​​Roberto Bravo Garzón:​ a doce años de su deceso​  


Voy a recordar  algunos de los hechos más relevantes que le otorgan un lugar muy especial al rectorado de Bravo Garzón. Entre otros, el importante crecimiento de la matrícula; la ampliación de la oferta de carreras y de especialidades; la creación de los grupos artísticos que, hasta a la fecha, continúan dando lustre y prestigio a la UV y que van desde la incorporación de La Orquesta Sinfónica de Xalapa a nuestra universidad para hacerla la más importante del país, hasta la creación del Ballet Folclórico que tanto orgullo nos produce y que -en no pocas ocasiones-, ha sido embajador cultural de nuestro país en diferentes lugares del mundo. También recordamos  la creación de la Orquesta de Salsa y la incorporación de La tradicional Orquesta Moscovita con el propósito de generar una labor de rescate y de difusión de la música afroantillana por representar ambos grupos-, un elemento de identidad respecto del tipo de mestizaje ocurrido en esta región de la república. 

Creó  la Orquesta Universitaria de Música Popular, con el objeto de preservar y difundir la música de las grandes bandas y contar, además, con un grupo permanente que amenizara las fiestas de graduación de los alumnos de nuestras facultades y que, adicionalmente, ofreciera conciertos para la comunidad abierta, mismos que, a la fecha, constituyen un gran atractivo para los habitantes de Xalapa y de otras ciudades de nuestro estado y de todo el país. 

Bravo Garzón jugaba en las grandes ligas de la política nacional en beneficio de nuestra casa de estudios. Nos contaba la anécdota de cuando, siendo presidente José López Portillo, fue invitado a presenciar parte de    un programa especial de una sesión del Consejo Universitario -preparado para la ocasión- y narró cómo, el mandatario quedó prendido de las interpretaciones de la Orquesta Universitaria de Música Popular, al grado de pedir que repitieran algunas de las melodías interpretadas bajo la batuta de Mateo Oliva. En plena alegría por lo que escuchaba, le comentó al gobernador Rafael Hernández Ochoa y al propio rector Bravo Garzón que, en fecha muy próxima, recibiría la visita del presidente de los Estados Unidos de Norteamérica y que, con ese motivo, conforme a ese protocolo de la  diplomacia, ofrecería una cena de gala en la residencia oficial de Los Pinos. Así que, de manera cortés, les pidió que aceptaran enviar a la Orquesta para amenizar el evento, cosa que, por supuesto,  ocurrió.  

Pero no solo eso, orgulloso como era López Portillo de la cultura mexicana decidió enviar al Ballet Folklórico -que dirigía Miguel Vélez Arceo- como embajador cultural de México a diferentes ciudades capitales del mundo en una gira que hizo historia y llenó de prestigio a nuestra casa de estudios. 

López Portillo presenció la actuación de los diferentes grupos artísticos y constató su calidad y riqueza cultural y, eso, le abrió las puertas a nuestro visionario rector para conseguir importantes incrementos presupuestales que nos llevaron a vivir una época de oro en la expansión de la matrícula, el equipamiento de nuestras instalaciones, las prestaciones económicas de su personal y un apoyo absoluto para realizar -como nunca-, la difusión y la extensión universitaria.   

Bravo Garzón sabía hacer política de la buena. Y lo hacía con «mucho trabajo» (como le gustaba decir), esfuerzo, talento y una singular habilidad para manejar su instinto político, su sólida formación profesional y sus privilegiadas relaciones políticas personales y en el gobierno federal. 

Otras de sus creaciones -y recreaciones-, fueron: La compañía del Ballet Contemporáneo; El grupo de Jazz Orbis Tertius; La Orquesta Sinfónica del Puerto de Veracruz; La Compañía de Opera; el Gran Coro; La Orquesta de Cámara; El Ensamble de Guitarras Xalapeñas; El Quinteto de Alientos; La Compañía de marionetas Patakés; y El Grupo Tlen Huicani de Alberto de la Rosa. 

