AMLO, nadie es tan perfecto, ni tan imperfecto.


Por: Maria Elvira Santamaria Hernandez

Por un lado tropiezos, imprecisiones, contradicciones, decisiones viscerales, empecinamientos, medidas equivocadas, apertura de frentes múltiples y de litigios laborales y judiciales, lenguaje de chacoteo y descalificaciones en boca de la más alta investidura: “canallas”, “cucar”, “me canso ganzo”.

Por Elvira Santamaría Hernández, egresada de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana

Por el otro, sobrada buena voluntad, indiscutible propósito de honestidad, de erradicar la corrupción y de implementar una incipiente democracia participativa; de ensayar más equitativas formas de progreso y de tornar en hechos los alcances de la justicia social, negada hasta ahora a más de 50 millones de mexicanos.

Pero el punto de partida, esa inusitada, obstinada y a la vez ingenua confianza en regir a partir de concebirse como encarnacion del imperativo categórico de Kant, que desde su pedestal moral guiará a todos por el camino de la virtud, con la potestad irreductible de perdonar o condenar, deforma el propósito y a la larga reduce el horizonte democrático.

Una muy querida amiga mía partidaria de Andrés López Obrador expresó en defensa del nuevo gobierno: “meterá la pata, pero no la mano”. Espero sinceramente, que esa frase no resuma las cualidades de la Cuarta Transformación. Necesitamos mucho más.

1 comentario

  1. Pues si nadie esperaba un régimen como el actual, pero millones lo respaldan y no declinan sus esperanzas y anhelos.
    Nos cansamos de las infamias pasadas y sus múltiples agravios.
    Y queremos algo distinto.
    Y los insultos seguirán ahí está la soez expresión de los paramilitares chiapanecos autollamados zapatistas.
    Faltan seis años de bajezas parecidas.

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