por Candelaria Rodríguez

Metida en la investigación en el intento de aportar desde la perspectiva de género a la administración pública en Chiapas, me distrajo el cúmulo de mensajes que llegaban a mi celular para invitar a que entrara a las plataformas de ZOOM para los conversatorios sobre paridad.La insistente información que llegaba, me hizo detenerme para ver la fecha. Es 14, y el sufragio femenino es el 17 (1953). Revisé mi agenda y vi pendientes, y de pronto llegó de golpe. “mañana es 15 de octubre” me dije, y los recuerdos de mi arribo a Chiapas asomaron. Es una fecha que no quería olvidar, porque fue cuando pise tierras chiapanecas hace 40 años, era la década de los 80, yo tenia 24 años. Saque cuentas, y sigo siendo la periodista que considera que las y los comunicadores son la base del diseño de una información profesional, y que Chiapas es una entidad de riesgo para quienes ejercen el periodismo de investigación, que desenmascara muchas cosas.
Recordar es vivir.A 40 años, los recuerdos aparecen, recorren mi mente que registró la historia. Atestigüé los episodios que han forjado e inspirado la historia de Chiapas. Digamos que he captado, cachado, registrado la historias y sucesos que colocan y muestran a la entidad en una nueva faceta, aunque en 40 años, sistemáticamente, la violencia de todo tipo no ceja, principalmente contra las mujeres, las niñas. Muchas cosas cambian, lo material, la legislación, pero inamovible el atrasó, que llamamos violencia estructural.

Hace 40 años por voluntad propia llegue a Chiapas, a su capital Tuxtla Gutiérrez, justo un 15 de octubre pero de 1980. Arribe recién desempacada de la Universidad Veracruzana. Fue mi deseo venir a cubrir una de las vacantes que tenia la entonces Televisión Rural de Chiapas (TRM-Chiapas). Fui contratada, no sin antes haber pasado la prueba a la que fui sometida, como la primera reportera con carrera en comunicación, después llegarían mis compañeras, Leticia Hernández Montoya, Regina Martínez, Luz María y Geasul.

Hace 40 años no había escuela de comunicación en Chiapas, por eso, menciono que me toco formar parte de ese grupo de comunicadoras profesionales que orgullosamente pusimos nuestros conocimientos reporteriles, de investigación, edición, locución y producción en la naciente televisora, que aparece en la época del Presidente José López Portillo.
En Chiapas cubrí el interinato 1979-1982, Juan Sabines Gutiérrez, el primer gobernador que me agrede, y empuja por el solo hecho de preguntar respecto a declaraciones encontradas que referían una relación tersa con el magisterio, en su discurso oficial, mientras que en el parque central había miles de maestros/as en un plantón que demandaban mejores salarios, rezonificación de zonas, derecho a los servicios de salud, mejores prestaciones sociales. ¿Y tu quien eres?, preguntó, “Soy la corresponsal de Proceso”, respondí, me quedo mirando y sin responder mi pregunta, alargo su brazo me alcanzo para empujar sobre las maceteras que adornaban la entrada del Muse Regional, ubicado en la calzada hoy de las personas ilustres. Tropecé y di vueltas entre las maceteras para no caer, mientras su sequito de guaruras y funcionarios de la época observaron sin detenerse para evitar que yo cayera. Solo me rasparon las plantas, brazos y cara.

Por azares del destino, fui corresponsal de la Revista Proceso (1982/1984), porque su corresponsal Jorge Siu, también reportero del Periódico Número Uno, donde también labore, había fallecido aplastado por una roca. Me incorporo a la Revista Proceso justo cuando había renunciado a TRM-Chiapas, en demanda de mejores salarios ante la carga de trabajo, pero después me reincorporo, y sigo siendo corresponsal de la revista.
Después del incidente de Sabines, seguirían los funcionarios, con lenguaje sexista, porque obvio, la paridad estaba a 8 lustros. Ellos me hacían esperar largas horas para dejarse entrevistar. Pero yo era terca, y era inamovible de la sala de espera hasta lograr que el secretario de economía por ejemplo, se dejara entrevistar por una mujer.
Chiapas resulto una prioridad en mi vida profesional. Hubo ofrecimientos de todo: de funcionarios para sacarme del estado y mandarme a seguir estudiando al extranjero, y plazas en el magisterio y otras instituciones, pero al igual que rechace todo, lo mismo hice en el ámbito profesional que invitaron regresar a laborar en mi propio estado (Veracruz), medios de comunicación en la CDMX como fue la Revista Proceso, en el extranjero la agencia AP, pero con todas las precariedades que me he topado en esos 40 años, siempre preferí Chiapas.