Entre sus muchas y exitosas iniciativas estuvieron: el canal de pruebas hidrodinámicas para la naciente carrera de Ingeniería de Diseño Naval; el Hospital de Gineco-obstetricia que llegó a ser un referente en América Latina en su especialidad y que contaba con una bomba para  transfusiones -que nos presumía mucho- porque muy pocos hospitales, en el país, la tenían. Ni que decir de sus instalaciones que eran espaciosas y dignas para atender a la población de mujeres embarazadas de nuestro estado; así mismo fue de de la mayor importancia el reequipamiento de Radio Universidad que fue dotado de mayor potencia para sus transmisiones   

Mención especial merece la creación de la Compañía de Teatro que contó con un gran elenco actoral y buen presupuesto para producir puestas en escena que llamaron la atención de propios y extraños. Año con año, obtenía los principales premios y distinciones nacionales. Un requisito para que una obra pudiera ser considerada para la premiación era que dicha obra tenía que presentarse en el Distrito Federal. Como ya nos veían como una competencia demasiado fuerte empezaron a surgir inconvenientes para conseguir salas con el fin de que, al no presentarnos en la capital del país, no pudiéramos participar de las premiaciones anuales. Empezaron a surgir inconvenientes​ para conseguir salas con el fin de que, al no presentarnos en la capital del país, no pudiéramos participar de las premiaciones anuales. Bravo tomó al toro por los cuernos y decidió comprar un teatro para nosotros: El Teatro Milán, con lo que tuvimos garantizado un foro para nuestras presentaciones. 

Bravo Garzón fue egresado de la Facultad de Derecho y de la Facultad de Filosofía de la UV, así como de la Maestría en Desarrollo Regional de EL Colegio de México de donde regresó para fundar la Facultad de Economía.

Como desarrollista siempre tuvo en mente la conceptualización de las potencialidades que tenían las 5 grandes regiones de nuestra entidad. De ahí que lograr la descentralización de la universidad -hacia esas zonas-, constituyera la obra que más le enorgullecía.

Aquél 24 de mayo de 2012, hicieron guardia de honor, rodeando el féretro de Roberto Bravo Garzón,  al costado derecho, Eduardo Rergis Pacheco, Gerardo Gallegos Cázares, Irene Arceo Muñiz, Raul Pozos. En el costado izquierdo, Lorenzo Hernández García, Victor Manuel Filobello y María José D´Flon Cuevas

Bravo era un maestro siempre.  A cada momento nos prodigaba de comentarios, referencias, anécdotas, experiencias y reflexiones. Como cuando nos narró la estrategia que ideó para hacer posible la descentralización. Sabía que si se planteaba inadecuadamente sería rechazada. Antes que nada era un político y por eso una de las bases del proyecto tenía que pensarse teniendo en cuenta la mejor forma de asegurar su viabilidad. Así que decidió ir a platicar con el ex-presidente Miguel Alemán Valdés a quien le expuso el proyecto, puntualizando las ventajas que, en el mediano y largo plazos, traería para cada una de las regiones el formar a los profesionistas que ahí se irían requiriendo en los próximos lustros. Según nos contó, el Lic. Alemán lo comprendió de inmediato y entendió el papel que, con su visita, le estaba solicitando. El ex presidente era un personaje muy estimado y gozaba de una amplia autoridad humana y un gran liderazgo personal, en toda la entidad. Aceptó ser portador de la idea y le dijo al rector que hablaría con cada uno de los personajes claves en cada región para que no vieran con desconfianza el proyecto y decidieran apoyarlo.  Y,  así, con la invaluable intervención del ex mandatario,  la descentralización se hizo realidad y no solo se evitó el rechazo sino que muchas organizaciones obreras, empresariales y sociales prestaron instalaciones para que se establecieran las primeras facultades.                                              

Bravo nos comentaba ese tipo de confidencias que formaban parte de la intimidad política para que aprendiéramos. Eran producto de la experiencia y suponían un dominio del oficio público que, con afecto, nos entregaba a quienes éramos sus alumnos y colaboradores cercanos. Eran el tipo de enseñanzas que no están en los libros. Creo que, por generaciones, esa manera de formar cuadros fue parte del secreto de la eficiencia y de la habilidad que poseían los integrantes de lo que fue dado en llamarse, el régimen de la revolución.

Quienes tuvimos el privilegio de formarnos a su lado, le guardamos gratitud y admiración.

Descanse en paz nuestro maestro y amigo. 

Xalapa de Enríquez, Ver. a 24 de mayo de 2012

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