AGUSTIN LARA Y LA CASITA BLANCA ( III) *Majestuoso y teatral se vestía de romántico * El flaco de Oro, un amante temperamental


Por Irene Arceo

(III de VI partes)

por Irene Arceo, egresada de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Veracruzana y miembro con voto en la organización internacional «Reporteros sin Fronteras

México D.F.- Cuando Agustín Lara llegó a la fama tenía una manía por las alfombras. Su nueva musa no podía pisar  por donde había pisado la musa antigua, que se le fue de las manos en un ataque temperamental. Cambiaba  continuamente las alfombras y los tapetes  en su casa y en los escenarios donde se presentaba.

Aunque el flaco de oro no era guapo, según el maestro Pagés Llergo si era elegante y altivo, tenía majestad. Bajaba las escaleras en forma despaciosa, señorial, teatral, medida. Fumaba lentamente, tomaba cognac. Acostumbraba colocar dos copas entre los dedos centrales de la mano derecha sosteniendo la palma en dirección al suelo cuando invitaba a alguien.

Paco Ignacio Taibo I, señalaba que el romanticismo de Lara parecía una prenda de vestir que se quitaba y se ponía según las circunstancias. Taibo y Lara  trabajaron juntos  haciendo un programa  para la televisión, en donde intervenía el compadre de Lara: Pedro Vargas ,el Tenor Continental.

 

-“La Mujer es lo peor del mundo”, confesó Lara a Taibo. Y añadió  algunos adjetivos enérgicos sobre las mujeres, en especial sobre las mujeres que había amado. Después contó  que  su último amor lo había dejado en la ruina y que se había llevado todo, pero cantando a las mujeres se hacía rico nuevamente. Confiaba en muy pocas personas y en ninguna mujer.

ninon agustinTaibo consideraba que ese hombre, había inventado una España sin izquierdistas y un mundo de mujeres de alabastro en nada semejante a sus propias mujeres.

Su carácter era variable, tenía arrebatos de  soberbia y bruscos cambios de humor. Unas veces era generoso y otras mezquino, mostraba a veces gestos de gran señor  como este desplante contado por el mismo:

-“Nunca olvidaré una anécdota de mi vida con María: Trabajaba yo en el Teatro Lírico, era la época de Navidad y le compré un abrigo de visón. Enfilé mi automóvil por la avenida Hidalgo y al llegar a la Esquina de la calle de Soto, la luz roja del semáforo marcó el alto. Mientras esperaba la luz verde, apareció junto a la ventanilla del automóvil una “ mariposilla” de las que abundan por esos rumbos. A las claras se veía que la pobre mujer andaba muy mal de dinero. “Oye mano, regálame un cigarro por favor”, me dijo con voz temblorosa. Yo la miré, me di cuenta que  la pobrecita necesitaba algo más que un cigarro, vestía mal, hacía frio y ella no llevaba ni siquiera un chal para taparse. Sin pensarlo dos veces bajé del auto, abrí la cajuela posterior , donde llevaba el abrigo para María, lo saqué y se lo di. Sin  esperar su reacción puse en marcha el auto y me fui. Al llegar a casa, expliqué a María lo que había sucedido. Ella, abrazándome emocionada me dijo: Agustín,  ésta  es la mejor Navidad de mi vida”. Por supuesto, que le tuve que comprar  otro abrigo y mas caro, dijo este hombre que después María lo abandonaría porque según dijo en el programa de Verónica Castro: mató a una iguana”.(Lo cierto es que hubo capítulos de infidelidades  de  ambos y  violencia domestica que llegó incluso a los balazos).

En la estación Radiofónica Dimensión 13,80  La Nueva Nostalgia diariamente trasmitían   de 7 a ocho de la mañana un programa de Agustín Lara que conducía  Noé Gilberto Torres. En esa serie matutina el  comentarista contó la siguiente anécdota de Alvarito, el pianista  que acompañó mucho tiempo a Lara:

-“Un día llegó Lara al cabaret donde tocábamos y me vio vestido de Blanco y me dijo: ¿ qué? ¿Vas a hacer la primera comunión, para traerte tu vela y allá afuera tengo mi Packard blanco para llevarte a la iglesia…?

Lara Admiraba y quería a Toña la Negra. Ambos se respetaban y se temían. Los dos empleaban el lenguaje alvaradeño eficientemente  y durante muchos años Lara y Toña la Negra formaron una pareja artística inseparable. Ganaron mucho dinero: Lara lo  tiraba, Toña lo guardaba. Ella, grande, hermosa, serena se nombraba a si misma  “una especialista en Lágrimas de Lara”. La Sensación Jarocha, lo consolaba sin meterlo en problemas.

CONTINUARÁ

 

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