La Batalla de Tolome


por Mario Jesús Gaspar Cobarrubias, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana

(Continuamos trabajando en la investigación, difusión y asesoría de la historia en Veracruz. Después del éxito del Coloquio de Historia por los 500 años de la llegada de los Doce apóstoles franciscanos a San Juan de Ulúa el 13 de mayo de 1524, este fin de semana fue de apoyar a quienes se interesan por nuestro pasado veracruzano.)

El sábado 18 de mayo recibimos al ingeniero Pedro Granados Ramírez, miembro de la asociación cultural Rescate Histórico de México, A. C. en la ciudad de Tampico, Tamaulipas. Lo llevamos a conocer el pueblo de Tolome en el vecino municipio de Paso de Ovejas, así como el campo de la batalla librada el 3 de marzo de 1832 entre el ejército del general de división Antonio López de Santa Anna por la rebelión del Plan de Veracruz y el del general general de brigada José María Calderón Garcés por parte del gobierno del vicepresidente Anastasio Bustamante.
Su interés es porque en esta batalla de 6 horas y donde murieron 112 hombres de ambos bandos, combatieron y murieron 2 militares del Estado Mayor de Santa Anna, que combatieron con él en la batalla de Tampico del 11 de septiembre de 1829 y son recordados como héroes en el Estado de Tamaulipas: el coronel Pedro Landero y el mayor Juan Andonaegui.
Arribamos a Tolome después de las 10:00 AM para reunirnos con mi «hermano» el Lic. Roberto Carlos Olmos Vázquez (quien ayudó a la cobertura fotográfica de esta visita) y que conociera el Monumento a los Caídos en la batalla de Tolome que los miembros del grupo ciudadano Tolome Unido, del equipo de Exploración y Estudio del Camino Real Veracruz-México (EXESCR), la agencia municipal y vecinos de Tolome, inauguramos el 3 de marzo de 2020 en memoria de los muertos de ambos bandos, que murieron defendiendo su visión del orden constitucional, violentado desde las elecciones de 1829 y que desembocó en el gobierno centralista y represor del vicepresidente Bustamante.
Después de explicarle el desarrollo de la batalla, visitamos a don Eugenio Ramírez Hernández -quien fuera agente municipal cuando se inauguró el monumento-, quien nos recibió con una comida de pollo, carne de res, agua de piña y mangos petacones, así como con la buena noticia de la próxima inauguración de la Unidad Deportiva de Tolome. Nuestro visitante tuvo oportunidad de ver y tocar la bala de cañón de 18 libras de peso (8.5 kilógramos), 40 centímetros de diámetro y hecha de hierro fundido, que se localizó hacia 1978 y fue donada en 2020 para el futuro Museo Comunitario de Tolome. Constituye el primer testimonio físico de material militar encontrado el área donde pudo estar el pequeño caserío de Tolome en 1832 y del uso de artillería por el ejército vencedor, su carencia fue una de las causas de la derrota de Santa Anna.
Después visitamos el puente del río Tolome, punto geográfico donde inició el combate a las 10:00 horas del 3 de marzo de 1832 y la placa que el equipo EXESCR, el grupo Tolome Unido y donada por el ingeniero tolomense Rubén Francisco Chávez Osorio, inauguraron el 3 de marzo de 2022, con la reseña de la historia de la actual congregación de Tolome desde tiempos prehispánicos hasta el siglo XX. No dejamos de visitar de lejos las Lomas de Tolome donde finalizó la batalla con la masacre de los partidarios de Santa Anna a manos de la caballería gubernamental.
Como expliqué al ingeniero Granados, el mayor Juan Andonaegui murió despedazado por los cañones enemigos cuando en la penúltima fase de la batalla, dirigió un contraataque tratando de capturar los cañones enemigos y el puente del río Tolome, a través del cual pasaba el camino real de Veracruz a México. El coronel Landero, por su parte, murió en la primera Loma de Tolome masacrado por los jinetes enemigos cuando la infantería rebelde huyó al verse superada y por su falta de buena preparación militar -se trataba de milicianos recién reclutados en su mayoría- no pudo organizarse para proteger su retirada.
