Soledad en febrero de 1862 y al enterarse de la pretensión francesa de crear un imperio satélite en México, sin órdenes expresas de Madrid, ordena embarcar a sus tropas y se retira a Cuba.
A continuación, ondeó en Ulúa el pabellón francés, cuyo emperador Napoléon III, trató de imponerse por la fuerza en nuestro país, enviando como su pretendido monarca a Maximiliano de Austria quien desembarcó saludado por los cañones de Ulúa para disponerse a gobernar México entre 1864 y 1867, periodo en que la fortaleza dio albergue a las tropas francesas de ocupación por lo que una vez más, no cumplió su misión defensiva de Veracruz, umbral marítimo de la patria.
Y se cuenta también que en 1914, Victoriano Huerta usurpaba ya la presidencia de la República, a tiempo que por todo el país cundía la Revolución. En tanto Thomas Woodrow Wilson, vigésimo octavo presidente de los Estados Unidos, (de 1913 a 1921), amagaba con su flota a Veracruz para impedir el desembarco de armas alemanas- en vísperas dela guerra mundial- y para provocar la caída de Huerta.
El 21 de abril de 1914, Wilson ordenó a su armada la toma de la Aduana de Veracruz, y la resistencia popular se produjo, no obstante la desocupación de las fuerzas regulares. El cañoneo aún hacía impacto en el abierto e inerme caserío, así como en el edificio de la escuela naval, donde alumnos y profesores contestaban el fuego bajo las órdenes del comodoro Manuel Azueta.
Fue entonces cuando los olvidados reos de la fortaleza –presidio San Juan de Ulúa (adaptada para este uso durante la dictadura de Porfirio Díaz) fueron armados por el comandante de la misma, teniente coronel Albino Rodríguez Cerrillos, quien mandó a la lucha a los llamados “ rayados” ( por el uniforme que usaban) algunos de los cuales, cayeron con honor, en tanto, otros huyeron y los más se dedicaron a hacer tropelías.
Conocedor y crítico de la historia de Veracruz, Leonardo Pasquel nos apuntó:
-“ Y , también en esta ocasión, el legendario castillo – siempre impedido de cumplir por circunstancias de política interna y de caótica situación general-, contempló impertérrito como los invasores se adueñaban, a sangre y fuego de la plaza, cuya acción habría de significar para la misma el discernimiento de la impar nombradía de Cuatro Veces Heroica Ciudad de Veracruz.
CONTINUARÁ……
