Aunque en menor escala que en la época de las marchas contra la guerra de Vietnam, en el siglo pasado, varios estudiantes de universidades de Estados Unidos han salido a las calles para protestar contra la demoledora acción militar contra el pueblo de Gaza. El suceso está marcado por los intentos del sistema norteamericano para responder de manera violenta, a través de la fuerza policiaca.
Que los estudiantes universitarios de allá, o de cualquier parte del mundo, asuman una posición tan radical como evidencia de su pensamiento crítico contra una de las guerras más desiguales que se desarrollan en el mundo, como lo es este genocidio contra poblaciones indefensas, sorprende a muchos, dado el anquilosamiento de la participación de jóvenes universitarios en luchas como éstas.
Enfrentan por supuesto toda una contra campaña en los medios para desvirtuar su movimiento de protestas, como un conjunto de acciones con carga de antisemitismo y no como lo que es, un movimiento característico de los ideales de jóvenes en pro de la justicia y defensa de los más débiles que mantiene la tradición lejana de los movimientos sociales, civiles y estudiantiles surgido desde los campus de ciertas universidades del vecino país, tales como la Universidad de Columbia, Texas y California.
No obstante, sorprende que esto suceda en el contexto dominante del peso del neoliberalismo sobre los centros universitarios de ese país que ha adocenado la participación de los universitarios a su mínima expresión, enfocados hacia una visión más empresarial que de conciencia social.
Si bien el conflicto de Israel contra Gaza surgió después del brutal ataque de un grupo Hamas, que incursionó en territorio israelí para secuestrar, e incluso matar, a jóvenes asistentes a un concierto musical, la respuesta del gobierno israelí, encabezado por Benjamín Netanyahu, arroja ya más de 30 mil palestinos asesinados desde octubre del años pasado, que comenzó la guerra.
Con un pueblo palestino arrinconado ante los bombardeos de la artillería israelí y desplazándose a territorios más alejados de la frontera judía, que un grupo de jóvenes unan sus voces para protestar en contra de la matanza inmisericorde es un hálito de esperanza de que la solidaridad por causas justas ha brotado nuevamente en buena parte de los estudiantes de las universidades mencionadas.
Pero, a diferencia de las marchas organizadas en las décadas de los sesentas, donde incluso tenían el apoyo de un sector de la sociedad norteamericana opuesto a la guerra de Vietnam, ahora la desinformación y descalificación de su movimiento, no les está generando simpatía, entre una ciudadanía cada vez menos interesada en involucrarse en temáticas que atañen a conflictos en que suceden en otras partes del mundo. Sin embargo es alentador que las nuevas generaciones en los ámbitos de las universidades, retomen viejos caminos de la protesta social contra situaciones injustas como la que viven los palestinos. Ojalá su ejemplo prolifere…
EfACICO 