La razón es y sigue siendo una, que Chiapas, como hace 40 años, sigue siendo lo que llamamos en el periodismo, la fuente principal de información. Yo le he llamado a Chiapas, historia sin fin. Son inacabable las informaciones, porque ni bien terminamos una cuando esta iniciando otra.
En estos 40 años he visto pasar a 14 gobernadores. La década de los 80 y 90 fueron los más cruciales: represiones, amenazas de muerte, intimidaciones, marcaje personal del gobierno, hasta con mi hijo mayor de 4 años (Francisco) la policía municipal se atrevió a detenernos como vil delincuentes, solo por sospechosos de un secuestro. Llevados los tres, su padre, yo y mi hijo a la comandancia municipal en calidad de detenidos solo por sospechosos, logré escapar de las oficinas con mi hijo, y corrí a casa de la familia de Susana Solís que vivía en el centro, llame por teléfono para pedir una explicación de la autoridad sobre lo que estaba ocurriendo. Era el tiempo del General Absalón Castellanos Domínguez. Soltaron a Francisco, el padre que era corresponsal del Heraldo de México, y entregaron su automóvil, y solo disculpas, pero denunciamos el hecho en medios nacionales.
En las altas y bajas de la profesión, en 1986 nace el Observador de la Frontera sur a través de una cooperativa, integrada por periodistas, todos/as. La línea critica del periódico de prensa plana, de linotipo, fue objeto de una impactante balacera ocurrida entre 4 y 5 de la madrugada. Diciembre de 1986, cuando el personal había concluido sus labores, las balas llegaron hasta la sala de redacción, ahí quedaron incrustada. Afortunadamente no había nadie.

Un dato más para concluir este breve recordatorio, porque como dije, Chiapas es historia sin fin. En el sexenio de Patrocinio González Garrido el periódico fue objeto de la única auditoria federal, donde los auditores o policías se metieron sin orden de cateo de nada, e intimidaron al personal. Francisco, director del diario, se tuvo que ocultar. En una carta abierta al Presidente Carlos Salina se pidió prorroga para cumplirle a hacienda, y accedieron. Fue el gobierno federal quien accedió, no el Estado. Cuando Salinas visito Chiapas, yo lo perseguí en Venustiano Carranza donde había acudido a un evento organizado por JPGG, y entre matorrales llegue hasta el presidente para entregarle un periódico donde iba la carta de agradecimiento por la prorroga y donde le comunicábamos que habíamos cumplido con Hacienda. Ahí JPGG solo sonrío y le dijo al presidente de que se trataba. Hasta JPGG ningún periódico había sido auditado, el Observador apenas comenzada.

La ola de crímenes de los homosexuales es otra historia llena de agresiones, para quienes lo cubrimos. Una noche a la salida de las instalaciones del Observador de la Frontera Sur, (1986-2002) fuimos a ver la actuación que los compañeros que presentaría en exclusiva para el observador, (Lady ROCK) al terminar regresamos al periódico para seguir y un operativo bloqueo nuestro coche, con armas largas nos rodearon y pedían bajarnos del coche, No lo hicimos pero queríamos saber por qué. A final de cuentas, pasado el tiempo, y desesperada por lo que estaba pasando, intente bajar del coche y los policías judiciales me metieron a culatazos. En el coche, estaban los representantes del Circulo Cultural Gay, porque preparábamos un evento para denunciar la ola de crímenes.En el operativo iba un travesti que había sido herido en uno de los ajuste de la época y fue quien aseguraba que un Tsuru blanco, el de Francisco era el que se usaba para los crímenes de homosexuales. Resultó que le pedimos al acusador que bajara del coche donde lo llevaba la policía para que nos dijera. Cuando el travesti llegó a donde estábamos resulta que se había equivocado y que nos conocía, efectivamente, le había dado seguimiento a su caso, no desde el hospital, desde antes que fuera herido.
Hoy tengo dos hijos maravillosos. Soy abuela, pero mantenerse en lugares donde te amenazan incluida tu familia, no es tan sencillo. Registrar los crímenes de lideres sociales, denunciar a los responsables que solo están un año en las cárceles, o entrevistar a funcionarios como JPGG que de manera grosera me agrede cuando le pregunto unn tema nacional y que repercute en Chiapas, me recrimina de haber echado abajo un programa que pondría en Tapachula, “Contigo nada”, me dala espalda y al entrar a su coche me pega en la cara, al cerrar la puerta. Cuando el funcionariado veía como el gobernador te trataba, actuaban igual. Fue una época difícil.
No me fui a estudiar lejos, me quede estudiando aquí, en Chiapas y vivo en la medianía, feliz, publicando incomodidades no solo al gobierno, sino aquellos sectores que les afectan los temas de género, paridad, masculinidad, aborto, feminicidios, homosexualidad, corrupción, simulación, etc.
Desde Chiapas al mundo, con la Revista Proceso, La Jornada, las agencias AP y France Press, en medios locales como TRM-Chiapas, El Observador de la Frontera Sur, el Sistema Chiapaneco, Cuarto Poder, Número Uno, la radio pública y privada, Expreso Chiapas, la Revista Ni mas Ni menos Mujeres, y las agencias CIMAC y SEMMEXICO.
En los 80 el mensaje fue la agresión, e intimidación.En los 90 el mensaje fue: “tienes hijos, piénsalo” y lo pensé.
Gracias por leerme. Y vamos por más. Sigo haciendo periodismo desde cualquier trinchera.