Los cuerpos de Andonaegui y Landero, junto con los de todos los caídos, fueron quemados en una gran hoguera esa misma tarde después de la batalla y los restos sepultados. En 1833, el general Santa Anna ordenó exhumarlos y se les dio sepultura con honores en 1834, en el nuevo Cementerio General de Veracruz, apodado «El Canelo» por la población. Este camposanto fue cerrado en 1932 y demolido para dar paso al Parque Deportivo Veracruzano y en la década de 1990 fue también derrumbado para construir el actual Parque Ecológico sobre la avenida 20 de noviembre entre las calles de José Azueta y Agustín de Iturbide.
Si bien se conoce que muchos restos pudieron pasarse al Panteón Particular Veracruzano que fue inaugurado en 1896, los restos de los caídos en Tolome, del irlandés John Patrick Riley que formó parte del Batallón de San Patricio y de otras personas relevantes en la historia de Veracruz, no se conservaron ni fueron trasladados ni tienen tumba señalizada o en el libro de registro del Panteón Particular, que indique su sitio de descanso final. Por lo que ya es inútil tratar de localizarlos. Lo más que se puede hacer es rescatar para el pueblo de México, su memoria histórica a través de investigaciones y documentos. Quizá en el futuro se puedan levantar monumentos o poner placas que les recuerden.
Después regresamos a Veracruz a almorzar y visitar la librería Mar Adentro, donde encontró información sobre el Himno Nacional, que fue mandado a hacer por Santa Anna para celebrar los 25 años de su victoria en Tampico; misma que en 1829 le dio el ascenso al grado de general de división (el más alto en su época), el título de Benemérito de la Patria y la fama de héroe nacional, por la cual fue llamado a dirigir la rebelión de 1832 por el general Ciriaco Vázquez y el coronel Landero, amigos suyos desde la época de la Guerra de Independencia.
Nos despedimos cordialmente hacia las 8:00 PM, él para volver a Tampico, dejándome la invitación de ir allá para conocer el territorio y estudiar lo que queda o se sabe de los fortines que participaron en la batalla de 1829, Por mi parte me comprometí a apoyarles con la información que tenga o vaya encontrando, así como a dar conferencia allá para los miembros de Rescate Histórico de México, A. C. que tienen estudiando el tema de la batalla de Tampico desde hace 20 años.
500 AÑOS EN POBLACIONES DEL CAMINO REAL
En el transcurso de esa misma tarde me llegó la invitación para dar conferencia en Plan del Río, en cuanto terminen de pintar el mural que replica la litografía «La marcha de la conducta», obra del pintor inglés Thomas Egerton en 1836, Y que representa la vista panorámica idealizada al estilo del romanticismo neogótico, de pueblo, iglesia y fortín de Plan del Río desde el gigantesco muro de contención del camino real Veracruz-México construido en abril de 1803 por el Consulado de Veracruz en la cuesta que se dirige hacia Cerro Gordo.
Acepté pues le tengo cariño al pueblo de Plan del Río donde he hecho exploración y estudio del camino real, sus puentes, fortín, mesón e iglesia desde 2011, forma parte de la ruta de mis expediciones documentales cuando caminamos desde Veracruz a Perote, también he dado varias conferencias y en 1816 les aporté el estudio de la fecha del 18 de febrero para que conmemoraran 200 años de construcción de su fortín de Órdenes Militares y desde entonces en esa fecha el pueblo y las autoridades del municipio de Emiliano Zapata realizan diversos actos cívicos y públicos recordando la entrada en servicio de esta fortificación que constituye su principal monumento histórico.
El año próximo se cumplirán 500 años de la fundación en Plan del Río de la primera venta para viajeros del camino real de Veracruz a México, por don Pedro de Maldonado, soldado del capitán-general Hernán Cortés, a quien le fue concedida la autorización de establecer este mesón en tierras del pueblo totonaco de Pangololotlán, A partir de entonces al sitio se le irá conociendo como Plan del Río.
