Por Cecilio García Cruz

Autor de varios libros entre los que destacan #“El Camino” y “El Principito I y II, Luis Daccarett vive alejado de los ruidos sociales y se refugia en su rancho del sur de Veracruz.
Como el filósofo, poeta, músico y filólogo alemán Fried Wilhelm Nietzch, a medida que envejece, le fascinan más las ideas y le atrae menos la gente.
En pequeñas rimas, desnuda y exhibe la corrupción del medio político, y con sarcasmo critica las acciones aberrantes de los gobiernos en turno.
Amigo de sus amigos: políticos, intelectuales, empresarios y artistas. Conoció y convivió con los exgobernadores Miguel Alemán Velasco y Fernando Gutiérrez Barrios (+) quien le susurraba: “lo que hoy parece imposible, mañana puede ser imprescindible”.
Daccarett, es cercano al padre Alejandro Solalinde, y el Presidente Andrés Manuel López Obrador lo tiene muy identificado y ahora más por los #“PRInJipitos”.
En uno de sus textos mas recientes narra: “hace 50 años Echeverría desmontó #Campeche para sembrar arroz. Nada se logró, todo se perdió. Medio siglo después el orate de Andrés repite la historia otra vez. Esto es un ecocidio, un verdadero suicidio, un #Pejecidio que merece el presidio”.
En sus dos volúmenes el autor estampa lo que siente con su característica bravura y sorna, pero con una gran dosis de congruencia.
“El camino”, sintetiza la esencia, la sensibilidad de un hombre apasionado por la lectura que le ha dado experiencia de vida y soporte valioso de cultura. Son escritos breves, incisivos y lapidarios, colmados de picardía y sátira.
Reconozco su infatigable capacidad de arrojo, rigor y pasión en la lucha por un mundo más justo, honesto y próspero; un mundo tan convulsionado urgido de certezas.
No le gusta pavonearse, ni exhibir sus virtudes. Se considera huraño, visceral y asocial.
Luis no es monedita de oro, porque imperturbable en sus convicciones, incomoda e irrita a los destinatarios, sea cual fuere su posición política, económica o social.
En el aspecto sentimental es un padre tierno, amoroso, que se enternece cuando disfruta a sus tesoros, sus tres hijos, a quienes presume con decoro y “son mi libro que más quiero”. Pero eso no lo exime de ser pendenciero que suelta palabrotas a diestra y siniestra.
Hombre de mucha fe, con una conciencia desarrollada y profunda, narra y versa con estilo puntilloso, historias políticas colmadas de una realidad puntual.
En “El Camino”, sinuoso por cierto, critica los abusos perpetrados desde el poder, porque ha sido testigo de la corrupción como sistema de gobierno.
El autor, es un personaje de retos, con amor propio y exagerado en todo lo que emprende. Tiene la cualidad de sostener una posición que desconcierta a Tirios y Troyanos.
Algunos adversarios lo señalan de tener pacto con demonios, chamanes y brujos.
Desde el cobijo de la naturaleza, trinchera o refugio de resistencia, (la antesala del infierno, según él), ventea ingenios y agudezas, hasta convertirse en remolino de tiempo completo, implacable consigo mismo.
Así como el genial Gabriel García Márquez plasmó sus relatos autobiográficos en “Vivir para contarla”, Luis, el autor, El Daccarett de siempre, trazó “El camino”, que es parte de su vida para compartirlo con todos, incluyendo a sus malquerientes.
La portada de “El PRInJipito II” es una espléndida caricatura de Paco Baca con la imagen de un Reyezuelo pisoteando la Constitución.
¿Terco?, ¿Soberbio?… ¡No!, simplemente así es.