Por Felipe Mendiola Parra

Medir fuerzas cuando la patria es primero, muy deplorable
Medir fuerzas cuando el objetivo central de la discusión tiene a la patria primero, es una verdadera necedad e irresponsabilidad actuar en contra; al menos así lo vimos quienes cargamos muchos años de vida que nos han permitido ver el rumbo de la nación.
La exposición verbal que hicieron los que se anotaron para participar con sus propios argumentos, fue muy limitada y, además, repetitiva. Utilizaron frases ofensivas sin un sustento retórico de lo que realmente perseguían los grupos de legisladores connacionales, que llegaron desde el sábado por la mañana al recinto parlamentario. A excepción de Gerardo Fernández Noroña que hizo gala de oratoria.
El primero de septiembre de 1960, el presidente Adolfo López Mateos, anunció la reforma al artículo 27 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, con lo que cesaban las concesiones a particulares para administrar el suministro eléctrico.
La nueva empresa paraestatal Compañía de Luz y Fuerza sería la encargada de suministrar energía en conjunto con la Comisión Federal de Electricidad, fundada en 1949 por el presidente Miguel Alemán.
En ese importante acto, el presidente López Mateos pronuncio esas palabras que aun retumban en los oídos de quienes actúan en contra de los intereses de los mexicanos:
“Sólo un traidor entrega a su país a los extranjeros… especular sobre la propiedad exclusiva y a perpetuidad de nuestros recursos energéticos es traición a la patria”.
Para algunos mexicanos hacer más comentarios de lo mismo ya no tiene sentido, pero si es importante dejar plasmado el criterio de los que observan esos episodios de la historia nacional, de la forma como se van tejiendo a lo largo de los años y las repercusiones que tienen o podrían tener a favor o en contra del pueblo de México.
Por supuesto que no es el fin de la historia, ahora vendrá la nacionalización del litio y después vendrán otros debates, sin embargo, es necesario hacer conciencia que el criterio de los diputados y senadores no debiera ser unilateral, sino pensar antes de tomar las decisiones, en el beneficio que le puedan proporcionar al pueblo mexicano. Más claro ni el agua.