En 2025 también se cumplirán 500 años de fundación de la venta que dio nombre y origen a la ciudad de San Miguel de Perote el 20 de junio de 1525. Y también 500 años de la reubicación de la Villa Rica de la Vera Cruz (fundada por Cortés hacia el 20 de mayo de 1519 jurídicamente en las playas frente al islote de San Juan de Ulúa y físicamente sus edificios frente al pueblo totonaco de Quiahuiztlan después del 28 de junio de 1519) a la orilla izquierda del río Huitzilapan hacia el 15 de diciembre de 1525. En 1527 inició funciones su cabildo (formado por 6 regidores de Villa Rica y 6 de la villa de Medellín, cuyos vecinos se pasaron a la nueva población) y fue rebautizada con el nombre de Veracruz. Lo que sobrevive de ella, que fue la primera ciudad de la Nueva España, son los edificios del hoy pueblo de La Antigua (nombre que fue adoptando desde el siglo XVIII y se convirtió en oficial en 1825).
Otras poblaciones del camino real de Veracruz a México podrían tener festejos o conmemoraciones similares, pues en 1525 se establecieron muchas ventas para atención de los viajeros. Siendo atendidas por españoles que dejaron las expediciones al mando de Cortés, Alvarado, Sandoval y otros capitanes, asentándose a orillas de la naciente ruta, sus establecimientos muchas veces crecieron hasta convertirse en haciendas y pueblos de origen hispano o mestizo cuando ya existía una población indígena en sus proximidades.
FORTALEZA DE SAN JUAN DE ULÚA
Hoy domingo 19 de mayo, acompañé al joven Ethian, hijo de mi amiga de universidad Dulce María Bazán Canales, para tomar fotos de algunas cosas interesantes en la fortaleza de San Juan de Ulúa, para el video documental que está realizando de la misma para su universidad y donde estoy colaborando como su asesor en historia y arquitectura militar desde hace semanas.
Entre las cosas que le mostré como de interés para su producción, están las colisas, estructuras en forma de media luna, que servían para montar los cañones giratorios ingleses que el presidente Santa Anna mandó a comprar en su último mandato de 1853 a 1855 y se montaron en diversos años para la batería del glacis y los lunetos de San Juan de Ulúa, así como en los baluartes de Nuestra Señora de la Concepción (hoy desaparecido) y Santiago (el edificio existe pero las colisas fueron demolidas y solo queda la huella de sus cimientos en la plataforma del muro a barbeta que mira hacia la calle de López Rayón).
Estos cañones podían disparar en un arco de 90 grados y no estaban empotrados en merlones como la artillería tradicional española en la primera mitad del siglo XIX. Se compraron para reforzar las defensas de Veracruz cuando se estaban reparando los grandes daños que la flota francesa causó a la ciudad en 1838. Y en el norte del país seguían los problemas con Texas, anticipando la Primera Intervención Norteamericana de 1846 a 1848, donde México perdería el 55% del territorio que heredó del virreinato de la Nueva España en 1821.
También le mostré varias placas antiguas y halló buena información en el museo de la Casa del Gobernador, aunque solo hallamos abierta la planta baja. Y no dejé de tomarme la foto clásica en los arcos dentro de la Cortadura de San Fernando, con su efecto óptico de infinita profundidad y repetición.
Es muy importante, para quienes hacemos investigación y difusión de la historia a nivel profesional, apoyar y estimular a nuestros jóvenes que muestran interés en aprender y hacer cosas, De esa forma, el conocimiento adquirido durante años dará frutos en las siguientes generaciones.
Fue un gusto encontrar y saludar a mi buen amigo el maestro José Hernández Téllez, físico-meteorólogo de la Universidad Veracruzana. quien siempre ha apoyado mi trabajo y respeto mucho. Así como a otros guías de turistas que conozco desde hace más de 10 años. Me da gusto que pese a las oleadas de intenso calor, siga la afluencia de turistas a la fortaleza y ellos tengan trabajo e ingresos.
Me despido de ustedes para descansar un poco y les deseo que tengan un muy feliz inicio de semana.
¡Benditos sean todos!

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.