Por: Jorge A. González
Periodismo Independiente

Seguramente usted ha escuchado en diversas ocasiones la frase popular: “en política hay que tragar sapos”.
La frase que nos dice que aunque no nos guste algo, hay que soportar, guardar la calma, responder y afrontar la situación.
Desde la psicología se ha determinado que somos unas personas ante la sociedad y somos otros en lo individual.
Pero esta actitud se acentúa más cuando eres figura pública, porque ante los ciudadanos siempre serás un servidor público.
Creo que nadie le ha dicho al Secretario de Salud Roberto Ramos Alor, que anda muy deshinibido en sus declaraciones.
Y es que apenas ayer los compañeros periodistas le preguntaron sobre los contratos farmacéuticos para el sistema de salud estatal.
Esto luego de que se comprobó que fueron cerrados con el empresario jalisciense del partido Morena: Carlos Lomelí.
Enfurecido, Ramos Alor contestó ante este evidente conflicto de intereses lo siguiente:
“Ningún chile les embona”.
Y añadió enseguida:
“Yo quiero que sepan que nunca anduve zopiloteando el cargo, yo fui invitado. Si hay alguien que sea más capacitado que Ramos Alor, ahí está el espacio ”, señaló.
Con estas afirmaciones nos preguntamos: ¿Qué pasa con la clase política de la cuarta transformación?
Cada día es evidente una tremenda falta de comunicación, de oficio político y de diplomacia, pero sobre todo de paciencia.
Para comprender mejor esta situación, la ecuación es muy fácil :
El periodista pregunta a partir de las inquietudes sociales, el político está obligado a responder porque es un empleado de los veracruzanos, y la información no es para complacer al periodista, sino para que la ciudadanía sepa cómo y en qué se gasta su dinero.
Entonces al contestar que “Ningún chile les embona” a los periodistas, Ramos Alor piensa que insulta a los representantes de los medios de comunicación, cuando en realidad insulta a la sociedad veracruzana que le paga su sueldo.
El señor Secretario debe estar consciente de que si no le gusta que lo cuestionen, el sector público no es lo suyo, y como fue invitado y no anduvo tras el cargo, pues como dicen en mi rancho: “la puerta está muy grande”.
Nos leemos hasta la próxima.
